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género y empleo

Confección: mujeres son mayoría en la industria, pero no deciden

Si bien las mujeres representan entre el 60% y el 80% de la fuerza de trabajo en el sector de la confección, siguen siendo las que, en mayor proporción, se emplean en los eslabones más bajos de suministro. En Argentina, las que están a cargo de puestos de decisión en este rubro son el 23,8%, mucho más que en otros sectores de la economía.

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OIT. Estima que la industria genera 94 millones de empleos en el mundo, el 75% de ellos en Asia. | cedoc

Las mujeres representan entre el 60% y el 80% de los trabajadores de la industria de la confección, pero también son las que en mayor proporción están ocupadas por empresas pequeñas y en los eslabones más bajos de la cadena de suministro. También son mayoría en el trabajo a domicilio.

Las condiciones en estos ámbitos tienden a ser más precarias, y esta situación, según un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se explica en parte por “los prejuicios que hacen recaer sobre las mujeres la carga de las responsabilidades domésticas y de cuidado de otras personas”, señalaron desde la institución.

En la industria, que genera 94 millones de puestos de trabajo en el mundo, Asia se destaca por ser el mayor empleador en el sector, con un 75% del total. Allí, 42 millones de mujeres trabajan en el rubro.

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El informe señala que las mujeres “suelen enfrentarse a condiciones laborales muy vulnerables y precarias, normalmente sin acceso a la seguridad social, cobertura de la legislación laboral, asistencia sanitaria o protección del salario mínimo”.

En Argentina, según los últimos datos de la Cámara Industrial de la Indumentaria (CIAI), el sector emplea a 400 mil personas, y dos de cada tres de esas personas son mujeres. Según CIAI, el rubro representa una oportunidad, “en particular para mujeres de sectores vulnerables”.

Sin embargo, y a pesar de la brecha persistente, las mujeres ocupan más puestos de liderazgo en este sector que en el resto de la economía. Según los últimos datos del Centro de Estudios para la Producción (CEP), dependiente del Ministerio de Economía, “el mayor porcentaje de mujeres con poder de decisión se encuentra en la rama de confecciones de prendas de vestir, con apenas un 23,8%” de participación.

El resto de los rubros baja el promedio, ya que “en ramas como caucho y plástico, material eléctrico o máquinas-herramienta, el porcentaje de empresas lideradas por mujeres no llega ni al 5%”, señalaron desde el CEP. En todos los casos, según datos oficiales, las mujeres lideran empresas que por lo general son más chicas que las que dirigen los hombres.

Las diferencias también se notan en cuanto a participación. En el sector industrial, en general, las mujeres están subrepresentadas: “Salvo en confecciones de prendas de vestir, en todas las ramas manufactureras la proporción de empleo femenino es inferior al 50%, y es incluso inferior al 15% en sectores como frigoríficos, automotor, maquinarias y equipos o madera”, sintetizaron desde el CEP.

Para la OIT, la preponderancia de condiciones precarias en estos trabajos “se ve exacerbada por el modelo empresarial de ‘moda rápida’ dominante en la confección mundial”, ya que “la producción de ropas de fabricación barata cambia rápidamente según las tendencias y depende en gran medida de los bajos costes de producción, incluidos los laborales”.  

Entre los principales desafíos para las mujeres en el sector, se encuentra, según el informe, el acceso igualitario a puestos directivos “relacionados con percepciones erróneas de los objetivos, preferencias y capacidades de las mujeres”, y el reparto desigual del trabajo de cuidado no remunerado.

Además, según el informe, “las trabajadoras con hijos, y especialmente las mujeres con menor nivel educativo, se enfrentan a retos y barreras adicionales en el lugar de trabajo”.

Otro aspecto particular, identifican, es el acoso sexual y la violencia en el sector de la confección, “tanto en el lugar de trabajo como durante los desplazamientos”.

Alcanzar la igualdad de género, advierte la institución, es “cada vez más importante”, ya que el impacto medioambiental de esa industria generará, a futuro, desafíos diferentes para hombres y mujeres.

El igual salario por igual trabajo, el acceso equitativo a las oportunidades de liderazgo, la garantía de ambientes seguros y saludables (libres de discriminación, violencia o acoso), y la reducción de la carga de trabajo no remunerado para las mujeres, siguen siendo asuntos pendientes, también en la industria de la confección.