SOCIEDAD
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Mujeres que renuncian a todo para ser amas de casa

En la Ciudad el 10,5% de las mujeres de entre 25 y 60 años con estudios terciarios o universitarios está profesionalmente inactivo. Eligen dedicarse a la familia. Más información en la Edición Impresa.

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La vieja tradición que indica que mientras el hombre trabaja la mujer debe velar por el bienestar de su familia y el cuidado de la casa parece contar todavía, en tiempos de varios triunfos femeninos a nivel social y laboral, con numerosas adeptas. Un 10,5% de las mujeres de entre 25 y 60 años de edad con estudios terciarios o universitarios completos permanece inactivo.

Así lo indica la última encuesta de la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad, que agrega que para los hombres la cifra se reduce al 1,2%.

“Cuando trabajaba todo el día, llevar a mi hijo a la plaza era como tener que sacar el perro a pasear, se había convertido en una obligación más que en un disfrute”, aseguró al diario PERFIL Romina Monti, una licenciada en Administración Hotelera con futuro promisorio que dejó todo cuando tuvo a su segundo hijo.

El sentimiento de culpa por una ausencia prolongada durante la semana es un sentimiento que también transitó Valeria Smimmo. “Hay madres profesionales que me llaman para que les saque una foto a sus hijos en un acto escolar porque no pueden ir. Yo me imagino en el lugar de ellas y creo que me muero”, confesó.

Sin embargo, no cualquier mujer está en condiciones de dejarlo todo por el hogar. Estar casada y no tener la necesidad económica de trabajar es indispensable, admite Valeria.

Con todo, las mujeres cuyo trabajo es ser amas de casa sufren desde hace algún tiempo cierto desprestigio social. Pero Gabriela Ballanti no se siente disminuida ni subestimada frente al modelo de mujer imperante.

Profesora de Filosofía y Psicóloga, de 55 años de edad, nunca ejerció su profesión y no sufre ser ama de casa y estar con sus hijos. “Hasta les encontré la vuelta a las tareas domésticas. Si tengo que planchar, pongo una película y plancho hasta que se termina. No sabés lo que aprendí de cine”, contó entre risas.