La pizza une amigos, acerca gente, hace comulgar países distantes y para muchos argentinos es un legado ancestral grabado en nuestro ADN.
Algunas opiniones la ubican incluso por encima del cuadro de honor del asado, la “mila” con fritas y el inmortal bife de caballo. Está presente en cumpleaños, casamientos, fiestas y deportes mundiales de toda índole. Y si hay algo que ayuda a romper el hielo y hacer amigos, eso es compartir una buena pizza.
El 9 de febrero es el día internacional de la pizza, en el 2023 más internacional que nunca.
Ya en el año 2017, la pizza fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y gracias a Dios su carácter “inmaterial” es un tanto relativo, al menos en el momento en que se la imagina llegando al plato.
Pizzas estilo New York: un recorrido por las mejores opciones
El valor inmaterial de la pizza está sostenido por su carácter de ser un ritual social integrador a partir de una costumbre heredada.
En su sitio oficial en Instagram, la Asociación de Pizzerías y Casas de Empanadas de la República Argentina (Apyce), publica los resultados de una encuesta propia que, si bien no nos toman por sorpresa, sostienen un liderazgo en el tiempo.
"Muzza" y Napolitana, pizzas preferidas
“Hablando de pizzas grandes: la pizza de muzzarella es la más popular en Argentina, consumida por un 33,83% de la población. Le sigue la pizza Napolitana con un 11,83% y la de jamón y morrón con un 8,11%. La pizza de jamón también es una opción popular con un 5,87%”, sostiene Apyce.
“En cuanto a pizzas chicas, la fugazza con queso es la segunda elección de los argentinos con un 10,36%. Le siguen la pizza de jamón y morrones con un 10,23% y la napolitana con un 10,09%.
Por su parte, la empresa de delivery (entrega a domicilio) PedidosYa se tomó el trabajo de elaborar su propia encuesta y sus resultados son muy interesantes, por la presencia de la marca en la plataforma comercial de 15 países de América Latina..
Según su informe internacional las ciudades de Buenos Aires, Rosario y Córdoba (Argentina), Santiago (Chile), Montevideo (Uruguay), Ciudad de Panamá (Panamá), Lima (Perú), Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), Santo Domingo (República Dominicana) y Ciudad de Guatemala (Guatemala) estas las diez ciudades de América Latina en las que se registró la mayor cantidad de pedidos de pizza en el año 2022.
Además, según la empresa PedidosYa, el consumo de pizza aumentó casi un 26% en doce meses, y sumando a las preferidas otras que no solían ocupar los primeros puestos de las preferencias gastronómicas, como la pizza con ananá y la pizza con carne.
Con todo, la de mozzarella y la de pepperoni son dos de las variedades más pedidas en América Latina, acompañadas de fainá.
La pizza argentina es la segunda mejor del mundo
Pizza: de Nápoles a Argentina
Con una inmensa población nacional cuyo árbol genealógico nos lleva hasta el Mediterráneo, era un imperativo del destino que nuestras raíces gastronómicas nos condujeran a Nápoles, la cuna de la pizza moderna, tal como hoy se la conoce.
Todavía hoy, en Nápoles, funciona el local que se considera la primera pizzería del mundo. Port’Alba, así se llama, abrió sus puertas en 1738 pero sólo para vender pizza al paso. Y la propuesta funcionó, aunque le llevó un siglo alcanzar la categoría de restaurante y acomodar mesas y sillas en su local, para que la gente se tomara un tiempo para comer pizza.
Argentina: fugazza, fugazzeta y fainá
Argentina también tiene su página en los anales de la pizza internacional. La trajeron, claro, los inmigrantes italianos y se sabe que en 1882, el genovés Nicola Vaccarezza cocinaba en su horno porteño una fainá de harina de garbanzos como la que se comía en su pago, y logró instalarla como parte del gusto nacional.
Sin embargo fue otro genovés, Agustín Banchero, el que le dio sello propio a la versión argentina de la pizza, cuando inventó la fugazzeta (una fugazza de cebolla más queso), que combinaba la focaccia con cebolla y/o queso.
Con ese golpe maestro logró que su panadería Riachuelo, sobre Olavarría e Irala, pasara a la historia. Y el local sigue funcionando en el barrio de La Boca.
En 1932, la familia ya tenía pizzería propia en la esquina de Almirante Brown y Suárez y dos años más tarde la asociación cultural República de La Boca lo condecoraba como “el emperador de la Fugazza con queso”.
Ya desde entonces, con un único local sobre la Avenida Corrientes 1368, otro compatriota, Franco Malvezzi, salió al ruedo con Güerrín, que se especializó en lo que se llamaría pizza “al molde”, menos crocante y con masa más gruesa. Tiempo después, el local ofrecería la variante "media masa", que es menos alta.
El local Güerrín ha llegado a vender mil pizzas por día y, sábado y domingo, 1.500 unidades. Tiene un menú que superó el centenar de variedades de pizza y fue declarado “sitio de interés cultural”.
Con jamón, morrones, palmitos, rúcula o ananá; en versiones vegetarianas o con novedoso queso de almendras; incluso más audaces como la meridional Calabresa, como dice la encuesta de Apyce la pizza reserva en Argentina un altar a la universal Muzzarella y un culto especial a la Napolitana, con tomate en rodajas, orégano y ajo a elección.
Devoción, excusa o mandato genético, la pizza es tal vez el único plato argentino convocante, transversal y superador de grietas. En versión hipercalórica o reducida en calorías, apta para carnívoros, vegetarianos o incluso celíacos, que nunca falte al menos una pizza y un brindis en cada mesa familiar.
MM/fl