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DESPAREJOS

Campo: las mujeres representan el 50% de la producción, pero poseen el 15% de las tierras

La titularidad de los terrenos también se relaciona directamente con la toma de decisiones en la producción agropecuaria, por lo que, en el marco de la campaña “Su tierra” de la ONU, se alertó a los países a trabajar más fuertemente por la equidad. La campaña también destacó que, si las mujeres tuvieran el mismo derecho de acceso a la tierra, la producción agrícola podría crecer hasta un 4%. PERFIL aquí cuenta dos ejemplos de casos exitosos.

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Productoras. El aumento de la participación femenina implicaría una mejora en el nivel de actividad. | shutterstock

El derecho de las mujeres a la posesión de tierras está restringido en la legislación de más de cien países. Si bien representan más del 50% en la agricultura rural y producen hasta el 80% de los alimentos en algunas regiones, solamente el 15% logró ser propietaria del suelo que trabaja.

En Argentina la cifra es del 16%, muy cercana al promedio mundial. A su vez, y según los últimos datos del Indec, apenas el 20% de las explotaciones agropecuarias argentinas están dirigidas por una mujer.

En muchas ocasiones el acceso a la tierra ocurre por medio de la herencia. Es el caso de Diana Chediack, quien es de Tucumán y dirige un emprendimiento que llevan adelante tres mujeres. Junto a su hermana y a su hija se dedican a la producción de limones, nuez pecán y a la cría de gallinas ponedoras. Este último proyecto, que inició su hija Carla, aplica una técnica que llaman “gallinas libres”, porque no se mantienen dentro de un corral. Con ese método la familia busca mejorar la calidad de vida de los animales y de la producción.

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“Empecé trabajando en el campo familiar a los 24 años en el cultivo de limón y fui aprendiendo el oficio”, le comentó la productora a PERFIL. Chediack, quien comenzó ese camino hace 36 años, aseguró que en ese momento “la mujer en el campo era mucho menos común que ahora”, por lo que en ese entonces fue difícil abrirse camino.

Mónica Elizabeth Olave es productora agropecuaria y ganadera desde hace 23 años, y también heredó la actividad de su familia. Hoy trabaja en más de 700 hectáreas a las que incorporaron dos viñedos en la zona de Gardey, provincia de Buenos Aires. Si bien las mujeres fueron ganando espacio, hace dos décadas las cosas eran diferentes. “No fue fácil integrar un sector dirigido en su mayoría por hombres, pero al conocerme y ver que podemos desarrollar las mismas tareas me fueron aceptando”, le aseguró a PERFIL.

Impuestazo al campo
Solamente el 16% de las mujeres en Argentina lograron ser propietarias del suelo que trabajan.

El tema del papel de las mujeres en la producción y la importancia de igualar en el acceso a la tierra surgió nuevamente en el marco del Día de la Desertificación y la Sequía, en el que autoridades de Naciones Unidas destacaron el rol de la mujer no solamente en la producción, sino también en la protección del medio ambiente.

En este marco, la ONU lanzó una campaña llamada “Su tierra, sus derechos”, en la que se intenta poner sobre la mesa este debate. “Las mujeres y las niñas son importantes guardianas del medio ambiente, pero con demasiada frecuencia son excluidas de la participación y el liderazgo en la gestión y restauración de los recursos de tierras”, señala un documento difundido por la organización internacional.

La campaña también destacó que, si las mujeres tuvieran el mismo derecho de acceso a la tierra, la producción agrícola crecería hasta un 4% y el impacto de la desnutrición sería considerablemente menor.

Mujeres en la dirigencia rural: mucho camino recorrido y aún por recorrer

El proyecto dirigido por las mujeres de la familia Chediack tiene una política medioambiental clara. “Mi hermana se encarga de la parte ambiental, hace monitoreo, estudios, aplica la biología a la producción”, comentó. “Se usan los productos fitosanitarios siempre banda verde, y se tienen muy en cuenta los momentos de aplicación y las condiciones ambientales”.

La herencia de las tierras familiares se proyecta a futuro. “Lo hacemos pensando también en que las generaciones próximas puedan seguir trabajando en el mismo lugar”, agregó la productora.

Según Naciones Unidas, mientras más garantizada esté la igualdad de derechos respecto al acceso a las tierras, más beneficios para la sociedad en su conjunto. Y, como la posesión viene de la mano de la toma de decisiones, dar a las mujeres esa posibilidad podría contribuir a “mejorar la salud del suelo y los rendimientos”.

Para Chediack, el trabajo en el campo requiere capacitación constante. Ella afirma que, si bien es una tarea que históricamente fue realizada por hombres, eso no tiene que ver con una capacidad natural de este género. “Creo que es cuestión de capacidad, no de género”, concluyó.

La capacitación también es clave para Olave, quien decidió estudiar Administración de Empresas para potenciar su papel como productora. “Mi paso por esa carrera me ha ayudado mucho en la toma de decisiones”, agregó.

El derecho a la tierra, ya sea adquirida o heredada, “representa poder e identidad”, destacó por su parte la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Sami Bahous. “Por lo tanto, el control de la tierra por parte de las mujeres es fundamental para lograr la igualdad de género y también la independencia económica”, sintetizó.