POLITICA
Capital humano

No hay plata, no hay funcionarios: escala la crisis por los comedores entre las organizaciones y Sandra Pettovello

El secretario de Seguridad de San Miguel no tiene cargo en el ministerio, pero es el nexo con las organizaciones, que empiezan a cocinar cada vez menos. La preocupación de presidente de ACIERA.

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El secretario de Niñez y Familia, Pablo de la Torre, y la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. | CEDOC

La situación de los comedores y merenderos de la Argentina es crítica. Las organizaciones sociales y las iglesias denuncian que el ministerio de Capital Humano dejó de enviar alimentos y que los convenios de políticas alimentarias están paralizados. Desde el Gobierno la respuesta es que los programas funcionaban de manera irregular, que se deben auditar y que pretenden cambiar el modelo y eliminar a los intermediarios. Sin embargo, cuando se mira en detalle cómo está trabajando la cartera se encienden varias alarmas. 

La situación se puede sintetizar de la siguiente manera: a pesar de que Sandra Pettovello iba a ser la única ministra con la "billetera abierta", según dijo Javier Milei en campaña, la cartera ejecutó una parte mínima de su presupuesto. En la estructura ministerial, debajo de la dirigente está el secretario de Niñez, Familia y Adolescencia, Pablo de la Torre, quien deja trascender que las autoridades no le bajan información sobre cómo va a continuar la gestión. Además, se quedó solo: los funcionarios que respondían a él se fueron y la persona que quedó a cargo de algunas tareas (sin puesto oficial) es el secretario de Seguridad del municipio de San Miguel, Héctor Calvente

pettovello
En campaña, Milei había dicho que Pettovello iba a tener la "billetera abierta".

Por si fuera poco, ni siquiera aquellas organizaciones de la sociedad civil que lograron firmar acuerdos en este período están conformes: no solo sienten que fueron usadas en una pelea política, sino que el dinero que les otorgaron no alcanza

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El Centro de Economía Política (CEPA) analizó el presupuesto de Capital Humano y concluyó que solo se ejecutaron $134 mil millones en políticas alimentarias, de los cuales $132 mil fueron para la Tarjeta Alimentar. Eso quiere decir que para los comedores sólo quedaron $10 mil millones. Hay programas que directamente no fueron ejecutados como Comedores Escolares, Plan Nacional Argentina contra el Hambre, Proyecto Focalizado, Acciones Focalizadas en Personas Celíacas, Pro Huerta y Proyectos Especiales. 

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Según el Registro Nacional de Comedores (Renacom), en la Argentina hay registrados 44 mil comedores y merenderos. Si bien algunos están a cargo de personas que cobran el Potenciar Trabajo -que fue eliminado-, la mayoría lo hace gracias a voluntarios. Ahora, mientras aumenta la demanda, la mayoría busca asistencia municipal o provincial y se las rebuscan con rifas, bingos o eventos para juntar alimentos no perecederos. 

No hay plata, o hay muy poca, para algunos y por única vez 

PERFIL se comunicó con Capital Humano con preguntas sobre todas las quejas contra el ministerio. Desde la cartera se respondió con un documento con detalles sobre el funcionamiento del PNUD (un programa que llegó a la Argentina de la mano de Naciones Unidas y que funciona hace veinte años). El texto resaltaba que la ministra Pettovello había firmado convenios trimestrales con la Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) y con la Fundación Novak y contaba que se está terminando el proceso de firma con Conin y Cáritas. 

El acuerdo con ACIERA se conoció el 5 de febrero en medio de las manifestaciones frente al ministerio. La noticia fue interpretada por muchos sectores como la alianza de las iglesias evangélicas con el Gobierno en desmedro de las organizaciones sociales. Sin embargo, según el presidente de ACIERA, Christian Hooft, la realidad está muy lejos de eso. 

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El presidente de ACIERA, Christian Hooft, contó que el convenio que firmó con Capital Humano significan $100 mil por única vez para cada comedor.

En diálogo con PERFIL, Hooft contó cuál es su situación. “Nos llamaron y nos ofrecieron incorporarnos al PNUD. Como muchos comedores que están en el Renacom no están vigentes, Capital Humano quería hacer un nuevo registro y nos preguntaron cuántos teníamos. Cuando empezamos las conversaciones, nuestro relevamiento nos daba 730”, contó. 

Sin embargo, apenas ACIERA informó a las iglesias que existía esta posibilidad, el registro se duplicó y más: “Pasó en pocos días. Ahora tenemos 1780”, contó el religioso. ¿Qué significa? Que lo que recibirán por única vez es realmente poco. “Lo que nos otorgaron fueron $177 millones. Si lo dividís te da $100 mil por comedor”, explicó. Más todavía: las partidas no incluyen gastos de logística como, por ejemplo, fletes. Todo corre a cuenta de cada comedor o merendero. 

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Hooft no volvió a comunicarse con el ministerio para comentar esta situación. Aseguró que usarán el dinero y rendirán las cuentas como corresponde, pero que volverán a trabajar como lo hacían. “Hicieron toda una publicidad con nosotros. Lamento que hicieran la firma justo el día que estaba Juan Grabois afuera y la situación quedó como si le sacan a las organizaciones para darle a las iglesias. Todas las organizaciones que le dan de comer a la gente deben ser apoyadas”, reclamó.

Para Hooft, un sector de la sociedad argentina tiene un enorme prejuicio hacia las iglesias evangélicas y muchos “quisieron dejarme pegado al gobierno”. Sin embargo, insistió en la necesidad de defender el trabajo social que hace ACIERA de la misma forma que la Iglesia Católica, las organizaciones sociales y la sociedad civil: “Sin el tercer sector el Estado nunca podría cubrir las necesidades que hay. La miseria es enorme”, se lamentó. 

¿Quién gestiona en Capital Humano? 

PERFIL se comunicó con Silvia Saravia, de Libres del Sur; con Norma Morales, de Barrios de Pie; con Nicolás Caropresi, del MTE; y con Eduardo Belliboni, del Polo Obrero. Todos coincidieron en la dificultad de encontrar interlocutores en Capital Humano

Aunque no había sido designado, Pablo Rodrigué era la persona debajo de De la Torre encargada de las políticas alimentarias. La semana pasada abandonó el ministerio en medio de rumores cruzados: hay quienes dicen que renunció enojado por la situación y quienes aseguran que fue despedido. El exfuncionario se mantiene en silencio y no respondió la consulta de PERFIL. Con él se fue su compañero, Agustín Sánchez Sorondo, y Omar Al Kaddour

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Según los referentes sociales consultados, Al Kaddour fue durante enero la persona encargada de pedirle detalles contables a las organizaciones: cantidad de comedores, de asistentes y encargados, sus números de DNI y hasta sus teléfonos. “Yo no puedo hablar por otros, pero desde Libres del Sur presentamos absolutamente todo lo que nos pidieron. Quizás otros no cumplieron con requisitos, no lo sé. ¿Pero por qué no pasa nada con los que sí cumplimos?”, se quejó Saravia. 

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Héctor Calvente, el secretario de Seguridad de San Miguel, trabaja como nexo entre las organizaciones y Capital Humano sin cargo en el ministerio.

Con el vacío de funcionarios en lo que fue Desarrollo Social volvió a tener protagonismo el hombre que había tenido presencia apenas asumió el Gobierno: Héctor Calvente. Lo llamativo es que no se trata de un funcionario del ministerio, sino del secretario de Seguridad de San Miguel. Consultado por PERFIL, el hombre dijo que las organizaciones lo mencionan “porque les hago de nexo con las áreas, nada más”. Contó que el contacto era con los sectores de transferencias del PNUD, de la Tarjeta Alimentar y los programas, pero aclaró que no tenía más nada para decir. 

Cerca de De la Torre insisten en que no tienen información y que todo pasa a través de Pettovello. En el ministerio hay cierta paranoia sobre el contacto con el periodismo y ese clima le llega a los mismos dirigentes. El martes 27, por ejemplo, Raúl Castells -de Justicia y Dignidad- hizo una huelga en el edificio de la cartera para reclamar por alimentos y medicación. A las cinco horas fue recibido por un funcionario. Consultado por PERFIL sobre quién lo había atendido, el dirigente respondió: “Uno no sabe si mencionarlo por si lo echan porque su nombre se filtró a la prensa”. 

En una situación crítica

En las conversaciones con las organizaciones sociales hay un diagnóstico que se repiten: aumenta la demanda y hay comedores y merenderos que empiezan a cerrar sus puertas o a trabajar menos días. 

Morales, que trabaja en Villa Inflamable, en Dock Sud, contó: “Hasta hace tres meses cocinábamos de lunes a viernes. Hoy triplicamos la cantidad de raciones sin recibir nada de mercadería”, contó. Por eso, decidieron organizarse con otros espacios para abrir una vez por semana cada uno y garantizar que todos los días haya alguien trabajando. “Nos turnamos. Por ejemplo, nosotros estamos funcionando los miércoles, los compañeros del Evita el jueves, los de la CCC el lunes o la iglesias los sábados”, describió.

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Hay comedores que comenzaron a cocinar menos días por semana.

El tema es que esto genera un nuevo problema: los vecinos de la zona “hacen una procesión por el barrio”, contó Morales, en búsqueda de un comedor. Pero cada vez es más habitual que se generen conflictos: “Les dicen ‘vos no sos de este barrio, andate’. El clima de tensión y de pelea entre nosotros nos preocupa mucho”, agregó. 

Caropresi se expresó en el mismo sentido: “Están formateando el país. Ellos creen que para bien, pero yo creo que va a venir una hecatombe muy fea. Están rompiendo todas las redes sociales que, aunque tienen muchos problemas, contienen”. El dirigente se lamentó que no haya interlocutores: “Cuando rajaron a Sánchez Orondo y Rodrigué también desapareció Al Kaddour. Él nos venía pidiendo papeles y entendió enseguida la dinámica. Coincidíamos en que se podían mejorar las auditorías, pero vio cómo se trabajaba. Ahora volvió Calvente, que está en una posición diferente”. 

CP