Referente insoslayable de la música ciudadana, poco después de la medianoche de este viernes falleció en Taverny, Francia, el extraordinario bandoneonista argentino Juan José Mosalini. Tenía 78 años y su deceso es para el tango una noticia desoladora, tanto por el valor artístico como humano de Mosalini, quien supo actuar junto a gigantes del tango como Horacio Salgán, Osvaldo Pugliese, Leopoldo Federico, Jorge Dragone, Baffa-Berlingieri, Osvaldo Manzi, entre otros.
Radicado en Francia hace la década del '70, Mosalini deja una huella a nivel internacional como músico y también como docente. En Europa dictó durante décadas clases de bandoneón y música argentina. Luego de larga ausencia, finalmente pudo volver y brindó interpretaciones memorables en el teatro Avenida, en el marco del Festival de Tango de la Ciudad de Buenos Aires en 2008.
Al recordar sus inicios, Mosalini evocaba a su familia: "Heredé el bandoneón de mi padre. Él no fue un profesional, pero estudió bien el bandoneón. Mi abuela hipotecó la casa para poder comprarle el bandoneón que luego pasó a mis manos y todavía hoy conservo. Gané el concurso “Nace una Estrella” en Canal 13 y fue el arranque en el medio profesional…”. Fue otro coloso del bandoneón, como Astor Piazzolla, el que lo impulsó a “despegar”. “¡Tenés que irte!, me decía. Me impulsaba por razones musicales. Me fui solo, pero había tomado contacto con un músico desde aquí que es Gustavo Beytelmann. Con él decidimos formar un grupo que no había cuajado aquí, entonces decidimos hacerlo allá, que se llamó Tiempo Argentino”.
Entre los muchos maestros que tuvo Mosalini a lo largo de su trayectoria, siempre destacó al bandoneonista, compositor y director Leopoldo Federico: “El lazo mayor, aparte de haber estudiado con mi padre, era y sigue siendo Leopoldo, porque tuve acceso a sus arreglos de solo de bandoneón, los cuales fueron mi Abecé para aprender”.
Sobre su trabajo en París, resaltó el realizado con el trío “La Bordona”: “Fueron doce años de un trabajo muy largo, lo hicimos relajados, sin que nadie nos diga nada sobre cómo lo teníamos que hacer. Pusimos toda la energía y la garra”. También se dedicó a la docencia en el Conservatorio Edgard Varése, donde enseñó bandoneón y todo lo referente a la música argentina: “Este conservatorio fue el primero que abrió las puertas a la enseñanza de este instrumento, porque es consecuencia de un cambio político estructural en Francia, cuando en el año 81 gana Mitterrand y hay un vuelco en la cultura muy grande. Ellos llaman a mi cátedra ‘Curso de Bandoneón Europeo’ debido a la corriente de alumnos que vienen de todos lados.
Sobre el furor surgido del tango electrónico y agrupaciones como Gotan Proyect, Mosalini admitía que no era un sonido que lo emocionara: “No, para nada. Yo lo llamo “un producto circunstancial”, pero no peyorativamente. Tiene ciertos componentes del tango mezclado con otros universos, es el resultado de una regla comercial de la sociedad de consumo. Lo conozco a Eduardo Makarof que es uno de los líderes, creó un sello discográfico y defiende la música, entre otros, de Gustavo Beytelman. No considero que sea un paso adelante. Eso tiene principio y final porque le falta un conocimiento del tango, enfoques y trabajo en el tiempo”. En marzo del año pasado, participó del ciclo homenaje por el Centésimo Aniversario del nacimiento de Astor Piazzolla en el teatro Colón.
Previamente, en 2019 recibió el Premio Gobbi de Oro que otorga la Academia Nacional del Tango. Estudioso y apasionado del 2X4, este sábado nos ha dejado para siempre un artista admirable cuyo legado es parte del patrimonio de nuestra cultura. Que en paz descanse por siempre. Su muerte, un dolor infinito para el tango, abre sin embargo el paso a un enorme legado artístico.
SR/HB