SOCIEDAD
autogestionado por los vecinos

Un SAME paralelo funciona y presta asistencia en la Villa 31

Por las demoras de las ambulancias, compraron y reacondicionaron cuatro móviles. Hay dos en el asentamiento de Retiro, una en la 21-24 y otra en la Comuna 8.

Atención. Franjo (izq.) y Palacios (der.), paramédico y chofer del móvil en la Villa 31, están listos para cubrir urgencias.
| Juan Obregón

Ubicados en uno de los playones de la Villa 31 bis, abajo de la Autopista Illia, Carlos Franjo (50), paramédico hace más de veinte años, y Richard Palacios (23), vecino del barrio y chofer de ambulancia, esperan atentos que suene el handy con cualquier emergencia que les llegue desde la Central de Emergencia Villera en Constitución. Entonces, se suben a una de las dos ambulancias “villeras”, que desde febrero de este año operan como un servicio a los vecinos.
“Atendemos desde partos hasta politraumatismos de grandes y chicos, hacemos una evaluación y decidimos si hace falta el traslado. Todo se potencia más en estos barrios donde la informalidad es moneda constante”, cuenta Franjo, que participa de la iniciativa de la Corriente Villera Independiente (CVI) junto a Palacios, que al ser vecino de la zona cuenta con la ventaja de conocer el lugar y llegar más rápido. “Ante una emergencia es fundamental”, dice.
Las ambulancias están equipadas con tubos de oxígeno, maletines de trauma y de resucitación, medicamentos y sueros; además de la Villa 31, la Central cuenta con dos más en la Villa 21-24 de Barracas y en la Comuna 8. Todas llegaron como respuesta a la demanda de asistencia sanitaria que los referentes de la CVI hicieron el año pasado, durante los casi dos meses que la “Carpa Villera” estuvo en la avenida 9 de Julio.

“Necesitábamos que al menos una ambulancia estuviera en el barrio, ya que las del SAME pueden tardar horas en llegar, o no entran; fue una de las reivindicaciones centrales de nuestro reclamo, y tras la huelga de hambre el gobierno porteño nos dio plata para comprar una, pero nosotros compramos cuatro”, explica Mariana Joski, coordinadora de la Central e integrante de la organización.
Por ahora, Franjo es el único paramédico, y en los otros móviles tienen enfermeros. Todos cobran un sueldo, pero todavía no les alcanza para pagarle a un médico.
La ambulancia cumple un horario de 8 a 16, todos los días, pero la idea es llegar a cubrir 24 horas el año que viene, explica Joski, y aclara que su intención no es competir con el SAME, sino ser un “complemento”.
Para que los vecinos los conozcan, las ambulancias hacen también de “salita a domicilio”, realizando electrocardiogramas y controles de presión y de diabetes, por ejemplo.

Dificultades. Al principio, los traslados no fueron fáciles, porque salvo en el Piñero, no los recibían. “En el Fernández nos dejaban en la guardia por horas. Lo mismo en el Garrahan y en el Gutiérrez. Pero a medida que nos fueron conociendo, la situación fue cambiando”, agrega Joski.
Desde el Ministerio de Salud porteño explican que este problema se debía principalmente a que los hospitales no sabían de la existencia de este sistema. Luego de una reunión con los vecinos, enviaron una carta para informarlos, y la situación cambió. “Mandamos una nota explicando que hay un servicio de ambulancias, y desde entonces se los recibe. En caso de ir sin médico, se lo hace con demanda espontánea, si vienen con médico la cosa es distinta”, explica Carlos Russo, subsecretario de Atención Integrada de Salud porteña. Y aseguran que, a diferencia de lo que reclaman los vecinos, todos los móviles del SAME entran a los asentamientos junto a la Policía Metropolitana, y sin demoras.
“Hace tres o cuatro años, la ambulancia tenía que encontrarse antes con un móvil de la Policía Federal, y eso generaba dificultades con los tiempos. Ahora tenemos un móvil de la Metropolitana en cada hospital, que sale junto a la ambulancia a cualquier emergencia, y eso mejoró la rapidez”, agrega Russo. En ese contexto, explican que por mes el SAME registra entre 600 y 800 ingresos a los asentamientos, de los cuales casi la mitad son en la Villa 31.
Y aclaran que muchas veces la gente no llama al 107, sino que lo hace al 911, que atiende primero la Federal, y que luego deriva al SAME, lo cual genera demoras.

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Un reclamo de 54 días

En abril del año pasado, los vecinos de los asentamientos porteños agrupados en la Corriente Villera Independiente (CVI) montaron durante 54 días una carpa en la Plaza de la República en el Obelisco, donde se instalaron para reclamar al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires mejoras en los barrios, planes de urbanización y que se declare la emergencia habitacional, socioambiental, sociosanitaria y socioeducativa.
La medida también incluyó una huelga de hambre, que se levantó tras un acuerdo con la Secretaría de Hábitat del Ministerio de Desarrollo de la Ciudad, donde se acordaron mesas de trabajo con Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) por el problema de las cloacas en las villas, con Edesur y Edenor por el tendido eléctrico, y el aporte de ambulancias para mejorar la atención a las emergencias médicas, entre otras cosas.
En mayo de este año, sin embargo, la carpa volvió para pedir por mejoras en el acceso a la salud.