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Reactivación

Reabrieron los bares y restaurantes de la ciudad de Buenos Aires

Con frío, pero con todo en orden, más de dos mil establecimientos porteños de gastronomía levantaron las persianas y volvieron a vivir. Los clientes se sacaban selfies de alegría. Galería de fotos

Apertura de bares y restaurantes en Caba segunda parte 20200831
Apertura de bares y restaurantes en Caba 20200831 | Obregon Juan

Después de más de cinco meses con las puertas cerradas y los bolsillos flacos, los bares, cervecerías, restaurantes y locales de comida hoy comenzaron a recibir clientes. Eso sí, sólo los que pudieron plantar mesas y sillas en la vía pública. Los que no estuvieron en condiciones de cumplir con este requisito sanitario, podrán sin embargo, completar una solicitud especial en la Secretaría de Atención Ciudadana y Gestión Comunal porteña.

En cada mesa, no se permitirán más de 4 personas y la más próxima deberá estar a 1,5 metro de distancia (medido desde el borde). El uso de barbijo es obligatorio para el personal y también para los clientes, separados entre sí por otro metro y medio de aire –los dos últimos incisos, de todos modos, no se cumplieron a rajatabla-. El interior de cada establecimiento debía estar vacío, igual que los salones de juego. 


En las últimas 48 hs, 231 establecimientos se postularon para sumarse al plan de apertura gradual que hace 45 días habilitó el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

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Con 1.800 locales que ya antes de la pandemia funcionaban con la modalidad “mesitas en la calle”, de Recoleta a Villa Ortúzar, de Barracas a Chacarita fueron  más de dos docenas la cantidad de barrios porteños que quisieron volver a animarse. 

Esperaron este momento durante largos meses y todos los bares comenzaron el día con una sonrisa en los labios. Los dueños, porque la rueda comenzaría al fin a girar y, los mozos –que a pesar de la habilitación no pueden tomar transporte público-, se encontrarían con sus clientes de siempre, esos amigos de la rutina que les regala el oficio de años. 


Sin embargo el día no ayudó mucho para un cafecito en la vereda: viento, nubes, frío… no importa! Unos cuantos se hundieron el gorro hasta las orejas y salieron igual.

Las amigas de 50 plus se sacaron la selfie de un momento inolvidable y los matrimonios se tomaron un recreo al encierro y fueron a brindar con un cortadito. “Yo recorrí toda la Avenida Rivadavía, desde Caballito hasta Floresta y vi bastante gente. Aunque haga frío, los cachorros salen desesperados cuando les abren la puerta”, grafica el reportero gráfico Juan Obregón, autor de las imágenes que acompañan este reporte.

Desde temprano, los inspectores del Gobierno de la Ciudad andaban como agrimensores midiendo la distancia entre mesas, oteando las instalaciones, solicitando permisos de habilitación y dando recomendaciones. Preguntaban si funcionaban los posnet (había que desinfectarlo con agua y alcohol), si los mozos ya tenían su kit de protección personal y si una mampara separaba el mostrador de los clientes. 

Todo pareció haber estado en orden. Los clientes se enfundaron con su tapabocas y los mozos rociaban meses y sillas con alcohol, a la paciente espera de los próximos comensales.