El 11 de noviembre de 1926 se inauguró la mítica Ruta 66 en Estados Unidos, un icono del sueño americano en tamaño XXL. La U.S. 66, es la “mother road” de Viñas de ira (1939), la novela de John Steinbeck, pero sobre todo siempre se la recordará como “the main street of América” ('la calle principal de América'), que a lo largo de 3940 metros de extensión, nació para unir la Costa Este con el Far West en un inmenso e interminable abrazo.
En realidad, lo de unir costas es una ironía del viaje a la aridez, porque no nace ni muere en costas sino en Chicago y Los Ángeles.
En el medio, la Ruta 66 atraviesa ocho estados de los 50 que tiene Estados Unidos: Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California. Un viaje desde el agua de los Grandes Lagos hacia el clima desértico del Pacífico.
La Ruta 66 de los EE.UU
Llamada a ser la ruta de los migrantes, nació cuando el flamante automóvil demostró que sería el transporte del futuro para los grandes soñadores dispuestos a empezar una nueva vida en los estados americanos del sol poniente.
La bienvenida que los estadounidenses le dieron al Ford T de 1908 y los modelos y marcas que le siguieron requerían buenas rutas para atravesar el ancho vientre de la nación sin poner en riesgo los automóviles; y por lo tanto, estaciones de servicio y hoteles donde pasar la noche durante una travesía de beduinos.
Casi sin desearlo, todas esas paradas se convirtieron en postales de una época que ya se fue.
La Ruta 66 fue “descatalogada” en 1984, cuando el estado decidió que ya no era “relevante”: durante sus últimos 30 años de vida había sido lentamente reemplazada por la Red de Autopistas Interestatales de Estados Unidos. Y oficialmente se retiró de la Red de Carreteras de Estados Unidos el 27 de junio de 1985.
De todos modos, la Ruta 66 nunca murió. Aún hoy puede recorrerse en coche en el 80% de su trazado original.
Se puede ir a solas o, incluso, contratar tours armados para convivir durante 14 días haciendo paradas en los tópicos más icónicos: pueblos fantasmas, gasolineras históricas, los moteles con sus carteles de neón, el primer McDonald’s de la cadena, la cuna del Mago de Oz, los escenarios de la película Cars, un cementerio de Cadillacs y Chevrolets e infinidad de mojones, sorpresas y piezas de museo, cuando no bellísimos paisajes a lo largo de la anchura estadounidense de 4.000 kilómetros.
Ruta 66, olvidada en los mapas
El principio del final de la Ruta 66 asomó de la mano de Dwight Eisenhower, cuando firmó el Acta de Ayuda Federal de Autopistas de 1956. Durante la Segunda Guerra Mundial, el entonces presidente había visitado Alemania como general y quedó deslumbrado por las Autobahnen, las autopistas alemanas una red que, si era posible trasladar al inmenso territorio norteamericano no dejaría a ninguna ciudad afuera y sería una vía rápida para movilizar tropas y pertrechos en caso de que una emergencia bélica nacional lo requiriera.
De todos modos, si la Ruta 66 no se hizo de un día para el otro tampoco se deshizo a ese ritmo a pesar de que a lo lardo de sus 59 años de existencia oficial, el cambio fue la constante de su identidad.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial el primer cambio que modificó el paradigma ocurrió en Illinois cuando la calzada se amplió para sumar cuatro carriles en ambas manos, desde Chicago hasta el Río Missouri.
En 1953, apareció otra novedad: el turnpike, un tramo de autopista con peaje. Fue en Oklahoma, con la inauguración del Turner Turnpike que unía Tulsa y la ciudad de Oklahoma. Una autopista que corría paralela a la Ruta 66 y circunvalaba cada localidad que encontraba a su paso.
La nueva moda fue prosperando, pero no hizo feliz a todos. Algunos negocios ruteros, marcas autóctonas e incluso líderes sociales pueblerinos sintieron las autopistas y sus circunvalaciones como una amenaza que pondría en riesgo un negocio de décadas, siempre en línea recta. Pensaban también que esos cambios modificarían su carga impositiva.
Hasta que llegó el momento en que a alguien se le ocurrió fundar la US Highway 66 Association que nucleaban a los reaccionarios del progreso que arruinaría la vida que habían conocido hasta entonces. El enemigo público eran las interestatales y había que luchar contra ellas. Una batalla inevitablemente perdida para los viajeros de largo aliento que buscaban la ecuación de llegar a destino en el menor tiempo posible.
Hubo pleitos, protestas y amenazas, pero lo único que lograron negociar fue que las autopistas incluyeran la señalización de la US 66 para que los viajeros menos informados no creyeran que había pueblos que habían desaparecido del mapa.
Muchos tópicos se convirtieron en los fantasmas del viejo esplendor, pero su look vintage despertó el respeto y la admiración que inspiran el laborioso encaje antiguo.
La Ruta 66, viva en el corazón de los viajeros
La música también agigantó su nombre y acrecentó la nostalgia. Comenzando por un arco que arrancaba en Nat King Cole cantando "Get your kicks on route 66”, uno de los grandes éxitos de su carrera; se extendía con “here I am walking up Sixty-Six, wishing she hadn't done me that way", de Charley Pride; y caía en la tierra del Oscar con la nominación de la melodía pegadiza de Bagdad Café la película de Percy Adlon de 1987, cuando la cartografía ya ignoraba a la ruta que cruzaba en diagonal EE.UU, como si fuera el gran cinturón de seguridad del país.
Ya convertida en leyenda, la Ruta 66 fue el escenario de una serie de televisión que llevaba su nombre y emitió la cadena CBS entre 1960 y 1964. La popularidad de la serie también fue el disparador comercial de varias marcas: el Chevrolet Corvette, el combustible Philips 66, entre otras.
Y desde luego, también vistió el sobretodo de la nostalgia Disney Pixar con su película Cars (2006), inspirada en personajes y lugares existentes a lo largo de la Ruta 66.
La Ruta 66 y la nostalgia
Como dijimos, hay unos cuantos tramos de la Ruta 66 que siguen siendo la delicia de los viajeros vintage. Varios de ellos alcanzan más de 200 kilómetros de travesía por el trazado histórico, pero algunos trepan hasta los 500 kilómetros en ruta:
- Entre Missouri y Oklahoma, el tramo que une Springfield y Tulsa
- En Illinois, South Joliet Road – Bloomington – Williamsville
- En Missouri, Kansas y Oklahoma: Clementine MI – Tulsa OK - Oklahoma City
- En Oklahoma y Texas: Oklahoma City – Alanreed
- En Nuevo México: Albuquerque – Los Lunas – Continental Divide
- En Arizona: Seligman – Peach Springs – Oatman –Topock
- En California: Goffs Road – Amboy - Victorville
Ruta 66: las mejores selfies
- Los murales de Pontiac, una ciudad de Illinois con muchos graffitis e intervenciones urbanas que le rinden homenaje a la Ruta 66
- El Lincoln Park de Springfield, en Illinois, donde descansan los restos del presidente Abraham Lincoln, un prócer de Estados Unidos.
- En Riverton, Kansas, las camionetas hay camionetas que copian el diseño de Mate, el auto de la película Cars que tiene los dientes separados. Kansas, además, es la patria de Dorothy, el personaje de El Mago de Oz. Allí está el clásico poste con las distancias hacia todos los puntos cardinales.
- El Ed Galloway’s Tote Pole Park, Chelsea (Oklahoma) es un parque repleto de totems de colores, algunos dignos de Johannesburgo; allí todos se detienen a sacarse fotos.
- Elk City, entre la ciudad de Oklahoma y Amarillo, tiene varios museos al aire libre, pero sobre todo un Museo de la Ruta 66. Además, el Old Town Museum, el Museo del Transporte y el Cattle Trail.
- En el U-Drop Inn de Shamrock (Texas) hay una gasolinera estilo art déco en plena Ruta 66; tiene cafetería.
- Otra rareza típica de la Ruta 66: en Cadillac Ranch, Amarillo (Texas), hay varios Cadillacs sepultados de trompa contra la banquina; devinieron intervenciones artísticas.
- En Arizona están los bosques petrificados del Petrified Forest National Park y también Flagstaff una ciudad universitaria que es una buena parada antes de desviarse hacia el ingreso al Gran Cañón, si se planea ir.
- Si el plan de viaje no incluye el Gran Cañón (fuera de la Ruta 66), Oatman, también en Arizona es un pueblo del Oeste, típico y sencillo, donde los burros andan a sus anchas en medio de la ciudad.