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L´Osservatore Romano

El Papa Francisco pidió perdón a los pueblos originarios de Canadá e insistió con la demanda de paz en Europa

Bergoglio expresó que siente “dolor y vergüenza” por el papel de los católicos con las culturas originarias y manifestó su repudio a la guerra que “devasta el futuro de la sociedad”.

Papa Francisco
Jorge Bergoglio es el nuevo Papa | Telam

Este nuevo ejemplar del L´Osservatore Romano en lengua española está encabezado por las palabras pronunciadas este viernes por la mañana, primer día de abril en la audiencia con la delegación de los pueblos indígenas de Canadá.

El Papa Francisco ha expresado que siente “Dolor y vergüenza por el papel que diferentes católicos, en particular con responsabilidades educativas, han tenido en todo lo que os ha herido, en los abusos y en la falta de respeto hacia vuestra identidad, vuestra cultura e incluso vuestros valores espirituales”. 

El Obispo de Roma ha pedido “perdón a Dios” por la conducta deplorable de esos miembros de la Iglesia católica. “Quisiera deciros —concluyó el Papa— que la Iglesia está de vuestra parte y quiere seguir caminando con vosotros”.

“El diálogo es clave para conocer y compartir y los obispos de Canadá han expresado claramente su compromiso para seguir caminando junto a vosotros en un camino renovado, constructiva, fecunda, donde encuentros y proyectos compartidos podrán ayudar”. El Papa Bergoglio también expresó: “A través de vuestras voces he podido tocar con las manos y llevar dentro de mí, con gran tristeza en el corazón, las historias de sufrimiento, privaciones, tratos discriminatorios y varias formas de abuso sufridas por varios de vosotros, en particular en las escuelas residenciales”.

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Al igual que en las últimas ediciones, el periódico vaticano en lengua española destaca las palabras, acciones y gestos del Papa Francisco en búsqueda de la paz en Ucrania. La más significativa desde el punto de vista de la fe católica fue la consagración de Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María en la tarde del viernes 25 de marzo. En la basílica de San Pedro, el Pontífice presidió el rito para la reconciliación de varios penitentes con la confesión y la absolución individual y el Acto de consagración. 

En la página sexta de esta edición se publica en forma completa y oficial la homilía pronunciada durante la celebración de la Penitencia. En la misma, el Sumo Pontífice expresó: “En unión con los obispos y los fieles del mundo, deseo solemnemente llevar al Corazón inmaculado de María todo lo que estamos viviendo; renovar a ella la consagración de la Iglesia y de la humanidad entera y consagrarle, de modo particular, el pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que con afecto filial la veneran como Madre. No se trata de una fórmula mágica, no, no es eso; sino que se trata de un acto espiritual. Es el gesto de la plena confianza de los hijos que, en la tribulación de esta guerra cruel y esta guerra insensata que amenaza al mundo, recurren a la Madre”.

Del mismo modo, en oportunidad del Ángelus dominical, el Sumo Pontífice expresó nuevamente su repudio a la guerra en Europa. Desde la ventana del estudio privado del Palacio apostólico vaticano con los fieles presente a medio día en la plaza de San Pedro, Francisco dijo que “ha pasado más de un mes desde el inicio de la invasión de Ucrania, desde el inicio de esta guerra cruel e insensata que, como toda guerra, representa una derrota para todos, para todos nosotros. Hay necesidad de repudiar la guerra, lugar de muerte donde los padres y las madres entierran a los hijos, donde los hombres asesinan a sus hermanos sin ni siquiera haberles visto, donde los poderosos deciden y los pobres mueren. La guerra no devasta solo el presente, sino también el futuro de una sociedad”.

“He leído que desde el inicio de la agresión a Ucrania un niño de cada dos se ha desplazado del país. Esto quiere decir destruir el futuro, provocar traumas dramáticos en los pequeños e inocentes entre nosotros. Esta es la bestialidad de la guerra, ¡acto bárbaro y sacrílego! La guerra no puede ser algo inevitable: ¡no debemos acostumbrarnos a la guerra! Más bien debemos convertir la indignación de hoy en el compromiso de mañana. Porque, si de esta situación salimos como antes, de alguna manera todos seremos culpables. Frente al peligro de autodestruirse, la humanidad comprenda que ha llegado el momento de abolir la guerra, de cancelarla de la historia del hombre antes de que sea ella quien cancele al hombre de la historia. ¡Rezo para que todo responsable político reflexione sobre esto, se comprometa con esto! Y, mirando a la atormentada Ucrania, entienda que cada día de guerra empeora la situación para todos. Por eso renuevo mi llamamiento: ¡basta, que se detengan, callen las armas, se trate seriamente para la paz!”, continuó el Sumo Pontífice.

Es una locura seguir la “vieja lógica de poder que todavía domina la llamada geopolítica”: frente a la guerra, el Papa Francisco afirmó que “la verdadera respuesta no son otras armas, otras sanciones, otras alianzas político-militares, sino otro enfoque, una forma diferente de gobernar el mundo ya globalizado – no haciendo ver los dientes, como ahora -, una forma diferente de establecer las relaciones internacionales”. Con estas palabras el Pontífice se dirigió a las participantes del Congreso del Centro italiano femenino, recibidas en audiencia, en la mañana del jueves 24 de marzo, en la Sala Clementina.

Proponiendo, en particular, el rol de las mujeres en el cambio de ruta de las relaciones internacionales, el Papa afirmó que “el modelo del cuidado ya se está realizado, gracias a Dios, pero lamentablemente todavía está sometido al del poder económico-tecnocrático-militar”. Se publica en esa edición el discurso completo del Pontífice.

RB cp