En el corazón del barrio de Almagro, en la acogedora sala del Camarín de las Musas (Mario Bravo 960, CABA), Carla Pandolfi regresa al escenario con Ana por la Ventana, una obra de Alfredo Allende dirigida por el aclamado Alberto Lecchi. Más que una simple pieza teatral, este unipersonal se ha convertido en un espejo para el público, que se ve reflejado en la historia de una mujer que redescubre su vida a través de un hallazgo inesperado.
La obra, que se presenta los viernes a las 22:30, presenta a una Ana que ha vivido cumpliendo mandatos ajenos. Todo cambia en un día de lluvia, cuando un pequeño tesoro le abre una ventana a la posibilidad de ser la verdadera protagonista de su historia. Según Pandolfi, el texto de Allende resonó con ella de forma inmediata. "Me convocó porque me resonaba tal vez por el momento en el que estoy transcurriendo mi vida", confiesa, destacando que el mensaje de la obra no es una idealización del cambio, sino más bien la integración de todas las facetas de una persona.

Y define a Ana por la Ventana como un "drama con comedia", un género que le permite al personaje de Ana abordar su transformación con ironía y humor. Es un llamado a arriesgarse y a probar cosas nuevas, incluso cuando el miedo nos detiene. "El resultado de eso termina siempre siendo, aunque no siempre es el mejor, positivo, porque hay algo nuevo que ingresa a nuestra vida, un aprendizaje, una experiencia", reflexiona la actriz. Esta búsqueda de la novedad y el crecimiento es un tema central que, como ella misma señala, "incluso es rejuvenecedor".
El desafío del unipersonal
A pesar de su vasta experiencia, Pandolfi admite que trabajar en un unipersonal le supuso un gran desafío: "Me costó mucho confiar en mí en ese momento de soledad arriba del escenario". A diferencia de sus trabajos anteriores en equipo, este rol la puso cara a cara con el público, obligándola a ganar esa confianza función a función. Hoy, con el paso de los meses, ha logrado disfrutar del proceso, entendiendo que la exigencia ha dado paso a la valoración de la oportunidad de compartir ese momento con los espectadores. Aquí la charla completa:
La conexión con el público es uno de los puntos más gratificantes para ella. Además, después de la función la gente se le acerca para contarle cómo la historia de Ana resonó con sus propias vidas: "Cuando uno lo ve por afuera... hay una empatía más inmediata", explica. Esa comunión entre el escenario y la platea se ha convertido en la esencia de la obra.
En un mundo hiperconectado, Pandolfi destaca la importancia del teatro como una experiencia artesanal y humana, que ofrece un encuentro sin intermediarios. "Es un arte que nos permite vivir la experiencia de comunicarnos con ese otro que está en tiempo presente, en cuerpo presente, mostrándonos lo que nos está contando", afirma. La obra, con su mensaje de autodescubrimiento y valentía, recuerda el valor de la presencia y el contacto genuino en un mundo de pantallas.
Ana por la Ventana no es sólo una obra sobre el cambio, sino sobre la aceptación de uno mismo en todas sus facetas. Es un recordatorio de que la vida es un constante proceso de aprendizaje y que, a veces, la mayor aventura se encuentra simplemente al otro lado. Encontrá acá más info sobre las entradas.