“Las cosas verdaderas nunca salen a la luz. Son las mentiras las que se conocen. (…) Es difícil saber por dónde empezar si no empiezas por la verdad”, dice Marilyn Monroe en el documental de Netflix que revela grabaciones de la estrella de los años 50, hasta ahora desconocidas.
La muerte de Marilyn Monroe siempre dará qué hablar, porque es uno de los tantos misterios del siglo XX. Y como ella recomendaba, cuando vislumbraba la posibilidad de escribir su biografía, comencemos por la verdad. A 96 años de su nacimiento, el 1 de junio de 1926, 15 verdades.
1. Su peso en oro
Como The Beatles, Marilyn Monroe solo necesitó de algunos años -una década, en su caso- para valer mucho más que su peso en oro en la industria del cine. Sus películas permitieron a los majors de Hollywood recaudar US $200 millones en su época (hoy serían más de US $2.000 millones).
2. Marilyn pagó su derecho de piso
La parte troncal de su cine sólo tiene algunas ramas. La primera y más tierna fue en 20th Century Fox, plataforma de lanzamiento con la que rodó Jungla de asfalto (John Huston, 1950), La malvada (Joseph Mankiewicz, 1950), Nunca es tarde (Harmon Jones, 1951), Clash by night (Fritz Lang, 1951) y Me siento rejuvenecer (Howard Haks, 1952). Su primer protagónico se lo dio Don`t bother to knock (Roy Ward Baker, 1952), junto a Richard Widmark, un duro de corazón tierno.
"Sabes que cuando un productor llama a una actriz a su oficina para discutir un guion, eso no es todo lo que tiene en mente", dice My Story, el atisbo de su autobiografía que escribió el guionista de Billy Wilder, Ben Hecht, luego de varias conversaciones con Marilyn. “Me he acostado con productores. Sería una mentirosa si dijera que no".
En 1953 fue una de las primeras estrellas de Hollywood que juntó coraje y hastío para hablar de los "lobos" de Hollywood. Ella sabía que eso tenía que salir a la luz, pero nadie se animaba.
"El primer lobo real que conocí debería haberse avergonzado de sí mismo porque estaba tratando de sacar ventaja de una simple niña. Eso es todo lo que yo era y no sospeché nada de él cuando detuvo su coche en una esquina y comenzó a hablar conmigo. Me miró por todas partes y luego se le ocurrió esa típica frase: 'Deberías aparecer en fotos y películas'. Esa fue la primera vez que escuché eso, así que no me pareció cursi. Me dijo que tenía una oficina en el Goldwyn Studio y que por qué no iba a verlo y me hacía una prueba de cámara. Sonaba bastante bien porque yo estaba loca por meterme en el cine en ese momento. [...]", cuenta My Story, que Ben Hecht publicó luego de la muerte de Marilyn.
"Descubrí que él realmente no tenía ninguna conexión con ese estudio, pero había tomado prestada la oficina de un amigo. Era gordo y jovial y, por supuesto, me llevaba en un cadillac. Me dio un guion para leer y me dijo cómo posar mientras lo leía. Me extrañó que todas las poses tenían que estar reclinadas, aunque las líneas que yo estaba leyendo en el guion no parecían requerir esa posición. A pesar de lo ingenua que era entonces, pronto me di cuenta de que esta no era la forma de conseguir un trabajo en el cine. Se estaba poniendo más pesado y maniobré rápidamente hacia la puerta y salí apresuradamente".
3. Monroe fue chica de almanaque
En pleno ascenso, se descubrió que, dispuesta a imponer su estilo, había hecho desnudos como chica de almanaque, antes de ingresar a la industria. Al escándalo de ocasión, siguió el perdón y, obvio, la reedición en Playboy (1953).
4. Marilyn hizo de rubia tonta
Sus películas más taquilleras fueron Niágara (Henry Hathaway, 1953), Los hombres las prefieren rubias (Howard Haks, 1953), Cómo casarse con un millonario (Jean Negulesco, 1953) y La comezón del séptimo año (1955).
5. Monroe: ni un pelo de tonta
Terminemos con esto: Marilyn no era una rubia tonta; Fox diseñó para el mercado esa estrategia de imagen, ya que le daba increíbles beneficios comerciales. Cuando la star reclamó otros papeles y un sueldo mejor, la congelaron. Un tiempo, al menos, hasta que se reconciliaron con La comezón del séptimo año, que arrasó.
6. Marilyn estaba para más y ella lo sabía
Marilyn sabía que estaba para más: se fue a estudiar al Actor’s Studio con Lee Strassberg y se asoció con el fotógrafo Milton Greene, para crear su propia compañía, Marilyn Monroe Productions. Así, sola, convocó nada menos que a Laurence Olivier para rodar juntos El príncipe y la corista (1957), película por la que Marilyn ganó un David di Tonatello Targa d'Oro a la mejor actuación.
Fox reculó, le aumentó el sueldo y le hizo firmar contrato para Bus stop.
Una Eva y dos Adanes (Billy Wilder, 1959) la consagró como actriz de comedia musical y Los inadaptados (1961), como una actriz de noble madera, pero quebrada por dentro, a pesar de que la sostenía el talento de Arthur Miller, su marido; los abrazos, ya por entonces, eran para la fotógrafa del rodaje, su nuevo amorío.
7. La mujer más deseada del mundo
En 1999, el American Film Institute la dio el sexto lugar en su célebre y siempre injusto listado de grandes leyendas del cine de oro de Hollywood, detrás de Katherine Hepburn, Bette Davis, Audrey Hepburn, Ingrid Bergman y Greta Garbo.
Para el AFI, los susurros y la boquita entreabierta de Marilyn eran incontrastables con las miradas por el rabillo del ojo de vampiresas fatales como Marlene Dietrich y Ava Gardner. Su belleza mórbida y natural, el paraíso, al lado de la cinturita de avispa de Elizabeth Taylor; y su mirada melancólica, un grito amordazado frente a la sangre a flor de piel de la tana Sofia Loren.
¿Qué martillo cerraría con el mejor precio de remate: el strip tease del guante de Rita Hayworth (Gilda, 1946) o el el vestido blanco de Marilyn volando cuando pasa el metro de Nueva York (La comezón del séptimo año, 1955)? Y aunque la respuesta cueste, se impone. A Billy Wilder se le ocurrió filmar sin extras la escena del metro, para que el público viera a su estrella, en vivo durante el rodaje. Fue delante del teatro Manhattan's Trans-Lux, sobre la calle 52 y esa imagen sigue recorriendo el mundo.
8. ¿Por qué Marilyn fue un símbolo sexual?
¿Qué hizo de Norma Jeane Baker Mortensen, la huérfana de Los Angeles abusada por un padrastro a los 8 años, un desafiante símbolo sexual en la década que con Rebelde sin causa, El guardián entre el centeno y el desembarco de la psiquiatría terminó de convencer a la perfecta-sociedad-norteamericana de que estaba para el diván?
“Entrar en el misterio de Marilyn es como entrar en la guarida del león”, dijo el escritor Anthony Simmers, autor de Goddess: The secret lives of Marilyn Monroe (1985).
9. Marilyn Monroe, niña esposa
De novia a los 15 años con el policía del barrio, James E. Dougherty, Marilyn se casó con él apenas cumplió los 16. Y se divorció, faltaba menos, apenas el muchacho regresó del Pacífico Sur luego de su paso por la Marina de Estados Unidos, tras la Segunda Guerra Mundial. Marilyn sabía a dónde quería llegar y no lo lograría junto a un marinero: Fox le exigía ser soltera para contratarla y no tuvieron que repetirlo. Que no sorprenda, si se recuerda cómo los grandes estudios arruinaron la vida de nombres que fueron mucho, como Buster Keaton o James Dean.
10. Joe Di Maggio
El 14 de enero de 1954, casi también de la noche a la mañana, llegó el casamiento con el beisbolista de las grandes ligas, Joe Di Maggio, la estrella de los New York Yankees, en la sede del Ayuntamiento de San Francisco. Aunque desconcertante, urgía tener “la boda del año” y las revistas del corazón no ahorraron coberturas para deslizar que la estrella, estaba apremiada por tener hijos, a pesar de que una endometriosis podría arruinarle los planes.
Sin embargo, a los 274 días de haberse casado, con trajecito negro y collar de perlas, le pidió el divorcio a Di Maggio a través de uno de los mejores estudios jurídicos de la época, el de Jerry Giesler, que había representado a Charles Chaplin, Errol Flynn, Bugsy Siegel, Robert Mitchum y tantas otras celebrities de vida intempestuosa.
¿El motivo? “Tortura psicológica”, un eufemismo para referirse a las borracheras violentas del deportista, algo que la diva no estaba dispuesta a tolerar, víctima ella misma del alcohol y las adicciones, algo contra lo que tuvo que luchar su vida entera, como todo adicto.
Un ejemplo a favor de Marilyn: la tarde que filmaron la escena del vestido blanco flameando sobre la rejilla del metro subterráneo, Di Maggio, que estaba detrás de cámaras, la espero en el hall del teatro Manhattan's Trans-Lux y le hizo un escándalo porque había mostrado las piernas. Marilyn no necesitaba un chasquido de los dedos para que vinieran a defenderla: lo apartaron los delegados del sindicato de actores. Un mes más tarde, Marilyn contrató a Jerry Giesler.
11. Arthur Miller le escribió sus líneas más crueles
La belleza americana y Arthur Miller, el celebrado autor de Muerte de un viajante se conocieron en 1951, durante una fiesta que dio Elia Kazan, con quien Marilyn tenía un amorío. Se llevaban diez años de edad que él había invertido en un matrimonio con una novia de la adolescencia, la madre de sus hijos y aún su esposa.
Y luego de unos años, sucedió. "Es la primera vez que estoy realmente enamorada. Arthur es un hombre serio, pero tiene un sentido del humor maravilloso. Estoy loca por él".
Marilyn se convirtió al judaísmo para demostrarle su amor y la bella y el intelectual de izquierda se casaron por civil el 29 de junio de 1956. La boda estuvo salpicada por la muerte de una periodista de Paris Match, en una cacería cinematográfica como la que habría de vivir Lady Diana Spencer, tanto tiempo después.
El episodio desestabilizó a Marilyn, pero el novio controló rápido la situación, cambió los planes y se casaron esa misma tarde, en absoluto secreto con la exclusiva presencia de sus testigos fieles –el primo de Miller y su esposa-, en el juzgado de Wetchester County.
El 1 de julio se casaron en una casa de campo en las afueras de Nueva York, bajo el credo judío. Su anillo de bodas tenía grabado una frase alentadora: “Now is forever” (ahora es para siempre). Sin embargo, el para siempre duró hasta 1961, a pesar de las muchas fotos que recuerdan su vida feliz juntos, a Marilyn convertida en esposa y lejos de Hollywood.
“Lamento haberme casado con una niña, no con una mujer”, parece que había escrito Arthur Miller, y Marilyn, con el temple de una mariposa, volvió a quebrarse, y comenzó a experimentar con tranquilizantes, mientras se cruzaban los rumores de infidelidades mutuas. Se divorciaron con un trámite rápido y eficaz en Michoacán, y a la mexicana.
No fueron esas las peores palabras que el escritor le dedicó a la mujer más deseada del mundo. “Marilyn Monroe es la prueba suprema, en lo que a mí concierne, de que la sexualidad y la seriedad son incompatibles, y no pueden coexistir en la mente norteamericana", le espetaría tiempo después.
12. Joe Di Maggio fue quien más la quiso
Marilyn no era rencorosa. Cuando se divorció de Arthur Miller y Joe Di Maggio trató su alcoholismo, el deportista y la rubia debilidad lograron ser amigos, tal vez muy amigos. Se veían, leían juntos poesía, se visitaban, salían. Las revistas del corazón ardían y Bob Hope les escribió una canción –The second time around- que fue nominada para la 33º entrega de los premios de la Academia de Hollywood.
El 5 de agosto de 1962, Eunice Murray, la empleada doméstica de Marilyn Monroe encontró a la actriz sin vida, muerta y tirada en la cama de su casa de Brentwood, en Los Ángeles.
Marilyn se apagó de pronto o de a poco, ya lo mismo da. Se habló de una conspiración del clan Kennedy que la “suicidó”, de la muerte por sobredosis de barbitúricos, de la soledad de la estrella famosa que no tenía con quién sacar a pasear su perro de noche. Se dijeron muchas cosas y tal vez ya nunca se llegue a la verdad. El certificado de autopsia reza “suicidio” y está firmado por el forense Thomas Noguchi.
La autopsia reveló que el psiquiatra Ralph Greenson le recetaba desde hacía tiempo sedantes en dosis y combinaciones que terminaron matándola y no remediaban su ansiedad adormecida ni su alma amoratada.
13. el diario de Marilyn desapareció de la fiscalía
El médico forense Thomas Noguchi describió que el ángel rubio murió sosteniendo en la mano el auricular del teléfono que tenía en su mesita de luz. Se dijo que el último hombre que había hablado con ella fue el hijo de Joe Di Maggio, la noche del 4 de agosto. Thomas Noguchi, que fue el forense de varias estrellas caídas, estudió la escena mortuoria de Robert Kennedy –vaya casualidad-, de Janis Joplin, Natalie Wood y muchas otras almas en pena, como la de Marilyn.
Su libro Cadáveres exquisitos (1987, traducido al español en 2011, Global Rhythm Press) recopila algunos de sus registros como forense en el condado de Los Angeles. De Marilyn Monroe, escribió cuatro cosas que le llamaron la atención:
- Hallaron el cuerpo poco después de medianoche, pero la policía fue avisada a las 4.25. ¿Qué ocurrió mientras tanto?
- El análisis de sangre mostraba dosis mortales tanto de hidrato de cloral, como de pantobarbital (nembutal).
- Algunos defendían que Robert Kennedy había volado a Los Angeles para supervisar el asesinato de Marilyn.
- Lionel Grandison [firmante del certificado de defunción] dijo que vio el diario de Marilyn en la oficina forense, pero que al día siguiente ya no estaba”.
El mentado diario personal de Marilyn podría tener un valor incalculable, si aún existiera en alguna parte.
Al cumplirse 20 años de la muerte de la estrella, Lionel Grandison publicó un libro revelando los presuntos contenidos de ese diario desaparecido. Según esta publicación, Grandison tuvo tiempo suficiente de leer el diario e informarse de los estremecedores vínculos de Marilyn Monroe con los Kennedy, el FBI, la CIA y los miembros de la mafia. En él revela que Los Angeles Police Department and District Attorney (el Departamento de Policía y la Fiscalía General del distrito) encubrieron el caso.
14. Amor post mortem y rosas rojas
Joe Di Maggio reclamó el cuerpo de su viejo amor y organizó un funeral a su manera: sin Hollywood, sin los Kennedy, sin cámaras. La enterró en el Cementerio Westwood Village Memorial Park de Los Angeles. Colocó en sus manos un ramo de rosas rojas y, durante dos décadas, repitió cada semana ese gesto de devoción. Joe Di Maggio nunca más habló de ella ni se casó.
15. "Happy birthday, Mr. President"
Unos 78 días antes, el 19 de mayo de 1962, 35.000 demócratas se habían congregado en el Madison Square Garden de Nueva York para homenajear a John Fitzgerald Kennedy en una multitudinaria fiesta. Ella Fitzgerald, María Callas y Harry Belafonte, entre otros, ya habían pasado por el escenario.
Marilyn subió tarde al escenario, dando sus pacitos apresurados de geisha rubia, nerviosa sin motivo aparente, frunciendo su boquita de pescado. Casi comiendo el micrófono, mirando a los ojos a John Fitzgerald Kennedy, le cantó provocativamente el "feliz cumpleaños" “haciendo el amor en directo con el presidente de los Estados Unidos”, como describió la prensa que no se guardaba nada y, apuntó además, que la primera dama, Jacqueline Kennedy no había estado presente.
Inmediatamente después, por el costado del escenario, una torta gigantesca de varios pisos asomaba en escena y el presidente de Estados Unidos –que se había repuesto del rubor inicial- subió al escenario para decir:
“La señorita Monroe ha abandonado el rodaje de una película para estar aquí esta noche. Y yo ya puedo retirarme de la política después de oír un cumpleaños feliz de una forma tan dulce y agradable".
“Esta aparición de Marilyn Monroe en el Madison Square Garden marcó un punto de inflexión tanto en su carrera como en su vida. Toda la industria cinematográfica opinaba que la actriz había faltado el respeto a la profesión y John Fitzgerald Kennedy dio la orden a sus allegados de que alejaran de su vida a esa mujer enloquecida que podía acabar con su carrera política”, analiza Javier Cuesta en Marilyn Monroe.
“A pesar de todas las llamadas que realizó a la Casa Blanca para hablar con el presidente, Marilyn sólo consiguió comunicarse con su hermano Robert y con su secretaria, Angie Novella, que le aconsejaron tranquilizarse una temporada hasta que las aguas de su relación volvieran a su cauce”, continua el trabajo de Cuesta.