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TRABAJO SOCIAL

Tareas de cuidado comunitarias: mujeres que sostienen en los tiempos de crisis

Las mujeres están al frente del 90% de los comedores e instituciones no gubernamentales que brindan asistencia social de cualquier tipo. Es el caso de Rosemary Chuquimia Alcón, que junto con otras mujeres prepara hasta 300 raciones de comida diarias. Su comedor, que vivió varias crisis en Argentina, subsiste a fuerza de donaciones y de mucho sacrificio.

comedores comunitarios
“CRECER ES CREAR”. Rosemary Chuquimia Alcón dirige un comedor en Villa Soldati. | CEDOC

“El trabajo social es bello cuando ves que un niño sobresale”, comenta a PERFIL Rosemary Chuquimia Alcón (54), que dirige el comedor “Crecer es crear”, en Villa Soldati.

De fondo se escucha el sonido de las cacerolas y de la cocina, en la que trabajan otras mujeres que preparan comida para 300 personas. Son precisamente las mujeres las que llevan adelante, en su gran mayoría, las tareas de cuidado comunitarias: representan el 90% del total.

Más que nunca, en tiempos de crisis, los comedores buscan la forma de seguir funcionando. “Mi mamá siembra tomate en su techo. A muchos compañeros les pedí lo mismo porque el tomate y la lechuga están muy caros”, afirma Alcón.

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Su comedor recibe comida del Gobierno de la Ciudad. En total, esa ayuda alcanza para 200 raciones, que las trabajadoras hacen rendir para 300. A través de donaciones o reciclando y vendiendo el material en el que llega la mercadería, se las ingenian para responder a las necesidades crecientes.

En los más de diez años que lleva en esta tarea, a Alcón le tocó ver varias crisis, pero asegura que esta es una de las peores: cada vez hay más demanda y menos capacidad de la comunidad para hacer donaciones. Uno de los principales problemas que tienen es el aumento en los costos del gas y de los productos de limpieza, necesarios para mantener la higiene de un lugar en el que se prepara el alimento para tantas personas. “Creo que ni en la pandemia padecí esta situación. Está más difícil ahora”. Durante esa crisis los comedores jugaron un rol preponderante. La mayoría de ellos está dirigido por mujeres, y muchas de ellas son migrantes, como Alcón.

El comedor se fue equipando con los años. “Lo instalé con préstamos, compré mi cocina, mi freezer, todo, pero hay otros que no tienen esa posibilidad. A mí me costó años poder levantar lo que hoy me cuesta sostener, y con esta necesidad no creo que vayan a poder levantar a nadie, a menos de que se pongan a cocinar con leña afuera”, afirma.

Las tareas en el comedor comienzan temprano. “No es que uno tiene que venir, cocinar y chau. La mercadería llega de 8 a 13, o algunos comedores desde las 5 hasta las 13, y una persona tiene que estar”, asegura Alcón. “Hacemos guisos con la mercadería que traen y estiramos bastante los platos. Eso sí, nos compramos la sazón con nuestra plata”, cuenta.

El lugar también funciona de impulso para quienes asisten. “Algunas de mis compañeras llegaron y no tenían el secundario completo. Ahora son enfermeras. Les insistí y se fueron capacitando”, celebra la encargada del comedor.

“Gracias a Dios seguimos, estamos respondiendo como podemos. Pero no te voy a mentir, es difícil de sostener porque todos tenemos que comer”, agrega. “Espero que el Gobierno en vez de sacar entienda que hay que organizar y fiscalizar. Si hay lugares que no hacen su trabajo está bien, pero si hay lugares que están funcionando también tienen que sostenerlos como corresponde. El Estado también somos nosotros, y tenemos que dar respuesta, sobre todo a los niños”.

Según el Indec, el 41,7% de la población argentina es pobre, y un porcentaje mucho mayor alcanza a niños y niñas, que son el 58,4% del total. Los datos corresponden al último semestre de 2023. Pero, de acuerdo a un estudio del Observatorio Social de la UCA, en enero de este año la pobreza tuvo un salto considerable, y alcanzó al 57,4% de la población.

Los que trabajan todos los días con esa realidad lo saben muy bien. “No me pongo ninguna chaqueta de ningún lado más que la de nuestra organización, que es el Frente Social Migrante, la asociación y las cooperativas que somos. Siempre voy a buscar soluciones. Yo veo que sí hay soluciones, solamente que muchas veces están mal dirigidos los presupuestos”, concluye Alcón.

El trabajo de los comedores y de las asociaciones es valorado por diferentes organismos internacionales, que insisten en su reconocimiento. “Es central reconocer las estrategias y el rol que tienen los cuidados comunitarios. Vimos cómo, durante la pandemia, las mujeres al frente de comedores barriales dieron contención y alimentos a miles de familias ampliando así el rol que vienen desempeñando desde hace décadas, que es el de generar recursos para sus comunidades”, señalaron desde Naciones Unidas.

En el marco de un llamado a avanzar en un pacto social de los cuidados, la institución remarcó que, en nuestra región, “la pobreza tiene cara de mujer” y que, en países como Argentina, “el endeudamiento y el cumplimiento de metas con organismos internacionales de crédito restringen la inversión social en la erradicación de la pobreza, y tienen un impacto desproporcionado en quienes cargan con las tareas de cuidados”.