Para aquellos que son cabuleros y siguen los ritos supersticiosos al pie de la letra, el cambio de año es uno de esos momentos en donde, en todas las culturas, se suelen poner en práctica ciertas ceremonias para llamar a la suerte e impedir la desgracia.
"Cada país, cada pueblo, cada religión tiene sus ritos para alejar la mala suerte y atraer la fortuna... unos ritos tras los cuales se esconde un único deseo: que el año nuevo sea mejor que el anterior", explican según consigna el diario uruguayo El Observador, la francesa Sophie Lounguine, autora de un libro dedicado a tradiciones y costumbres de fin de año.
Uno de los ritos más comunes en todo el mundo en la limpieza de la casa y el cuerpo, y el uso de nuevas prendas para el momento exacto del cambio de calendario.
Pero no todo es fregar: en varios países latinoamericanos como Uruguay, Brasil y Argentina, los oficinistas buscan dejar en el pasado los malos momentos al tirar por la ventana papeles viejos.
Los italianos, por su parte, parecen tener costumbres algo más extremistas y destrozan artefactos y muebles. Los alemanes se lo toman con más alegría, y saltan al suelo desde una silla para simbolizar el salto al nuevo año.
La vestimenta es un capítulo aparte, y el detalle suele estar en la ropa interior. Mientras en Italia la buena suerte la trae la lencería roja, en Argentina se elige el color rosa y en venezuela en amarillo.
El menú de la cena de Año Nuevo también está plagado de guiños para el futuro. Un puñado de lentejas simboliza monedas, comer cerdo es presagio de abundancia, y en Japón e Italia los tallarines son señal de vida larga.
Más modernos, los grupos "esotéricos" proponen dar vueltas por la calle con una maleta si lo que se desea en el año nuevo es viajar, darse un baño de vino y fruta para atraer el amor y cambiar de año con un billete en la mano para lograr dinero.
Desde Internet, a través de portales de "magia blanca", se incentiva a los esperanzados escribir todo lo malo que les pasó durante el año que termina en un papel y luego quemarlo para que no se repitan.