Quedan pocas semanas para disfrutar de Revuelto, el espectáculo creado y protagonizado por Agustín Aristarain, más conocido por Soy Rada. Luego de recorrer el país y el exterior con esta propuesta, este multifacético intérprete se pondrá en la piel de Tronchatoro en Matilda, el musical. Así que es EL momento para disfrutar de una noche de humor, magia, canciones e interacción para todas las edades.
Acompañado por dos músicos de Los Colibriquis (su banda) Charly Palermo y Pablo Vignati, Agustín sale del clásico stand up para entregar un poco de su historia personal, regalar sorprendentes trucos de magia, hacer participar al público arriba del escenario (abajo participan siempre) y lograr la complicidad con todos los presentes. Hay niños en la platea del Multitabaris (Av. Corrientes 831, CABA), adolescentes, turistas que llegan atraídos por su magnetismo. Sí, porque así flaquito como se lo ve, Aristarain llena el escenario con imágenes graciosas, en las que se ríe de sí mismo, son momentos de introspección del artista en los que muchos nos podemos identificar y compartir el sentimiento común.
El gurú que encarna en un momento quizás sea el más risueño, hablando un castellano parecido al doblaje de Apu de Los Simpsons y convocando a algunos espectadores a jugar con él arriba del escenario. Y todo culmina con la profecía que anunció en el comienzo, momento en que se hace realidad. ¡Una creación inolvidable!
El segmento musical es muy cálido y se agradece pero lo mejor de la noche son los trucos de magia, el gran fuerte de Soy Rada desde chico, lo que lo llevó a enfrentarse con un audiencia familiar primero y profesional después. Se nota que es su gran amor y así se disfruta desde las butacas, con sorpresa, asombro compartido, participación (porque los espectadores también hacemos un truco) y alegría.
Y cuando pasadas las dos horas de show con una entrega total de los que están arriba del escenario, llega el momento final, íntimo y chaplinesco, no queda otra cosa que ponerse de pie y aplaudir mucho porque el espectáculo que armó y del cual se despide a la espera del próximo, resultó maravilloso, grato, incluso desestresante. Y todos salimos contentos de verlo, aunque sea un miércoles a la noche, tarde, y mañana haya que madrugar. Tal es la sensación de plenitud que deja.
Con funciones de miércoles a domingo a las 21 (y dos los sábados, 20.30 y 22.30) tienen la oportunidad de disfrutar o descubrirlo, si acaso fuera la primera vez, hasta Semana Santa. A no perdérselo! Encontrá acá más info sobre las entradas.