La pandemia del 2020 trajo una larga lista de consecuencias sobre la salud de los argentinos. Algunas evidentes desde el mismo momento del Covid. Pero otras fueron mostrándose tras hacer análisis retrospectivos de los datos. Claro que estos no solo sirven para lamentarse sino que deberían ser la base del diseño de acciones y campañas de salud, que busquen revertir –lo antes posible– el deterioro de la salud pública en campos complejos y duros como la oncología.
"Calculamos que hay por lo menos 1500 pacientes de obras sociales, en Argentina, que tienen cáncer y todavía no lo saben", le resumió a PERFIL el doctor Ernesto Gil Deza, director de Investigación y docencia en Instituto Oncológico Henry Moore de Buenos Aires. "Y se podría extrapolar a que hay casi 10 mil personas que pueden tener un cáncer y no lo saben por no haberse realizado estudios de prevención en tiempo y forma.
En pocas palabras, los datos indican que, a causa de la pandemia, "retrocedimos a la cifras que teníamos hace casi 20 años en el diagnóstico de nuevos pacientes con cáncer. Y el verdadero impacto en la sobrevida y curación del cáncer del año 2020, se verá –por cuestiones estadísticas– dentro de un lustro. Pero lo más probable es que sean resultados peores a los años prepandémicos.
El experto detalló también otros hechos que dan cuenta de cómo la pandemia y el aislamiento deterioraron la salud oncológica. "Solo tomando en cuenta las estadísticas de nuestro instituto durante el año 2020 registramos una importantísima disminución en la detección de nuevos casos: antes de la pandemia hacíamos unos 2500 diagnósticos anuales. En el 2020 apenas detectamos 1398 casos, (40% menos.). Y todavía hoy –2024– no llegamos a recuperar las cifras de antes de la pandemia".
Según Gil Deza, "calculamos que quienes más postergaron sus controles periódicos son varones, relativamente jóvenes y asintomáticos. Con mayores probabilidades de tener cáncer de colon, próstata o melanoma (piel) que hoy podrían estar siendo tratados". En mujeres, estamos registrando particulares demoras en el diagnóstico de estadíos tempranos de cánceres de mama y de cuello uterino".
Otro dato que revela esta tendencia es que es menor la cantidad de pacientes que concurren a las consultas periódicas sin síntomas. Antes del Covid, el 62,5% de los pacientes eran asintomáticos. Esa cifra cayó y ahora el 59% no tiene síntomas. Esto se traduce en que las detecciones tumorales son más tardías. Finalmente, también están registrando una suba en la cantidad de tumores diseminados: antes era el 30% de los casos. En la pandemia ese número subió al 32%.
Más información, mejores tratamientos
Este y otros datos surgen del primer estudio realizado por un grupo de profesionales sobre una amplísima base de datos que ofrece una muestra muy representativa de los pacientes de clase media de la Argentina. Gil Deza, contó que "en estos días estamos presentando ‘Síntesis’, es una completa base de información, anonimizada, que el Instituto Moore armó a partir de recopilar y sistematizar más de 25 años de datos sobre cáncer a partir de personas que consultaron y fueron tratadas en el Instituto Henry Moore de Buenos Aires".
El profesional explicó que "desde el año 2000 venimos ingresando consultas y seguimientos en una historia clínica electrónica completa. Tenemos sistematizados datos de 53.800 pacientes, la mayoría de clase media argentina y que tienen cobertura social. Esas historias ofrecen importantes detalles personales. Por ejemplo, las condiciones de salud al momento del diagnóstico". Esto es desde el peso y los resultados de los análisis de laboratorio, a todos los antecedentes oncológicos familiares o si eran, o no, fumadores, entre otra data relevante.
¿Por qué toda esta información es esencial para los tratamientos futuros? Es que en materia de oncología el futuro inmediato se denomina medicina "personalizada". Según le explicó a PERFIL Hernán García Rivello, jefe del Departamento de Patología Clínica en el Hospital Italiano, "Los especialistas estudiamos las características únicas del cáncer, por medio de la genómica, que hace mapeos del ADN para entender las características del tumor y prever el curso de la enfermedad". Hoy, se sabe que cada tumor es único y puede responder de manera diferente a cada tratamiento. Al analizar la información genómica y molecular de un paciente, se puede identificar cuáles serán las opciones más efectivas o qué medicamentos podrían tener menores efectos adversos.
"Si a la genómica le sumamos la ‘personómica’ y las características familiares que podemos extraer de bases de datos como la nuestra, podremos afinar todavía mejor cuál será el tratamiento individual para cada caso", afirmó Gil Deza, "buscando eficientizar los resultados y disminuir los efectos secundarios, para que más pacientes accedan a los tratamientos y lograr más sobrevida y de mejor calidad de las personas con cáncer".
¿Cómo se hace para prevenir el cáncer de colon?
El 31 de marzo se recuerda el Día Mundial de prevención del cáncer colorrectal, una patología cuyo diagnóstico recibe el 4% de la población mundial (hombres y mujeres) en algún momento de su vida. En la Argentina se detectan unos 15 mil casos nuevos cada año, y es el segundo tipo de cáncer de mayor incidencia y mortalidad, (después del de pulmón). Este tumor tiene una particularidad: es uno de los tipos que puede ser prevenido, y curado, con altísima eficacia (90%) si las personas se hicieran los estudios periódicos preventivos, a la edad y frecuencia recomendada. Son análisis –además– que, en la Argentina, están cubiertos por prepagas y obras sociales al 100%.
"A pesar de esta posibilidad, por razones culturales, sobre la población "objetivo" "que consideramos que debería realizarse alguno de los estudios, estimamos que apenas el 30% efectivamente accede al screening”, se lamentó el oncólogo clínico, Luis Basbus, integrante del Servicio de Oncología del Hospital Italiano de Buenos Aires. Los dos estudios disponibles para la prevención son la colonoscopia y el examen de sangre oculta en materia fecal.
