“Es solo una prueba piloto”, repitió varias veces a lo largo de la entrevista Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, al referirse a la instalación de los 18 contenedores de residuos “inteligentes” en la avenida Corrientes. “Son 18 sobre un total de 28 mil que tenemos en toda la Ciudad, incluidos los que están soterrados como los del Microcentro, o semisoterrados, como los que se colocaron en la zona de Once”, agregó el funcionario, en relación con la polémica que se generó con los cartoneros y recicladores ambientales la semana pasada.
El lunes, el mismo día que se inauguraba la avenida Corrientes peatonal, el gobierno porteño habilitó los contenedores inteligentes en la nueva traza. Son de metal y cuentan con puertas automáticas que se abren con una tarjeta; y una vez cerrados no se pueden abrir en forma manual.
Según Macchiavelli, la movida forma parte de un estudio que busca mejorar el servicio de recolección de residuos a partir de la incorporación de la tecnología. “Es solo una prueba y no sabemos si vamos a implementarlos o no. Los resultados los vamos a tener entre los tres y seis meses. La idea es obtener la mayor información posible del sistema y ser más eficientes”, indicó.
Actualmente, en la Ciudad se recolectan unas 7.200 toneladas de residuos diarias, trabajan siete empresas en el servicio y unas 5.300 familias se encuentran incorporadas al sistema de reciclado.
Respecto a su utilización, el ministro afirmó que no es la primera vez que se aplica tecnología en el sistema. “Primero se instalaron equipos de GPS en los camiones y se optimizaron casi dos horas los tiempos de recorrido y de recolección. Hace dos años se colocaron sensores a los contenedores para saber cuándo y cómo se los utiliza en tiempo real. Y el año pasado instalamos cámaras en los camiones que permiten controlar la operación. Con tecnología probamos mejorar el servicio de limpieza de la Ciudad”.
Respecto a los costos, Macchiavelli señaló que “la Ciudad no invirtió un peso en el desarrollo. Se enmarca en el acuerdo que tiene el Ejecutivo con las empresas que hacen la recolección de residuos para incorporar tecnología”.
De todas maneras, la situación generó el rechazo y descontento en las cooperativas de cartoneros y en la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR). Sergio Sánchez, titular de esa entidad, señaló que “el objetivo es evitar que los cartoneros independientes trabajen con la basura. Están generando una guerra entre cartoneros formalizados y quienes no lo están. Una guerra entre pobres en medio del negocio de la basura”, señaló el referente de los cartoneros. “De todas maneras, nuestro temor es que los expandan por toda la Ciudad”, agregó por último el referente de los cartoneros.
