La muerte de Lucas González, el joven futbolista de 17 años que fue baleado por la policía en un confuso episodio, generó amplió repudio por parte de la sociedad. En la mañana de este lunes, dos de los policías imputados por el crimen admitieron haber disparado sus armas.
Se trata de los oficiales José Nievas y Fabián López, quienes aseguraron durante la indagatoria haber utilizado sus armas reglamentarias contra el vehículo en el que viajaba el joven futbolista de Barracas Central.
Según declaró uno de los policías, el auto en el que viajaba Lucas junto a sus compañeros de equipo había tenido movimientos “compatibles con maniobras de narcotráfico”.
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En tanto, Gabriel Isassi, otro de los policías imputados, declaró que tanto él como sus compañeros vestían unos chalecos antibalas con identificación de la policía al momento de intentar frenar el auto para constatar la identidad de los ocupantes.
Por otro lado, se espera que los amigos que viajaban con Lucas presenten declaración también este lunes en la Fiscalía Nº 32 ante los investigadores en su condición de testigos.