Un grupo de científicos argentinos comenzará en estos días los ensayos científicos de Fase II, que buscan comprobar la seguridad e indicios de efectividad, de lo que puede convertirse en la primera opción disponible en el mundo para tratar el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH). Se trata de una patología grave que, en Argentina, registra unos cuatrocientos casos al año, básicamente en chicos. De esos, uno de cada cinco terminará recibiendo un trasplante de riñón ya que se ha convertido en la primera causa de insuficiencia renal aguda pediátrica y la segunda de insuficiencia crónica. Además, su mortalidad es de alrededor del 3% de los casos.
En el futuro podría usarse para tratar brotes de hantavirus y de Ebola
¿Por qué es importante? “Esta patología es causada por la toxina Shiga producida por ciertas variantes de la bacteria Escherichia coli, que puede estar presente en agua y alimentos contaminados, típicamente la carne de hamburguesas mal cocidas. Y es importante encontrar algunasolución porque, según la OMS, “en Argentina es una patologia endémica y el nuestro es el país conmayor incidencia mundial de SUH en menores de 5 años”, le dijo a PERFIL la doctora Vanesa Zylbermanm, actual directora técnica de Inmunova. Y agregó: “hasta ahora no existe, en el mundo, un tratamiento específico para prevenir o curar esta enfermedad. Y aunque Argentina tiene el récord de casos, también suelen registrarse brotes de esta patología en otros países. Por eso pensamos que –si nuestro tratamiento funciona–, además de aprovecharlo localmente podríamos exportarlo”.
Los expertos tienen previsto analizar los resultados de la Fase II a mediados de 2023 y, si todo está OK, encarar la Fase III que implicaría tratar a cuatrocientos afectados, algo que es prácticamente seguro en cuanto a fondos ya que la totalidad de estos estudios -que es de unos US$ 15 millones- ya los tienen asegurados.
El paso actual del ensayo clínico es abierto y la inclusión voluntaria. Una vez finalizada esta etapa, los resultados de evolución de los pacientes tratados será comparada con los datos históricos (previos a la pandemia) de pacientes hospitalizados en los mismos centros. Con esos resultados se diseñará la Fase III, que será un estudio aleatorizado, doble ciego y con grupo control, que terminaría en el 2025.
Para Linus Spatz, cofundador y director del Laboratorio, “esta plataforma terapéutica que incluye el uso de “anticuerpos policlonales”, que hoy estamos desarrollando y estudiando contra el SUH, también tiene otras posibilidades. Ya la usamos para tratar covid-19, con buenos resultados, y pensamos que podemos adaptarla para tratar otras patologías locales, como el hantavirus que casi todos los años registra algún brote. Y creemos que podría usarse para prevenir y tratar epidemias de ébola, que hoy es un tema de salud muy grave en muchos países del norte de África”.