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Fe, libertad y educación

En Francia, "Yo soy Charlie" ahora se dice "yo soy profesor"

Por el asesinato de un docente, todo el país, con el presidente Macron al frente, se abroqueló en defensa de la libertad de expresión y, ahora también, de la libertad de enseñanza. Crece la tensión con varios países de mayoría musulmana.

Asunto Charlie Hebdo 20201029
Charlie Hebdo | Cedoc Perfil y Agencia Afp

Luego de que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, haya criticado la última portada de la revista satírica 'Charlie Hebdo', del 28 de octubre, el Gobierno francés hizo público que, "pese a las intimidaciones", Francia "no renunciará jamás a sus principios y sus valores, en particular a la libertad de expresión y a la libertad de publicación".

En Francia, la cuna de la revolución burguesa moderna, la libertad, la igualdad y la fraternidad no se tocan. El sábado pasado, Erdogan dio un discurso en el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) en Kayseri, centro de Turquía, y pronunció una frase que recorrió el mundo: “¿Qué problema tiene Macron con el islam y los musulmanes? Necesita tratamiento de salud mental. ¿Qué se puede decir a un jefe de Estado que trata así en su país a millones de miembros de una minoría religiosa? Lo primero, una prueba mental"

La portada de Charlie Hebdo de esta semana, muestra a un hombre de bigote -supuestamente Erdogan- sentado en un sillón y levantando la vestimenta tradicional árabe de una mujer que sostiene dos copas. Al pie, dice un epígrafe: "Erdogan en privado es muy divertido", mientras el hombre pronuncia: "¡Ah! ¡El profeta!".

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Con la revista ya circulando por el mundo, la Fiscalía de Turquía no se demoró un minuto y anunció que, en su país, caricaturizar al primer mandatario es un delito penal; por tanto, investigarán a Charlie Hebdo por insultar al presidente turco. “Se trata de "una caricatura abyecta" que evidencia "la hostilidad contra los turcos y el islam", difundió la agencia oficial de noticias de Anatolia.


Gabriel Attal, portavoz del Ejecutivo francés, le salió al cruce diciendo que Francia es objeto "de una amenaza terrorista cada vez mayor", alimentada por los "llamamientos al odio". 


Claramente, no cede la tensión política entre París y Ankara y la postura de Francia será inflexible: "luchando sin descanso contra el islamismo y todas sus variables". Además, el apoyo del Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, envalentonó a Macrón. Incluso el ex presidente socialista François Hollande, respaldando a su sucesor, cuestionó la presencia del país euroasiático en la OTAN, como reporta la agencia Europa Press.

En consecuencia, la pubicación satírica arremetió este miércoles con un título web: “El boycott, aliado de Macron para 2022” asegurando que el llamado de Erdogan a “no comprar marcas francesas”, convalidada por Kuwait, Qatar e Iran no hará sino fortalecer al presidente francés, ya que –excepto en materia turística- sus efectos económicos serán económicamente mínimos y políticamente beneficiosos. 

El portavoz de la Presidencia turca, Fahrettin Altun, expresó en su cuenta de twitter que las caricaturas al mandatario turco y al mundo musulmán en general difunden su “racismo y odio cultural” y "carecen de cualquier sentido real de la decencia humana".

"Es el producto de un entorno cultural xenófobo, islamófobo e intolerante que el liderazgo francés parece querer para su país. El país no se quedará callado ante "los repugnantes ataques a nuestra cultura y religión, sin importar de dónde vengan”, dijo Altun.

Aún no se anunció si el embajador francés en Turquía –esta semana en Francia- regresará a su destino diplomático.
En realidad, Charlie Hebdo no se muerde los labios ni ahorra mordacidad para nadie. A Macrón lo trataron de pony y a sus conciudadanos, de niños que van a la escuela cargando un ataúd -en vez de mochila- o bien como adolescentes-cabezas-huecas que festejan ser los primeros en la lista de la pandemia mundial. En la mirada del semanario, Biden es un toquetón; delante de una maquinita de café, Trump duda entre el cortado y la bomba H; un árabe y un dibujante gráfico se besan; y un musulmán sostiene el cartel que hizo leyenda desde 2015: “Je suis Charlie”. 


Yo soy Charlie” fue reemplazado desde hace unos días por otro: “Yo soy profesor”. 


El atentado de Samuel Paty, el 16 de octubre, conmocionó a Francia e hizo renacer la educación pública. El profesor secundario de 47 años, que vivía fuera de París, en Conflans Saint-Honorine, “buscaba preparar a los jóvenes para el ejercicio del pensamiento crítico, condición esencial para la ciudadanía plena", tal como publicó Charlie Hebdo en Facebook. Apareció decapitado y con un balazo y Charlie Hebdo expresó de inmediato: “su sentimiento de horror y revuelta” e incluyó este hecho en la lista de 230 atentados terroristas que sucedieron en Francia, luego de 2015, tras el ataque del 11 de enero a la redacción del semanario, en donde murieron 12 personas y hubo 11 heridos. Los acusados de tener vínculos con esos ataques de 2015 continúan aún detenidos y en un proceso judicial que se cree que finalizará a mediados de noviembre.

A principios de octubre, Paty había mostrado en clase las famosas caricaturas de Charlie Hebdo que satirizaban al profeta Mahoma, prohibidas en el ambiente islámico.

Macron habló con la familia de la víctima y organizó un homenaje nacional. El ministro de Educación de Francia, Jean-Michel Blanquer, dijo que la "República ha sido atacada con el despreciable asesinato de uno de sus servidores, un profesor". Charlie Hebdo promovió una protesta pública en París, que replicaron otras ciudades: Lyon, Toulouse, Nantes, Lille, Marsella etc. Allí, la frase de la protesta de 2015, Je suis Charlie, se reemplazó por un nuevo hashtag: “Je suis enseignant' (Yo soy profesor), un apoyo a la docencia y la libertad de expresión.

Con el lema “Siempre cruelmente actual”, Charlie Hebdo volvió a editar un número especial de 2018, dedicado a la enseñanza. Incluía una encuesta en la que docentes expresaban las dificultades que enfrentaban para ejercer su trabajo con espíritu laico, “un principio de base republicana”. El presidente ratificó que su país “no renunciará a la libertad” y autorizó que las caricaturas de Charlie Hebdo fueran proyectadas en varios edificios públicos. 


En la basílica de Notre Dame de Niza, un atacante yihadista mató a cuchillazos a tres personas, una de ellas, el sacristán. 


Pakistán e Irán convocaron a sendos embajadores franceses para protestarles en la cara. Argelia, Marruecos, Arabia Saudí, Jordania, Irán, Qatar y Libia se alinearon con Turquía. En varios de estos países se celebraron protestas contra Macron y las caricaturas “profanas”.

No queda claro si para apaciguar o caldear más la hoguera, el presidente de Egipto, Abdelfatá Al Sisi, afirmó al diario egipcio 'Al Ahram' que la libertad de expresión "termina cuando se dañan los sentimientos de más de 1.500 millones de personas (…) Quien no crea en el Islam, es cosa suya”. Y luego monologó: "¿cuántos extremistas" hay entre la comunidad musulmana. "¿Un uno por ciento? Eso equivale a 15 millones, y la cifra no es esa de ninguna forma, por lo que no puede imaginarse que se culpe a los musulmanes por los pecados y maldades de una porción pequeña que se ha descarriado".