Hebe de Bonafini murió este domingo 20 de noviembre de 2022 a los 93 años. Verborrágica, apasionada y controversial, la Madre de Plaza de Mayo más famosa trascendió por haber dedicado su vida a la incansable lucha por conocer el paradero de los desaparecidos en la última dictadura militar, un compromiso que le costó agresiones y amenazas. Asimismo, fue foco de críticas por sus polémicas declaraciones sobre la coyuntura a lo largo de su agitada vida pública que le valieron un sinfín de detractores, a pesar de su trabajo por los derechos humanos reconocido a nivel internacional.
Hebe Pastor de Bonafini nació en Ensenada, provincia de Buenos Aires, el 4 de diciembre de 1928. Autodefinida como "una ama de casa común", su destino cambió abruptamente en 1977, año en el que sus dos hijos fueron secuestrados y desaparecidos durante la dictadura militar en ese entonces comandada por Jorge Rafael Videla.
Eran los años más oscuros de la historia argentina. La represión se realizó a lo largo y ancho de todo el país, en más de 300 campos y centros clandestinos de detención, tortura y exterminio. El objetivo eran sobre todo los activistas sindicales y militantes de izquierda y del peronismo, que representaron el grueso de los 30.000 desaparecidos que produjo el terrorismo de Estado.
"Antes de que fuera secuestrado mi hijo, yo era una mujer del montón, una ama de casa más. Yo no sabía muchas cosas. No me interesaban. La cuestión económica, la situación política de mi país me eran totalmente ajenas, indiferentes", dijo Hebe de Bonafini en octubre de 1982 en Madrid. A partir de la tragedia y la desesperación por conocer el paradero de sus hijos, la madre de familia devenida en activista pasó a la acción y no se calló nunca más, ni en dictadura ni en democracia.
"El día en que me convertí en Hebe de Bonafini"
El destino de la joven de ojos claros y mirada penetrante parecía saldado en sintonía con las mujeres de la época. Hebe María Pastor se casó el 29 de diciembre de 1942, a los 14 años, con Humberto Alfredo Bonafini -fallecido en septiembre de 1982- de quien aseguró estar "muy enamorada" hasta el último momento. De la unión nacieron Jorge Omar, Raúl Alfredo y María Alejandra.
En medio del plan sistemático de desaparición, tortura y asesinato de personas de la última dictadura, el 8 de febrero de 1977 su hijo Jorge fue secuestrado en La Plata, mientras que el 6 de diciembre de ese mismo año ocurrió lo mismo con su hijo varón menor, en el partido bonaerense de Berazategui. Pocos meses después, el 25 de mayo de 1978 desaparecería también su nuera, María Elena Bugnone Cepeda, esposa de Jorge. "Hasta el 7 de febrero de 1977 yo era todo lo que viví en el pueblecito chiquitito donde me crié. Y el día en que desapareció mi hijo me convertí en Hebe de Bonafini", dijo en una entrevista con la Universidad de San Martín.
Las Madres de Plaza de Mayo
"Vos sabés que eso de que nuestros hijos nos parieron es verdad. Yo lo tomé desde la realidad más pura: nuestros hijos desaparecieron, y nacimos nosotras", dijo Hebe de Bonafini respecto a la génesis de las Madres de Plaza de Mayo, la asociación que se fundó a partir de las reuniones de Azucena Villaflor y otras mujeres en abril de 1977 en la histórica Plaza de Mayo, símbolo de la argentinidad. Allí reclamaron por los jóvenes detenidos-desaparecidos mediante rondas alrededor de la mítica Pirámide de Mayo, luego de que un oficial les dijera "circulen, circulen" en medio de una manifestación.
Unidas en la desgracia, Bonafini y sus compañeras sufrieron todo tipo de amenazas y represión durante los cruentos años del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Como líder de la asociación, Bonafini organizó solicitadas, petitorios a las autoridades y la presentaciones de habeas corpus ante la Justicia, entre otras acciones, para exigir la "aparición con vida" de los desaparecidos, a quienes se rehusaba a considerar que habían sido asesinados, algo que provocó diferencias con otras activistas.
A pesar de la indiferencia y hostilidad no solo del gobierno de facto sino de gran parte de la sociedad, las Madres contaron con diversos apoyos de organismos internacionales que denunciaron las violaciones a los derechos humanos en una Argentina enceguecida por el Mundial de Fútbol de 1978.
Los encuentros de cada jueves por la tarde de Bonafini y sus compañeras en conjunto perduraron hasta la escisión de la agrupación en enero de 1986, a partir de la creación de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, tras las denuncias de presuntas conductas autoritarias por parte de Hebe.
Hebe de Bonafini y una vida de polémicas declaraciones
Hebe se vio envuelta en numerosas polémicas por sus dichos en torno a temas de coyuntura tanto local como internacional. Desde su defensa a ultranza del kirchnerismo o de la organización terrorista vasca ETA hasta su manifiesta alegría por los atentados al World Trade Center de Nueva York, a Hebe de Bonafini nunca le tembló el pulso a la hora de manifestar su postura, lo que le valió un sinfín de detractores que la acusaron de politizar la agenda de los derechos humanos, de índole universal.
"Por primera vez le pasaron la boleta a Estados Unidos. Yo estaba con mi hija en Cuba y me alegré mucho cuando escuché la noticia. No voy a ser hipócrita con este tema: no me dolió para nada", dijo sobre el atentado contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, lo que generó un amplio repudio en medio de la conmoción.
Por otro lado, Bonafini fue una ferviente opositora del FMI y de "la injerencia estadounidense", por lo que se manifestó a favor de figuras como el Che Guevara, Augusto Sandino, Yasir Arafat, Osama Bin Laden, Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales mientras que en numerosas oportunidades apuntó contra distintos mandatarios, entre ellos Mauricio Macri, a quien tildó de "enemigo". "Son tan asesinos como los milicos", opinó sobre el gobierno de Cambiemos.
Por otro lado, a raíz de su militancia y trabajo social fue foco de numerosas agresiones y ataques, desde insultos, amenazas de muerte y torturas. Tal fue así que en 2001 dos personas ingresaron a su domicilio y, al no encontrarla, torturaron a su hija Alejandra, que denunció haber sido golpeada y quemada con cigarrillos.
Hebe de Bonafini y la política durante la democracia
En democracia, la militancia de Bonafini por los derechos humanos trascendió a los crímenes de la dictadura y abrazó otras causas, como la de los pobres, los pueblos originarios y la izquierda latinoamericana, entre otros. Como ferviente opositora a las políticas neoliberales, en 1991 Hebe tildó al expresidente Carlos Menem de "basura", por lo que fue llevada ante la Justicia por desacato y luego por injurias, en una causa que escaló hasta la Corte Suprema. Después de la muerte de Menem en febrero del 2021, ella dijo que "no la lamenta ni desea que descanse en paz".
Abiertamente kirchnerista -movimiento que hizo de los derechos humanos su estandarte durante el gobierno de Néstor Kirchner- en 2008 apoyó al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner durante la crisis con el campo y acusó a la Sociedad Rural de haber sido cómplice de los horrores de la dictadura.
A la entonces presidenta le regaló su propio pañuelo blanco, símbolo de la resistencia de las Madres, a quien también apoyó durante el tratamiento de Ley de Medios en 2009, apuntando a una supuesta complicidad de los medios de comunicación con la dictadura, los cuales “ocultaban los hechos al reportarlos como enfrentamientos, si es que los reportaban”.
Otro de los hechos que marcaron la agenda reciente de la activista de los derechos humanos fue el escándalo de corrupción en la causa conocida como "Sueños Compartidos" por presunta defraudación al Estado con los fondos para la construcción de viviendas sociales.
"Ya saben que vivo de mis dos pensiones, tengo la misma casa que ni la he pintado. Pero me quieren joder la vida para obligarme a que vaya ante los jueces y baje la cabeza. Pero no voy a ir", dijo Bonafini tras negarse a declarar, por lo que fue declarada en rebeldía.
A pesar de las idas y vueltas con la Justicia y de los exabruptos que escandalizaron a más de uno, el legado de Hebe de Bonafini es tan amplio como su longeva vida, y no solo abarca numerosas distinciones y premios de honor a nivel nacional e internacional sino que deja inscrita en la historia del Nunca Más argentino su resiliencia, pasión y convicción a la hora de exigir el esclarecimiento uno de los episodios más oscuros de la historia argentina.