Desasosiego. Tal es el sentir que sobrevoló la cumbre de Mujeres del G20 que organizó Italia, como parte de su presidencia en el bloque, y que reservó un apartado para debatir la situación en Afganistán, en medio de la incertidumbre por el retorno de los talibán al poder. Luego de la resolución a la que el Gobierno suscribió en su momento dentro de Naciones Unidas y que refiere a los múltiples interrogantes, y el latente escepticismo, que despierta la vuelta de este régimen a Asia Central, la presencia hoy en este foro de la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta, reafirmó dicha preocupación.
“Realizamos una reunión ministerial con algunos de estos países para abordar la grave situación en Afganistán, en particular las violaciones de derechos contra las mujeres y las niñas afganas”, tuiteó la ministra en horas de la noche. “Tenemos pleno convencimiento de que la salida solamente puede ser alcanzada a través de un diálogo político inclusivo basado en los derechos humanos, que garantice una paz duradera y sustentable”, agregó.
La conferencia del G20 sobre Empoderamiento Femenino que se celebró en Santa Margherita Ligure, Italia, con formato semi virtual, reservó un capítulo extenso a debatir acerca de las mujeres de Afganistán. "No nos engañemos: las niñas y mujeres afganas están a punto de perder la libertad y la dignidad y podrían retroceder a la penosa situación de hace dos décadas. Corren el riesgo de volver a ser ciudadanas de segunda clase, y afrontar de nuevo la violencia y la discriminación sistemática, solo por su género", expresó Stefano Pizzicannella, director de asuntos internacionales del Departamento de Igualdad de Oportunidades, en nombre del gobierno anfitrión.
El súbito cambio de régimen en Afganistán, tras la caída de Kabul, hace diez días, reconfiguró las prioridades y puso el foco de este foro en el impacto que puede provocar, sobre las niñas y mujeres afganas, el retorno de un régimen oscurantista que cercenaba sus derechos básicos a la educación, el trabajo y la circulación, por no decir a la vida misma, mientras imperó entre 1995 y 2001. Todo bajo una falaz interpretación del Islam y sus enseñanzas.
Tal como esbozó el premier italiano, Mario Draghi, en un mensaje al inicio del foro de Mujeres del G20, “la reunión de hoy se ha vuelto aún más urgente debido a la crisis en Afganistán” y exhortó a que el “G20 debe hacer todo lo posible para garantizar que las mujeres afganas preserven sus libertades fundamentales y sus derechos básicos, especialmente el derecho a la educación. Deben preservarse los progresos realizados durante los últimos veinte años”.
Indicó, también, que “como países del G20, tenemos una obligación no solo con nuestros propios ciudadanos, sino con la comunidad mundial. Debemos defender los derechos de las mujeres en todas partes y especialmente donde están amenazadas”. Durante el primer gobierno talibán, las mujeres tenían prohibido estudiar en las escuelas –y en sus casas, muchas veces, también la formación estaba limitada o era nula-; tampoco podían circular libremente por su cuenta; sus trabajos fuera de casa se veían condicionados a unas profesiones puntuales, como la medicina y tenían que cubrir su cuerpo de forma completa, con un burka.
En los primeros días tras su retorno al poder, los talibán procuraron mostrarse moderados. Aseguraron que respetarían la educación de las mujeres, hasta el nivel secundario, y su derecho a trabajar. No obstante ello, las primeras señales no fueron de lo más alentadoras: entre otras cosas, proscribieron a varias de ellas que se desempeñaban como periodistas en los medios estatales. El último martes, uno de sus voceros les recomendó “quedarse en casa” ante la imposibilidad de garantizar su seguridad frente a sus combatientes.
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El foro Women 20 fue encabezado por la ministra para la Familia y la Igualdad de Oportunidades, Elena Bonetti, y pese a que la agenda original se enfocaba en la promoción de los derechos de las mujeres en sus ambientes de trabajo, educación y capacitación y la protección frente a la violencia doméstica, los recientes sucesos en Afganistán torcieron el rumbo del debate. Bonetti remarcó que los nuevos riesgos para las mujeres y niñas afganas resaltan la importancia de la cuestión de género a nivel global.
Para las conclusiones del debate, no obstante, habrá que esperar puesto que recién se presentarán en la Cumbre de Líderes del G20 en Roma. La declaración pasará a formar parte de los documentos finales de la conferencia sobre empoderamiento económico del G20 a la que el presidente Alberto Fernández ya se comprometió a asistir y donde también es posible que el capítulo afgano sea incluido por la presidencia italiana del bloque.
MB / ED
