Primero fue el rosa de los lapachos, después el violeta de los jacarandás y ahora, con los primeros días de diciembre, la ciudad de Buenos Aires se tiñe de amarillo con las flores que se desprenden de las tipas. Otra de las clásicas especies arbóreas urbanas que se encuentran en el ámbito porteño.
Las flores de la tipa son de un color amarillo fuerte con tintes anaranjados y brotan en grupos. Su floración dura unas tres semanas y es breve en comparación con la de otros árboles como, por ejemplo, la del jacarandá que dura unas cuatro semanas. Pero su característica distintiva es su caída incesante. Al igual que los jacarandás, las tipas fueron implantadas en la ciudad por el paisajista Carlos Tahys, que calculó el florecimiento de los árboles urbanos a partir de septiembre y hasta fines de diciembre.
La tipa (tipuana tipu) es la séptima especie más frecuente del arbolado urbano porteño. Cuenta con 14847 ejemplares, de los cuales 9330 pueblan las veredas y 5517 los espacios verdes de la Ciudad. Según reflejan los datos de los censos realizados por la Dirección de Arbolado, la tasa de crecimiento de la tipa durante los últimos 10 años en los parques y las plazas es de un 36%. Proviene, como el jacarandá y el lapacho rosado, de la región de las yungas que comprende Tucuman, Salta, Jujuy, y el sur de Bolivia.
Sus ejemplares pueden encontrarse distribuidos en las 15 comunas, pero se destacan una serie de lugares en los que su plantado formó corredores en los que se acentúa su disfrute. Entre ellos aparecen la avenida Pedro Goyena; la avenida Melián; el Parque Tres de Febrero; sobre la avenida Figueroa Alcorta, alrededor de la plaza República del Ecuador; en la avenida Costanera Rafael Obligado, y en la Costanera Sur.
“Es una especie muy noble. Tiene una característica que no es frecuente: responde muy bien al trasplante en tamaños adultos. Las ciudades cambian y esos cambios se traducen en la necesidad de nuevas obras. Ante estas, la posibilidad de trasplantar ejemplares presentes en la zona significa poder salvar esos árboles”, informó Jorge Fiorentino, gerente de mantenimiento del arbolado porteño.
A diferencia del jacarandá, las flores de las tipas se mantienen poco tiempo sobre las ramas y, sin distinción del momento de formación en el que se encuentren, caen al suelo, formando así la ya clásica “alfombra amarilla” alrededor del árbol.
“La floración de las tipas un fenómenos natural que ayuda a reforzar el vínculo que los porteños forjamos desde chicos con el paisaje que nos rodea y la identidad de nuestros barrios”, señaló Facundo Carrillo, secretario de Atención Ciudadana y Gestión Comunal.