Es de noche en la guardia del Hospital Piñero. Llega un paciente, hace la cola y se anuncia. Tiene fiebre, dolor de cabeza, mareos. Toma asiento. En menos de una hora ve pasar frente a sus ojos a dos personas arrastrando sueros intravenosos, a un accidentado acostado en una camilla con un respirador en plena sala de espera y a un enfermo durmiendo en el piso.
Tal vez sea sólo una más de las anécdotas que circulan entre médicos y enfermeros, pero también podría dar una pista para explicar por qué solamente el 14,6% de los porteños dice haber recurrido a un hospital público la última vez que tuvo un problema de salud.
El número surge de los datos recolectados por la Dirección de Estadística y Censos para la Encuesta Anual de Hogares de 2011. En 2008 la proporción era del 16,38%, pero fue bajando paulatinamente desde entonces. De ese total, disminuyó de forma más pronunciada la cantidad de porteños que se atendieron en guardias de hospitales, cayendo del 4,3% al 2,4%, unos 70 mil vecinos.