Alberto Fernández ya se sacó el traje de gala con el que se codeó con varios líderes mundiales y ya se puso las botas para meterse en el barro de los problemas que lo esperan en el país. Analizando en perspectiva, cuando asumió la presidencia, la renegociación de la deuda asomaba en el horizonte como el desafío más complejo. Hoy, un año y medio después, ese frente comenzó a encaminarse después de la gira que finalizó este viernes en Roma. La pandemia, errores de gestión y hasta las peleas internas en la coalición de gobierno conspiraron para que ahora el Gobierno tenga dos batallas más urgentes: precios y vacunas.
El Presidente y Martín Guzmán se dieron un baño de primer mundo. El último día de gira europea, de la que participó PERFIL, incluyó reuniones con Kristalina Georgieva y el funcionario de la administración Biden John Kerry, además de compartir un seminario y posterior cena con el premio Nobel Joseph Stiglitz y el prestigioso académico Jeffrey Sachs.
A las 9 de la mañana de este viernes, Fernández y su ministro de Economía, que volvió respaldado después de los dardos kirchneristas, aterrizaron en Ezeiza. La gira de seis días por Portugal, España, Francia e Italia, que incluyó el Vaticano y el plus de los encuentros con la titular del Fondo y el ex secretario de Estado norteamericano, cambió el semblante de la comitiva presidencial.
Los apoyos cosechados de los líderes de esos países europeos y también del Papa pueden desembocar en el avance la estrategia que trazó el ministro Martín Guzmán. Un “puente de tiempo” con el Club de París para suspender el vencimiento del 31 de mayo (por unos US$ 2.400 millones), y renegociar con el FMI un acuerdo integral.
En la comitiva oficial, que PERFIL acompañó por Europa durante toda la semana, revelaron los apoyos obtenidos de los cuatro países visitados, al que se sumará Alemania (en dos semanas Fernández tendrá un Zoom con Angela Merkel) para lograr la eliminación de los sobrecargos a las tasas que paga la Argentina. Eso podría ahorrarle al país US$ 950 millones en 2021. También hubo un pedido formal para ampliar los US$ 4.500 que en agosto Argentina recibirá por los Derechos Especiales de Giro (DEG).
Más allá de los resultados en Europa, Fernández tendrá poco para mostrarle a la mayoría de la población, acuciada por una inflación galopante que golpea los bolsillos y es un lastre para avanzar en la recuperación pospandemia.
Precios. A Fernández se lo vio distendido y locuaz en la gira. Como si hubiera puesto en pausa por unos días los conflictos internos. Su semblante cambió cuando le preguntaron sobre la polémica justificación del vacunado vip Carlos Zannini. Evitó la respuesta. También, tajante, dio por terminada la disputa entre el subsecretario de Energía, Federico Basualdo, y Guzmán, el ministro que le preparó su gira europea. Las provocaciones kirchneristas lo molestan, pero no quiere ir más allá. Y también ninguneó el proyecto de declaración del kirchnerismo en el Senado por la utilización de los DEG que llegarán desde el FMI.
Fuera de las internas, la suba de precios es el frente más complicado que el Presidente debe atender. El índice de inflación que marcó 4,1% en marzo, con más de 17% de aumentos en el primer cuatrimestre, puede transformarse en una piedra demasiado pesada en el año electoral. El mandatario argumenta que comienza a desacelerar lentamente, pero que todavía sigue siendo el mayor problema.
La estrategia hasta las elecciones estará puesta en desacelerar la suba de precios en el próximo cuatrimestre. Y volcar más pesos a los bolsillos de los sectores más castigados, así como a los trabajadores y jubilados. La llegada en agosto de unos US$ 4.500 millones desde el Fondo en forma de Derechos Especiales de Giro servirán para ese fin. Habrá que ver si se impone la postura de Guzmán, quien pretende usar esos fondos para fortalecer las reservas y luego emitir pesos. O, en cambio, la propuesta del kirchnerismo, que busca que vayan a atender la emergencia de la pandemia.
Vacunas. En privado, el mandatario está convencido de que de a poco su gobierno está despejando el panorama en materia de deuda y de la vacunación. De eso habló con el papa Francisco en la audiencia privada de 25 minutos en el Vaticano. Le manifestó a Bergoglio que ahora tiene la expectativa de que con el stock de vacunas anunciadas se pueda acelerar el plan de inoculación.
Esta semana le dejó a cargo de la ministra Carla Vizzotti el anuncio de la llegada de cuatro millones de dosis de AstraZeneca. Reveló que se trató de un trabajo conjunto con el gobierno mexicano para exigirle a la farmacéutica para que cumpliera con el contrato. La fecha de arribo se calcula entre el 25 de mayo y el 8 de junio. Con envíos regulares de los rusos, Fernández confía que el plan de vacunación podrá finalmente encaminarse.
“Gobernar Argentina es como jugar simultáneas en el ajedrez, tenés demasiadas partidas abiertas”, grafica el mandatario. El tiempo dirá cuántas fichas pierde, cómo juega la reina y si finalmente logra imponerse.
Última cena con Stiglitz y Sachs
El vuelo de Aerolíneas Argentinas estaba listo para partir a las 11 de la noche. La última llegada tarde de Alberto Fernández (hizo esperar cinco minutos a Emmanuel Macron en el Eliseo y también al Papa Francisco en el Vaticano) hizo despegar el vuelo casi una hora después. El Presidente justificó su retraso porque venía de su última cita fuera de agenda. El embajador argentino en Roma, Roberto Carlés, fue el anfitrión en la sede diplomática de una cena de la que participaron también el ministro Martín Guzmán, el canciller Felipe Solá y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz. Los invitados fueron el premio Nobel Joseph Stiglitz y el académico de Columbia Jeffrey Sachs. Los prestigiosos economistas formaron parte del seminario sobre la deuda que se celebró el viernes bajo el paraguas del Vaticano y del que también participaron Kristalina Georgieva y John Kerry, entre otros. El más animado de la cena fue
Guzmán, quien disfrutó de compartir mesa y charla con su mentor Stiglitz.
*Desde Roma.