La histórica visita del Papa Francisco a Chipre y Grecia tiene, en esta edición especial del L'Osservatore Romano, un profundo analísis de todas sus implicancias, sociales, políticas y religiosas. Así se indica que después de abandonar la catedral maronita de Nicosia, la tarde del 2 de diciembre, Francisco se dirigió en automóvil al Palacio presidencial para la ceremonia de bienvenida en Chipre y la visita de cortesía al presidente de la República, Nicos Anastasiades. Al finalizar ese encuentro privado, el jefe del Estado y el Papa se trasladaron al Ceremonial Hall de la residencia para dirigirse a las autoridades políticas y religiosas, a los representantes de la sociedad civil y a los miembros del cuerpo diplomático acreditados en la capital chipriota.
Luego del discurso del presidente Anastasiades, el Pontífice habló en favor de la búsqueda de la paz que se incluye en forma completa. Ya en la mañana del viernes 3 de diciembre, segundo día del 35° viaje internacional, el Papa llegó en automóvil al arzobispado ortodoxo de Chipre en Nicosia para la visita de cortesía a Su Beatitud Chrysostomos II, a la que después siguió el encuentro con el Santo Sínodo en la catedral ortodoxa. En el interior del templo dedicado a San Juan, después del saludo dirigido por el obispo ortodoxo de Chipre, el Papa pronunció un discurso llamando a no resignarse a las divisiones.
Diez mil fieles participaron ese viernes en la misa celebrada por el Papa Francisco en el Pancyprian Gymnastic Association Stadium (conocido también como Estadio Neo Gsp) de Nicosia. Después del saludo inicial dirigido por el patriarca de Jerusalén de los latinos Pierbattista Pizzaballa y la proclamación de las lecturas de la memoria de san Francisco Javier, el Pontífice pronunció la homilía. En ella, Francisco hizo un fuerte llamado a los cristianos a encender luces de esperanza en la oscuridad. También ese día el Papa guió la oración ecuménica con los migrantes en la iglesia de la Santa Cruz en Nicosia. Después del saludo de Pizzaballa, el Pontífice escuchó los testimonios de una voluntaria de Cáritas chipriota y de cuatro jóvenes migrantes, que inspiraron su reflexión. En el texto que se publica en forma completa y oficial se destacó el llamado del Papa argentino a quitar el alambre de púas del odio delante de quien pide libertad y pan. Inició en la mañana del sábado 4 de diciembre, el viaje del Papa Francisco a Grecia.
Desde el aeropuerto internacional de Atenas, donde llegó procedente de Chipre, el Pontífice acudió en Grecia al Palacio presidencial. Allí —después de la visita de cortesía a la presidenta de la República, Katerina Sakellaropouloui, y el encuentro con el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis— tuvo lugar el encuentro con las autoridades y representantes de la sociedad civil y del cuerpo diplomático, introducido por las palabras de saludo del jefe de Estado helénico.
Se publica en la edición de L'Osservatore Romano el texto del discurso del Papa invitando a la participación y buena política como antídotos al retroceso de la democracia: "He venido aquí, con amor y respeto, como peregrino y hermano en Cristo. Pienso en nuestras raíces apostólicas comunes y rezo al Espíritu Santo, para que nos ayude a recorrer juntos sus caminos": ese fue el mensaje escrito por el Papa Francisco en el libro de honor del arzobispado ortodoxo de Grecia, al finalizar la visita de cortesía a Jerónimo II y al sucesivo encuentro público con el arzobispo de Atenas y de toda Grecia, que tuvieron lugar en dos momentos distintos en la capital griega en la tarde del sábado 4 de diciembre.
Llegó en automóvil desde la nunciatura y el Pontífice fue acogido al ingreso del Palacio por el proto- syncellus y dos clérigos. Una vez dentro le esperaba su beatitud junto a tres colaboradores cercanos. Antes del coloquio privado, el Obispo de Roma se detuvo en oración cerca del icono de la Virgen y entregó dos coronas del rosario. Sucesivamente, en la Sala del Trono tuvo lugar —en presencia de los respectivos séquitos— el momento público del encuentro, caracterizado por el beso del libro del Evangelio y del intercambio de regalos entre los dos (Francisco entregó una copia del Codex Pauli). Se publica en este ejemplar el discurso pronunciado por el Santo Padre en respuesta al de Jerónimo. Allí el Papa Francisco se reunió con los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y catequistas de la comunidad católica de Atenas, en la catedral de San Dionisio de la capital griega.
Al llegar fue acogido en el ingreso principal por el arzobispo de Atenas, el jesuita Theodoros Kontidis, y por el párroco que le llevó la cruz y el agua bendita. Junto entraron al templo. Después del canto de ingreso, monseñor Sevastianos Rossolatos, arzobispo emérito de Atenas y presidente de la Conferencia episcopal nacional, dirigió al Pontífice un saludo a continuación de los testimonios de una monja del Verbo encarnado y de un laico; finalmente el Obispo de Roma pronunció el discurso que publicamos a continuación. Al finalizar, en el camino de regreso a la nunciatura, el Papa se detuvo desde el coche para admirar la Acrópilis de Atenas. Un sentido llamamiento a no dejar que el “mare nostrum” se convierta en un desolador “mare mortuum” y a detener lo que definió como un “naufragio de civilización” fue lanzado por el Papa Francisco el domingo por la mañana, 5 de diciembre, en la isla de Lesbos. El Pontífice regresó allí luego de su celebrada visita del 16 de abril de 2016. Desde Atenas llegó en avión hasta Mitilene, capital de la isla griega, donde se unió a su séquito el ordinario local monseñor Josif Printezis, arzobispo de Naxos, Andros, Tinos e Mykonos. En coche, el Papa se dirigió al Reception and Identification Centre para visitar a los refugiados.
Después de los testimonio de un huésped de la estructura y de un voluntario que les asiste, Francisco pronunció su discurso, que se incluye en forma completa y oficial en esta edición. Dos mil fieles entre los presentes en la sala principal y los que estaban en video conexión desde una sala cercana, participaron en la tarde del 5 de diciembre en la misa celebrada por el Papa Francisco en el Megaron Concert Hall de Atenas. Tras regresar de la isla de Lesbos, donde por la mañana había visitado a los refugiados, el Pontífice presidió la eucaristía en el segundo domingo de Adviento para la comunidad católica de la capital griega. En su homilía que se incluye íntegramente, el Santo Padre invitó a los asistentes a ser sembradores de esperanza en los desiertos del mundo. El último encuentro del viaje en Grecia el Papa quiso reservarlo a los jóvenes. Se reunió con ellos en la mañana del lunes 6 de diciembre, en la escuela San Dionisio de las hermanas ursulinas en Marusi, en la periferia de Atenas. Se publica el discurso pronunciado por el Pontífice después del saludo dirigido por el representante de la pastoral juvenil y los testimonios de una joven filipina, de una joven de Tinos y de un joven sirio. El Papa hizo un llamado a desarrollar el sueño de la fraternidad para vencer el miedo y la desesperación.
Finalmente, se incluyen también en esta edición especial otras homilías, discursos y participaciones del Papa Francisco en estos días de festividades especiales de la Iglesia Católica en el mundo entero.
HB