Decenas de personas se concentraron este lunes 22 de noviembre frente a los tribunales porteños para participar de la manifestación en reclamo de Justicia por Lucas González, el chico de 17 años asesinado por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires.
González perdió la vida cuando retornaba de una práctica de fútbol en Barracas Central junto a dos amigos. Su auto fue abordado por tres agentes de la policía que vestían de civil y, tras iniciarse una persecución, fue alcanzado por un disparo en la cabeza.
A 30 horas de haberse despedido su cuerpo, cuatro micros llegaron al Obelisco porteño a las 19, procedentes de Florencio Varela y colmados de vecinos y amigos de Lucas. Más tarde, se hicieron presentes también los padres del adolescente.
Acompañados por varios autos que hacían sonar sus bocinas, los vehículos "desfilaron" por la 9 de Julio, donde también fueron aplaudidos, y continuaron viaje a Talcahuano 550. Allí, decenas de personas, ya se concentraban con carteles y banderas.
Dichas pancartas contenían consignas como "Justicia por Lucas" y/o "Basta de Gatillo Fácil". Algunos conocidos de las víctimas llevaban remeras blancas con la cara de Lucas y una leyenda en el frente que reclamaba: "Mi cara, mi ropa y mi barrio, no son delito".
Pocos minutos después de iniciada la convocatoria, un gran número de manifestantes comenzaron a cantar "Lo sabía, lo sabía, que a Lucas lo mató la policía", lo que fue ovacionado por los asistentes a la marcha y los transeúntes que por allí pasaban.
Todos los detalles de la causa de la muerte de Lucas González
20 minutos después de las 19, Gregorio Dalbón, el abogado de la familia, presentó a los padres de los amigos del adolescente muerto en Barracas, mientras familiares tenían una bandera con los colores de Defensa y Justicia que rezaba: “Ni una bala más".
Acto seguido, habló Mario González, el padre de Lucas. “Lo voy a simplificar, pido Justicia nada más”, resumió. Sin embargo, fueron las palabras de Cintia López, la mamá del joven de 17 años, que golpearon con contundencia y provocaron lágrimas.
Con un botín y las canilleras de su hijo en las manos mientras se disponía ante el micrófono, suplicó: “Le pido al juez que no los libere y a los tres, a los tres, a los tres, le dé perpetua, porque los tres son culpables, para que no haya un Lucas más”.
“Esto era el arma de mi hijo”, enfatizó mientras las voz se le quebrara y la angustia comenzaba a hacerse presente en sus ojos. Con las pocas fuerzas que le quedaban, dijo: "Me lo acribillaron a mi hijo”. Luego, narró cómo se enteró de la muerte de Lucas.
“Veo la tele que decía que habían detenido a tres menores y a uno lo habían baleado en la cabeza. ¿Saben por que no le di importancia? Porque mi hijo no era un delincuente, era un bebé de 17 años que dormía conmigo”, aseguró indignada,
Y recordó: “Él soñaba con llegar a Primera y me decía: ‘Ya te voy a comprar una casa Cintia’”. “Yo estoy muerta en vida, mi vida se fue con él”, se sinceró Cintia, acompañada por otras dos mujeres, y a su lado su hijo más chico lloraba desconsoladamente.
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En el lugar, también estaban los padres de Fernando Báez Sosa: “Venimos a devolver algo de lo que nos dieron”, remarcaron en declaraciones brindadas a Infobae. Luego, se sucedieron diferentes personas quienes unificaron el pedido de Justicia.
Finalmente, hablaron también los amigos de Lucas. Uno de ellos, con la voz rota en llanto y acongojado, sostuvo: “Yo me voy a encargar de cumplir el propósito que tenía Lucas”. Segundos después, rompió el llanto de manera desconsolada.
Tras recomponerse, y temblando, remarcó: “A mi amigo, para que deje de jugar lo tuvieron que matar”. Gritó ‘Vamos Lucas’, y se quebró en un aullido de dolor. “Yo nomás pido Justicia por Lucas...”, cerró otro de los compañeros del adolescente.
JFG