Desde hace mucho tiempo se piensa en Saint Tropez cuando se habla de la Costa Azul. Sin embargo, no son esas las mejores playas de la Riviera francesa. Hay que apuntar otro nombre: Ramatuelle, 12 kilómetros más al sur. Son las que inmortalizó Brigitte Bardot, en bikini, cuando filmaba Y el hombre creó a la mujer (1956), rodada por su esposo, Roger Vadim. Por entonces, nadie las conocía, excepto la rubia. Y Winston Churchill.
Construida sobre una colina, Ramatuelle no es exactamente una villa costera. Pero desde las alturas, una vista fantástica de la Bahía Pompellonne le otorga el don de ser una villa soñada en el interior de la península Saint Tropez, roceada por el Mediterráneo. De lejos parece un pueblo medieval más. Una aglomeración de casas con techos de tejas rojas platinadas por los siglos. Muros de piedra inexpugnable, enroscados de puro capricho por el curso de ensenadas, promontorios y arroyos.
Qué fácil perderse y pasar desapercibido en esta tierra añeja. Cinco kilómetros de tanto recoveco secreto, tanto pudor que guardar detrás. Ideal para los viajeros que buscan privacidad.
Y a pesar de su diminuto tamaño, hay mucho para hacer en Ramatuelle. Para empezar, la vida cultural, muy rica. El ex presidente Mauricio Macri y su esposa tal vez lleguen a tiempo para asistir (con barbijo obligatorio), el 10 de agosto, al festival anual Les nuits classiques, que ya tuvo su primera noche el 28 de julio, sobre el camino De la Calade. En el marco de la 36º edición del Festival de Ramatuelle, hay bastante para ver.
Muy recomendable es Par le bout du nez (Por la punta de la nariz, € 65). Esta comedia, de los mismos autores de Prènom, pone en escena a un presidente recién reelecto que, las horas previas a su discurso de asunción, sufre una inesperada picazón de nariz que no lo deja hablar sin hacer el ridículo. Sus asesores le sugieren una terapia de shock con un psiquiatra y tiene que aceptar, contra reloj, a pesar de que desconfía del psicoanálisis.Durante 80 minutos confrontarán su poder y verán quién tiene la última palabra.
Otro imperdible para el ex presidente: el show del cantante negro más escuchado actualmente en Francia, Abd Al Malik, que estará precisamente en Ramatuelle la noche del 10 de agosto con su vibrante espectáculo Le jeune noir à l’épée (€ 65). “Un shock emocional, artístico y humano”, según comentó alguno de los seguidores de este rapero que casi siempre encuentra su fuente de inspiración en Albert Camus, autor de la célebre novela El extranjero.
Las famosas noches de jazz, previstas entre el 13 y el 21 de agosto se suspendieron, pero hay más tópicos urbanos: la Fuente sobre la plaza L’Ormeau, que abastecía toda el agua de la ciudad en el siglo XVIII; la iglesia Notre Dame (1620); el Molino Paillas (sobre la carretera que conduce a Gassin); el Cementerio, a donde muchos franceses y cinéfilos van a reconocer, rodeada de laureles, la tumba del actor Gérard Philipe, que murió a los 37 años y fue enterrado con el vestuario de una de sus interpretaciones más resonantes, el Cid de Corneille.
Un paseo curioso es el Monumento a los espías, oficialmente denominado Mémorial des Anciens des Services Spéciaux de la Défense Nationale (ASSDN). Fue diseñado por Courbier, en 1959, para rendir homenaje a quienes fueron decapitados, torturados y fusilados por practicar espionaje durante la Francia ocupada por los nazis. Y si todavía quedan días libres, hay más: a solo 7 km, la Croix Valmer con un balneario muy selecto para nadar tranquilo y el faro de Camarat (1831, altura 130 metros) sobre un extremo de las playas de Pampelonne.
Una perlita para la ex primera dama, Juliana Awada: Digne, la villa perfumada en la que, hasta fin de agosto, podrá contratar un tour de lavandas en flor, para protagonizar la cosecha y comprar perfumes.
Y para llevarse grabado en las retinas un auténtico paisaje provenzal, por qué no ir hasta Lourmarin, una campiña de almendros, olivares y viñedos con un castillo medieval entre arboledas. Hasta fin de octubre, exhibe fotos personales de Albert Camus, el Premio Nobel de Literatura que vivió en Lourmarin y quiere recordarlo especialmente a 60 años de su fallecimiento. Entrada € 7,5 y otro tanto para la visita guiada en inglés.
¿Y qué comer? Ratatouille, que también se sirve frío y Daube Provenzal, con pasta y queso Gruyere. Todo acompañado por algún vino de la región (Grenache, Tibouren, Syrah, un Cabernet-Sauvignon) y a no olvidar que el queso, en Francia, es postre.
MM / DS
