Graciana Peñafort visitó de forma virtual la Escuela de Comunicación del Grupo Perfil para participar de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de periodismo, en la que se refirió a las nuevas autoridades de la Corte Suprema y a las causas que enfrenta Cristina Fernández de Kirchner en la Justicia. “Pese a la orfandad probatorio que ostentan, siguen avanzando porque lo importante es jaquear a una dirigente política de la importancia que tiene Cristina”, aseguró.
La abogada que impulsó la Ley de Medios durante el kirchnerismo también se refirió a Amado Boudou y aseguró que el exvicepresidente y Milagro Sala son perseguidos judicialmente. “A mí no me cabe duda de que hay presos políticos, que los hubo y que los sigue habiendo. Yo entiendo por qué el gobierno de Alberto no puede decir que son presos políticos, pero no me cabe duda de que lo son”, afirmó la Peñafort en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—Ciertos representantes del kirchnerismo, que son referentes importantes en materia judicial, han sostenido que es necesaria la ampliación del número de jueces de la Corte Suprema. ¿Usted qué piensa?
—Yo lo que quiero es que la Corte funcione bien y si vamos a ampliar la Corte es para que sigan resolviendo cosas importantes, pero no hace más justicia la ampliación. Sí creo que hay que cambiar los trámites cómo van en la Corte. Después de lo que pasó en estas últimas elecciones, quedó demostrado que cinco jueces es demasiado poco para garantizar una participación plena en las elecciones de autoridades. Hoy tenemos una Corte elegida por tres personas, me parece que es muy poco democrático y muy poco participativo
—El domingo pasado usted publicó en El Cohete a la Luna un artículo en el que ponía en duda la honorabilidad del mecanismo que se utilizó para elegir a Horacio Rosatti como presidente de la Corte. ¿Usted cree que Rosatti no está calificado moralmente para dirigir el máximo tribunal?
—Yo no soy juez moral, me cuesta mucho decir que alguien no está moralmente calificado para algo cuando la ley lo califica como apto. Siempre lo he cuestionado. Yo tenía una enorme admiración por Horacio Rosatti, tanto que daba clases por su manual y yo le enseñaba a mis alumnos que ese modo de designación que él aceptó, no era conveniente y no correspondía para los jueces. Entonces, creo que es un señor muy formado, pero Rosatti no ha sido honesto intelectualmente. Ha hecho cosas contrarias a las que él mismo dijo que estaban mal, pero eso no lo inhabilita como juez ni como presidente de la Corte. Me parece que se le pone una exigencia especial, que es honrar el cargo de juez de la Corte para lograr subsanar esa falla de origen que tuvo su designación y que él mismo convalidó.
—Así como Cristina Fernández de Kirchner denunció en su momento que existía persecución judicial también lo hizo el expresidente Mauricio Macri. ¿Existió persecución judicial hacía Macri?
—No, creo que no ha existido persecución judicial porque en general las denuncias que atraviesan a Mauricio Macri, parte de sus funcionarios y de su familia, están basadas en pruebas concretas, no en pruebas que se pueden fabricar. Yo he visto cómo avanzaba la persecución contra Cristina con pruebas que no existían. Yo he sido la abogada de Cristina en la causa del Memoradúm, dónde nos cansamos de pedir la presencia de (Robert) Noble, que era un testimonio clave, y Claudio Bonadío nunca lo quiso convocar a testificar. Yo he visto cómo armaban causas contra Cristina en base a testimonios de arrepentidos, arrepentidos que hoy no quieren declarar en una causa conexa como es Vialidad. Es decir, lo que veo es que las causas contra Macri se basan en pruebas concretas y que no son fabricadas.
—Siguiendo con esa interpretación, ¿Amado Boudou también ha sido perseguido, a pesar de la condena por corrupción que recibió?
—Estoy convencida de que fue perseguido, no sólo porque soy su abogada y estuve en el juicio, me harté de denunciar que a Bertuzi lo habían trasladado y lo recusamos en el marco de ese juicio. Después, la Corte dijo que ese tipo de traslado no era correcto. Cuando aparece la carpeta de arrepentido de Vandenbroele, descubrimos algo que está prohibido: pagarle a un testigo. Porque le pagaron a Vandenbroele, por ese testimonio y lo dejaron por escrito. Déjenme decirles que en muchos años de experiencias profesionales nunca vi certificado por un organismo del Estado el pago de un testigo, ni siquiera en AMIA certificaron el pago.
—¿Cómo tomó el resultado de las PASO para el Frente Todos?
—Con mucha tristeza y con mucha preocupación. Yo soy peronista y creo que los pueblos jamás se equivocan cuando votan. Entonces, no hay que enojarse ni fastidiarse, hay que entender qué falló, qué no llegó y qué es lo que está diciendo el pueblo cuando emite su voto. No podemos dejar de soslayar que hubo un enrome porcentaje de gente que eligió no votar. No es que votó a la oposición, que eso claramente demuestra un rechazo, sino que eligió no votar. Hay que saber interpretarlo porque es la obligación de todo dirigente. No hay que enojarse con el pueblo, hay que interpretarlo.
—¿La foto de Olivos es equiparable a la quema del cajón por Herminio Iglesias?
—No, yo creo que la foto de Olivos fue una foto que, por supuesto, no debería haberse producido. Mi problema no es que haya una foto, mi problema es que esas cosas hayan pasado, porque buena parte de la población no podía llevar adelante ese tipo de reuniones. En la misma época que apareció esa foto muchos argentinos no podían salir de sus casas. Yo estuve un año y medio sin ver a mis padres, que viven en otra provincia.
—¿Qué piensa sobre la designación del nuevo jefe de Gabinete, Juan Luis Manzur?
—Manzur es un típico gobernador del norte del país, cuya matriz de población es claramente más conservadora de la que tal vez sea Capital Federal o algunas de las grandes provincias. Me parece es un prototipo de un tipo de peronismo que es leal al pueblo que representa. Eso es Manzur. Es un señor que además tiene una enorme capacidad de trabajo, lo que ya ha demostrado varias veces y yo veo cómo ha cambiaba la lógica del Gobierno desde la llegada de Manzur. Celebro que haya llegado. Es claro que todavía no ha tenido que enfrentar cuestiones de criterio más ideológico, pero en tanto y en cuanto mantenga activo el Gobierno que, es lo que hace falta y era un reclamo, estoy contenta de que haya llegado. Y no puedo discriminar a un buen funcionario por cómo piensa. Puedo, en todo caso, objetar cuando ese conflicto se presente.
—¿Qué pueda suceder con las causas que enfrenta Cristina Fernández de Kirchner en la Justicia?
—Yo soy abogada no hago futurología, me cuesta pensar que va a pasar. Lo que sé es que cada vez que avanzan esas causas, se van topando con pruebas que van en sentido contrario, basta ver la causa de Vialidad. Yo la sigo con algo de atención, aunque no soy parte y vos ves cómo los testigos que va pidiendo la Fiscalía se desmoronan y se ve algo parecido con Oil Combustibles. Los abogados decimos que no hay prueba más frágil que el testimonio porque el testimonio se puede cambiar. Hay una fuerte voluntad del Poder Judicial en esas causas. Pese a la orfandad probatorio que ostentan, siguen avanzando porque lo importante es jaquear a una dirigente política de la importancia que tiene Cristina.
—¿Hay presos políticos en el gobierno de Alberto Fernández?
—Yo creo que hay presos políticos. No me cabe duda de que la situación de Milagro es una situación paradigmática. Cada vez que analizan esas causas, cuando salen de la provincia de Jujuy se desmoronan. A mí no me cabe duda de que hay presos políticos, que los hubo y que los sigue habiendo. Yo entiendo por qué el gobierno de Alberto no puede decir que son presos políticos, pero no me cabe duda de que lo son. Voy más lejos aún, tan presos políticos son, que dirigentes de la oposición, como (Ernesto) Sanz reconocieron que la pusieron mal presa y que el único motivo de su encarcelamiento era que si no lo hacían, (Gerardo) Morales no iba a poder gobernar. Recuerdo muy bien los tuits de Mauricio Macri diciendo que la gente la quiere presa a Milagro Sala, como justificativo de esa prisión. Si eso no es una prisión política y tomar la justicia como focus group no sé qué es.
—Milagro Sala dijo que se siente usada y que está desilusionada por el Frente de Todos. ¿Concuerda con este pensamiento?
—Yo no puedo concordar con lo que ella piensa, es su expresión. Puedo entender que ella sienta que no se ha hecho lo suficiente por su situación judicial. Sus abogados han seguido haciendo sus reclamos de justicia, algunos han avanzado con algo de éxito, pero no puedo juzgarla. Yo creo, efectivamente, que Milagro Sala es una perseguida política que tiene derecho a reclamar. También, creo que las reformas que ha impulsado el Frente de Todos en materia judicial no han sido lo suficientemente fuertes o efectivas como para que se acabe el sistema de persecución policial.
—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación y le damos la posibilidad de cerrar el reportaje con un comentario final que usted quiera hacer.
—A mí me parece que la mayoría de las preguntas que me han hecho giran en torno a un problema que tiene la Argentina y que ustedes, como jóvenes periodistas o estudiantes de periodismo, detectan: hay un problema en uno de los poderes del Estado, que es el Poder Judicial, en el cual ninguno de los que estamos acá tenemos confianza suficiente. No les creemos a los jueces, no les creemos a los procesos, lo que es peor, dictan sentencia y no creemos las sentencias. No las creemos porque hemos visto falsos arrepentidos, testimonios comprados, cosas espantosas y también hemos visto cómo los jueces se movían a dedo. Me parece que una parte importante de cuidar los poderes del Estado es reclamar que la Justicia argentina, que el Poder Judicial haga aquello para lo cual está llamado a hacer por la Constitución Nacional: impartir justicia. Yo voy a compartir con (Ricardo) Lorenzetti que un juez que hace política es un mal juez. Me parece que eso tenemos que empezar a recordárselo a todos los jueces, fiscales y defensores. Se olvidaron de ser funcionarios judiciales y se volvieron actores políticos.
Sara González Velásquez, Juan Cruz Soqueira y Mariana Coria
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación en la Escuela de Comunicación