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ÓPERA EN EL TEATRO COLÓN

Repudio de intelectuales a la Conferencia Episcopal Argentina por su crítica a "Theodora"

Además de "emitir un juicio estético y moral", los obispos reclamaron a "las autoridades" que "velen por una sociedad sana y democrática, en la que se respeten todos los símbolos sagrados".

theodora
La Conferencia Episcopal consideró a la obra "una pretendida expresión artística" en la que "se bastardearon y blasfemaron la fe y la religiosidad". | CEDOC

Un grupo de intelectuales emitió un comunicado de repudio hacia la Conferencia Episcopal Argentina después de que esta condenara la puesta del oratorio "Theodora", de Händel, en el Teatro Colón, a la que consideró "una pretendida expresión artística" en la que "se bastardearon y blasfemaron la fe y la religiosidad".

"Si los obispos que firman la declaración se hubieran limitado a dirigirse a su feligresía, no tendríamos nada que objetar. Pero, además de emitir un juicio estético y moral (“pretendida expresión artística”, “blasfema”) los obispos se dirigieron también a “las autoridades” pidiendo -o exigiendo- que estas “velen por una sociedad sana y democrática, en la que se respeten todos los símbolos sagrados", dice el comunicado.

"Es posible criticar aspectos de la versión presentada, pero las diferencias estéticas o intelectuales que, eventualmente, algunos de los firmantes de esta carta pudieran sostener, no nos hacen vacilar a la hora de objetar la injerencia de la Conferencia Episcopal ni de expresar nuestra defensa de los artistas", dijeron en un comunicado Sergio Bufano, José Emilio Burucúa, Emilio de Ípola, Rafael Filippelli, Adrián Gorelik, Alejandro Katz, Lucas Martín, Hinde Pomeraniec, Hilda Sabato, Beatriz Sarlo y Hugo Vezzetti.

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Los pensadores aseguran que "en una sociedad democrática, plural y abierta la blasfemia solo puede producirse en la esfera misma de la religiosidad: una frase, una inscripción en un sitio religioso consagrado por alguna fe -un templo, un cementerio, una escuela confesional- puede serlo". "Una palabra o una imagen pronunciada o inscripta en el mundo profano -y por tanto laico y secular- no puede, por definición, ser blasfema", agrega el comunicado.

Los firmantes dijeron que rechazan "enfáticamente" la apelación a las autoridades para que “velen por una sociedad sana”: conocemos, por muchas y dolorosas experiencias, cual es el sentido y cual es el costo de esa pretendida “salud social”. "Deseamos tramitar nuestras diferencias estéticas, intelectuales, políticas, en una escena de libertad, en la que los fracasos y los riesgos contribuyan a conocer, a experimentar y a reflexionar sobre todas las dimensiones de la vida en común", finaliza la nota.

A continuación, el comunicado completo:

A propósito de Theodora y del comunicado de la Conferencia Episcopal

"La Conferencia Episcopal Argentina ha emitido un documento condenando la puesta del oratorio Theodora, de Händel, en el Teatro Colón, a la que consideró “una pretendida expresión artística” en la que “se bastardearon y blasfemaron la fe y la religiosidad”. Si los obispos que firman la declaración se hubieran limitado a dirigirse a su feligresía, no tendríamos nada que objetar. Pero, además de emitir un juicio estético y moral (“pretendida expresión artística”, “blasfema”) los obispos se dirigieron también a “las autoridades” pidiendo -o exigiendo- que estas “velen por una sociedad sana y democrática, en la que se respeten todos los símbolos sagrados”.

"Es posible criticar aspectos de la versión presentada, pero las diferencias estéticas o intelectuales que, eventualmente, algunos de los firmantes de esta carta pudieran sostener, no nos hacen vacilar a la hora de objetar la injerencia de la Conferencia Episcopal ni de expresar nuestra defensa de los artistas.

"En una sociedad democrática, plural y abierta la blasfemia solo puede producirse en la esfera misma de la religiosidad: una frase, una inscripción en un sitio religioso consagrado por alguna fe -un templo, un cementerio, una escuela confesional- puede serlo. Una palabra o una imagen pronunciada o inscripta en el mundo profano -y por tanto laico y secular- no puede, por definición, ser blasfema.

"La política cultural está ausente desde hace mucho de la agenda pública de nuestro país. Entre la celebración demagógica de jóvenes cantantes populares y el fervor inquisitorio con que la Conferencia Episcopal exige a las autoridades que ejerzan censura confesional sobre la producción artística no parece quedar espacio para una discusión consistente acerca de qué tipo de prácticas culturales deben ser promovidas por el Estado, de cual es la  situación de la creación y de la comunidad artística, ni del sentido mismo de la producción de bienes simbólicos.

"Rechazamos enfáticamente esa apelación a las autoridades para que “velen por una sociedad sana”: conocemos, por muchas y dolorosas experiencias, cual es el sentido y cual es el costo de esa pretendida “salud social”. Deseamos tramitar nuestras diferencias estéticas, intelectuales, políticas, en una escena de libertad, en la que los fracasos y los riesgos contribuyan a conocer, a experimentar y a reflexionar sobre todas las dimensiones de la vida en común".

Sergio Bufano, José Emilio Burucúa, Emilio de Ípola, Rafael Filippelli, Adrián Gorelik, Alejandro Katz, Lucas Martín, Hinde Pomeraniec, Hilda Sabato, Beatriz Sarlo, Hugo Vezzetti

ds