El discurso oficial de avanzar contra los “odiadores seriales” abrió un nuevo espacio de debate interno dentro de Juntos por el Cambio, donde cada vez es más profunda la discusión respecto a los posicionamientos políticos que debe tomar el espacio. Esta vez, el dilema giró en torno a si debían salir a responder los cuestionamientos del Gobierno o no entrar en la discusión.
Un diputado pone en palabras el eje de la discusión: “Siempre perdemos cuando ellos se victimizan”, asevera. El análisis es que desde el oficialismo habían logrado, después de una jornada de amplias protestas en diferentes puntos del país, instalar el debate en torno a la violencia. “Eso es una interpretación muy de nicho, de microclima, no creo que sea lo que queda de las manifestaciones”, replica otra voz opositora. Y un tercero adhiere: “No podés no salir a responder, ellos te tildan de odiador y a la vez repiten actitudes y mensajes odiadores. Tu propio votante te pide que no te quedes callado”.
La tensión interna, una vez más, gira en torno a cuánto se tiene que extremar la alianza opositora. El comunicado por el crimen de Fabián Gutiérrez, ex secretario de Cristina Kirchner, dejó expuestas esas contradicciones y aceleró definiciones. “Algunos referentes tomaron consciencia de que se tienen que hacer cargo del espacio, porque sino se va a un extremo de mano dura de Bullrich”, resumen desde el ala de los “moderados”. “Frente a la kirchnerización de Alberto hay que pararse más en el medio”, concluyen.
Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y los intendentes del PRO en el Conurbano son los que más avanzaron en ese sentido, pero la discusión también se da puertas adentro del radicalismo, donde Martín Lousteau viene jugando cada vez más en sintonía con el jefe de Gobierno porteño y busca contrastar con otros líderes del partido como Alfredo Cornejo o Mario Negri. “No le podemos hacer el juego al kirchnerismo con errores así”, acentuaban respecto al comunicado.
En ese sentido, ayer, Diego Santilli, vice de Larreta, aseguró que “lo que tenemos que hacer es no contribuir a aquel que tenga un discurso de odio o que intente hablar del odio”. “La mejor manera, como dirigentes y personas con responsabilidades, es calmarnos, bajar el tono, entender que hay diferentes puntos de vista, situaciones, análisis”, sostuvo. También el intendente de Vicente López, Jorge Macri, manifestó: “Hay que bajar un cambio”.
“Esto es política, y nosotros hacemos política”, responden desde los sectores más duros de la oposición. Esta semana, recibieron un respaldo con la reaparición de Mauricio Macri en escena (ver aparte). Ayer, varios de ellos salieron a confrontar con el Gobierno, sobre todo después de la frase de Santiago Cafiero respecto a “opositores que siembran odio en pantuflas desde sus casas” y del tuit del vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, pidiéndole silencio a Macri. Waldo Wolff, por ejemplo, definió a los funcionarios como “odiadores de Estado”. Hernán Lombardi dijo que “llaman odiadores a todos los que no son kirchneristas duros”. Mientras que Mario Negri habló de un país “kafkiano” y marcó las contradicciones oficiales.
La unidad, de todas formas, no es puesta en debate. Cerca de Rodríguez Larreta, esta semana, reconocían: “Le pareció inoportuno el comunicado, pero lo que más le debe molestar es que el peronismo intente dividir Juntos por el Cambio”. La discusión, claro está, seguirá girando en torno al liderazgo.