Que el mundo está cambiando no hay ninguna duda. La humanidad, que comenzó a trazar su historia en este planeta, con una paleodieta que requería mandíbulas ultrapotentes, celebra internacionalmente desde hace 44 años “el día del vegetarianismo”.
La iniciativa fue tomada por la American Dietetic Asociation de Estados Unidos, organismo que fue creado en 1917 y que decidió celebrar el día del vegetariano cada 1 de octubre desde el año 1977.
Un año después la International Vegetarian Union (Unión Vegetariana Internacional) ratificó esta propuesta y desde entonces esta fecha es la oficial para recordar que cualquier persona puede prescindir de todo tipo de carne –y seguir viva- al menos durante 24 horas.
Quienes se adhieran, pueden sumar huevos, quesos, manteca y bebidas lácteas a su dieta del 1º de octubre sin sentirse culpables. Los más ortodoxos también pueden elegir una dieta de frutas durante un día completo, algo que muchos nutricionistas recomiendan para “desintoxicar” el cuerpo de los aditivos que presentan –o esconden- muchas comidas envasadas o preparadas con productos que no son de origen enteramente natural.
El objetivo de los vegetarianos, “no es solo proteger la vida animal, sino también todos los recursos de la naturaleza”.
Existen siete clasificaciones de vegetarianismo: Frugívoro vegetariano, ovo-lacto-vegetariano, API (quienes consumen miel), ovo-vegetariano, lacto vegetariano, vegetariano vegano y crudívoro vegetariano. En líneas generales, para los organismos internacionales que la suscriben, “una dieta vegetariana se define como aquella que no incluye carne (ni siquiera de aves) ni pescado o marisco, ni productos que los contengan”.
Hay varias razones por las cuales, según la Asociación Americana de Dietética, la dieta vegetariana –o vegana- es sana y nutricionalmente adecuada. Enumeremos algunas:
- Proporciona beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de ciertas enfermedades. Una dieta vegetariana puede reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas gracias a la menor ingesta de grasa saturada y colesterol y la mayor ingesta de frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos, productos derivados de la soja, fibra y fitoquímicos.
- Bien planificada, es apropiada para todas las etapas del ciclo vital, desde el embarazo y la lactancia, pasando por la infancia y la adolescencia.
- Es también recomendable para los deportistas.
- Una buena dieta vegetariana incluye nutrientes claves como la proteína, los ácidos grasos omega-3, el hierro, el zinc, el yodo, el calcio y las vitaminas D y B-12. Si está bien planificada, una dieta vegetariana puede satisfacer las ingestas recomendadas actualmente para todos estos nutrientes.
- Los resultados de una revisión basada en la evidencia indicaron que una dieta vegetariana está asociada con un menor riesgo de muerte por cardiopatía isquémica.
- Las personas vegetarianas también parecen tener niveles más bajos de colesterol, de lipoproteínas de baja densidad (LDL), una presión arterial más baja, y tasas más bajas de hipertensión y diabetes tipo 2 que la población no vegetariana.
- Además, las personas vegetarianas tienden a presentar un índice de masa corporal más bajo y tasas de cáncer más bajas en conjunto.
Según el organismo estadounidense, las dietas vegetarianas no son universales. Los profesionales expertos en nutrición deben evaluar si la dieta que sigue una persona es la adecuada para él, en cada período de su vida.
Los profesionales de la salud alimentaria también deben educar a las personas acerca de cuáles son las fuentes específicas de nutrientes y cómo se preparan los alimentos para que sus propiedades y nutrientes no se alteren.
Las Guías Alimentarias elaboradas por el Ministerio de Salud para la población argentina recomiendan ingerir por día 150 gramos de carne, en las siguientes dosis: carne roja, dos veces por semana (no más de tres); pescado, dos veces por semana; carnes blancas, tres veces por semana. Además, considerar la ingesta de un huevo por día, sobre todo si se consume insuficiente cantidad de carne.
Para la Sociedad Argentina de Nutrición, los ovo-lacto-vegetarianos no son una población de riesgo, “ya que los derivados de animales que agregan a su dieta suplen perfectamente la carencia proteica que una alimentación basada exclusivamente en vegetales les pudiera ocasionar”.
Sin embargo, en varios trabajos SAN insiste en el necesario control médico periódico sobre los veganos, para medir la presencia de vitamina B12, los ácidos grasos omega 3, hierro, calcio, vitamina D, zinc y, en menor medida, las proteínas y el iodo. Según SAN, una de las deficiencias más frecuentes en los veganos es la “anemia megaloblástica por falta de vitamina B 12”. Esta carencia puede tratarse retomar los valores normales, pero si los controles de salud son escasos, no se podrá detectar la falta de esta vitamina, esencial para la salud neurológica, según el organismo.
MM / ED