La historia de Maxi, el joven wichí que creó una aplicación bilingüe para ayudar a su comunidad, vuelve a cobrar relevancia al estar a horas nada más de conocer si está entre los diez finalistas del Global Student Prize 2021, un premio de la fundación Varkey y la UNESCO, del que participan 3.500 postulantes de 94 países.
La edad de Mario Maximiliano Sánchez es tan solo un reflejo del paso del tiempo, dado que tiene responsabilidades que lo hicieron saltar a la adultez con tan sólo 17 años. “Mis amigos me dicen que soy raro porque, aún siendo chico, sé las historias más antiguas y más actuales acerca de como sufrió la comunidad y como fue esa trayectoria”, contó el estudiante a PERFIL.
Oriundo de la comunidad wichí cerca de la ciudad de General Mosconi, en Salta, la historia de Maxi trascendió a partir de la nominación al premio internacional, lo que motivó que el presidente Alberto Fernández lo recibiera en la Casa Rosada a finales de septiembre.
“Me sentí como un chico cualquiera”, comentó emocionado el joven sobre el encuentro con el mandatario nacional que echó luz a una problemática que el Estado argentino ignora, la de la exclusión de los pueblos originarios, entre ellos los wichís, a la cual el mismo ayudó a visibilizar.
Parte de esa fragilidad socioeconómica de la comunidad wichí es la dificultad para comunicarse, algo que Maxi detectó y motivó a crear una aplicación que traduce el español al wichí y viceversa, que se puede usar sin internet - dada la falta de conectividad- en principio para ayudar a los miembros de la comunidad a hacer trámites en organismos públicos como ANSES.
Además, el joven tiene su propio emprendimiento en el que arregla celulares, un oficio que aprendió leyendo libros de informática y ayudado por su mentora e impulsora de su candidatura al premio que destaca al “estudiante global”, Eva Fernández. Además, escribe poesía y ganó la medalla de oro en las “Olimpíadas de Canguros Matemáticos” y el primer premio en el “Primer Concurso Provincial de Literatura”.
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Eva Fernández, el principal apoyo de Maxi
“Él es un ser muy especial, muy empático. Su misión es tener una escuela secundaria para la comunidad wichí”, contó a PERFIL Eva Fernández, la maestra de primaria de Maxi que se convirtió en su principal apoyo desde chico para que pudiera seguir estudiando en medio de un contexto de vulnerabilidad.
Eva conoció a Maxi cuando estaba en sexto grado dado que le “trabajaba” de traductor con los otros chicos en un taller de integración. “Él explicaba los juegos a los otros en su idioma”, contó Fernández. Desde entonces, se convirtió en el apoyo principal del joven, a quien le facilitaba su casa con conexión a internet y sus dispositivos, hasta que pudo tener el propio. Incluso a veces Maxi caminaba casi dos kilómetros para acceder al Wi-Fi público.
“Lo considero como un hijo más. Siempre pasa a tomar la merienda. El sabe que en mi casa nunca le va a faltar un plato de comida”, subrayó la ex profesora quien además estuvo nominada para el Global Teacher Prize de la misma institución hace algunos años.
A su vez, destacó la labor de Maxi para ayudar a su comunidad, tanto a los chicos como a los adultos, como su abuela, con quien se crió en una casa “sin recursos”.
De esta forma, la profesora visibilizó una realidad que desde la centralidad urbana parece de otro planeta pero existe, y refleja las deficiencias de un estado que de alguna forma ignora la situación de los pueblos originarios.
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“Un chico de pueblo originario no te habla ni levanta la vista, cuesta que te mire a los ojos, algo que me gustaba hacer para ver si iba a tener éxito en la clase”, señaló Eva, y relató a su vez que a los chicos wichí les cuesta socializar con el mundo “acriollado” por distintos motivos, como la falta de recursos materiales o las barreras del idioma que los hacen sentir excluidos.
“Es importante que vayan a la escuela, sin estudio no hay trabajo y sin trabajo no hay futuro”, agregó Maxi, quien además tiene otro logro que es el de haber motivado a dos de sus amigos para volver a la escuela en un lugar en donde el abandono de la escolaridad es moneda corriente.
La misión de Maxi es ayudar a su comunidad
Maxi asegura que busca fomentar la comunicación español-wichí y tener una escuela secundaria accesible para los miembros de su comunidad, que debido a la falta de recursos materiales y lingüísticos cuenta con una alta deserción escolar.
“Sueña con la creación de una escuela secundaria y una escuela de oficios en su comunidad para combatir la deserción escolar que ve a su alrededor; realidad que se profundiza por la maternidad adolescente”, destaca el perfil del joven de 17 años.
A tan solo horas de conocer a los diez finalistas del Global Student Prize el próximo 14 de octubre, Maxi asegura que de ganar el premio de cien mil dólares asistirá a otros originarios que necesitan ayuda para escribir y comprará insumos para hacer crecer su incipiente negocio, cuyos ingresos asegura que también destinará al desarrollo de la comunidad.
“Ayudar a toda mi comunidad es en lo que yo pienso”, concluyó el joven que asegura ser un apasionado de obtener información, y que todavía no se decide si estudiar abogacía o informática luego de terminar sus estudios secundarios en 2023.
cp