Hace exactamente un año, el príncipe Andrés de Gran Bretaña, duque de York, daba la cara en una emisión especial del programa Newsnight, que conduce Emily Maitlis, en la cadena BBC de Londres. Pocos días después, anunció que se alejaría de “sus deberes públicos” hasta nuevo aviso.
Ahora, doce meses más tarde, el “principito” que fue piloto de helicópteros en la Guerra de Malvinas, cambió de agente de prensa y se deja ver y fotografíar, enfundado de azul y con casquete, cabalgando por los parques del Castillo de Windsor, el lugar preferido de su padres, la reina Isabel II (94) y el príncipe Felipe (99).
Octavo en la línea de sucesión al trono, el ex marido de Sarah Ferguson vuelve en estos días a aparecer en las portadas de los diarios británicos más amantes del off the record. Se dice que está preparando su regreso oficial “para servir nuevamente a su país”.
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Su tumba había comenzado a cavarla Virginia Roberts (que ahora adoptó el apellido de su marido, Giuffre), la mayor demandante del multimillonario pedófilo Jeffrey Epstein, amigo de Donald Tramp. En su denuncia, la rubia declaró que en tres oportunidades había tenido relaciones sexuales con el Príncipe, inducida por su compatriota Ghislaine Maxwell, amante y madama de la insaciable perversidad sexual de Epstein.
Según Roberts, cuando ella tenía 17 años, conoció al príncipe inglés en el nightclub Mayfair y pasaron la noche en la casa de un amigo del príncipe en el barrio de Belgrave, cerca de Victoria Station. La segunda vez sería en la isla St. James, propiedad de Epstein en el Caribe, escenario de verdaderas bacanales orgiásticas, en donde Roberts también dijo haber visto a Bill Clinton, Al Gore y Naomi Campbell, entre otros. El encuentro se repetiría en Nueva York. Eptstein ofrecía su propio jet privado, Lolita, para trasladar a las chicas, siempre jóvenes, pero de diferentes nacionalidades. Roberts aportó a la causa una fotografía tomada en 2001 en la que se la ve junto al Duque de York y la madama, en el departamento londinense de Maxwell.
El 10 de agosto de 2019, los guardiacárceles del Metropolitan Correctional Center, encontraron a Epstein ahorcado con las sábanas anaranjadas de su propia celda. Se dijo que fue un suicidio. Y fue en ese momento cuando la BBC comenzó a perseguir al Príncipe Andrew para que les concediera una entrevista. Tardaron meses, pero lo lograron. Se grabó un jueves en el palacio de Buckingham, se emitió un sábado y en horas, Andrés estuvo contra las cuerdas.
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La corona dijo que fue un “desastre mediático”. En ella, Andrés dijo que había conocido a Epstein en 1999 a través de, Ghislaine Maxwell, una “amiga en común”; que le sorprendía la capacidad de Epstein de reunir a "gente extraordinaria bajo el mismo techo"; que sólo lo había visto tres veces; la última en 2006. Sin embargo, la periodista, veloz, le señaló que lo vieron con él en Manhattan, año 2010, paseando juntos en el Central Park… ¡glup!
“Esta es la cuestión que me incomoda a diario, porque no estuvo a la altura de lo que se espera de un miembro de la Familia Real", fue su respuesta.
La primera citación judicial de Epstein fue en 2005, a partir de la denuncia de los padres de una nena de 14 años que había sido abusada por él en su mansión de Palm Beach. Luego aparecieron más acusaciones y la fiscalía de Miami llegó a un acuerdo en el que negociaron el perdón de algunas causas a cambio de 18 meses de prisión con salidas para trabajar 12 horas por día durante seis días de la semana. Sin embargo, a los 13 meses ya gozaba de libertad provisional.
En 2015, la Familia Real comunicó que cualquier sugerencia de comportamiento "inapropiado con menores" por parte del duque de York era "categóricamente falsa".
"¿En qué momento le pareció una buena idea alojarse en la casa de un condenado por delitos sexuales?", le preguntó Maitlis al príncipe, el 16 de noviembre del 2019, durante esa entrevista que hará historia. Y su respuesta, esquivando la mirada, fue: “Me pareció que fue algo honorable y apropiado en ese momento. Y admito que mi juicio se vio probablemente influenciado por mi tendencia a ser demasiado honorable”, respondió y hubo silencio.
Siempre negó haber conocido a Virginia Roberts, no pudo explicar cuando se tomó la fotografía en la que ambos sonríes mientras entrelazan sus cinturas con sus brazos. La entrevistadora de la BBC le preguntó, además, por un dato íntimo de la acusación de Roberts, que constaba en la causa y que luego el fiscal curiosamente eliminó: Andres sudaba demasiado; “no podía ser así porque en aquella época, yo padecía un trastorno que me impedía sudar”, sentenció el duque.
Luego de la entrevista, Sarah Ferguson (quien solía venir cada tanto a la Argentina, ya que su madre vivía aquí) le dio un espaldarazo al escribir que el príncipe era un "verdadero caballero" y era "estoicamente firme no solo en su deber sino también en su amabilidad".
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En el inmenso salón alfombrado, con solo una mesita y un agua mineral de por medio, la periodista le preguntó al dueño de casa si se arrepentía de haber conocido a Epstein." "Lamento el hecho de que [Epstein] se comportara claramente de manera inapropiada?...". "¿Inapropiada?", le interrumpió Maitlis, "era un agresor sexual". "Lo siento, estoy siendo educado. Sí, era un agresor sexual", se corrigió.
Las denuncias de Virginia Roberts no son las únicas. Una mujer llamada Johanna Sjoberg acusó al príncipe Andrés de haberle “tocado los senos” mientras conversaban sentados en un sofá, en el apartamento de Epstein en Manhattan. Era el año 2001.
El Fiscal General del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, William Barr, dijo que el príncipe Andrés no podrá seguir eludiendo al FBI y que deberá comparecer para ser entrevistado. Por su parte, el británico dijo que estaba “confundido por las acusaciones de que él no cooperaba”. Sus llamadas estaban fuera del área de cobertura.
En los últimos días, su nombre volvió a las primeras planas de la prensa ya que salió a la luz la información de que el estudio jurídico de Alan Dershowitz (que representaba a J. Epstein, O. J. Simpson y D. Tramp) habría recibido un pedido de que redoblara sus esfuerzos en nombre del príncipe Andrés.
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