En menos de 24 horas, el terremoto que sacudió a San Juan ya tuvo al menos 50 réplicas registradas. El sismo de 6,4 grados en la escala de Richter provocó derrumbes de viviendas, grietas en la ruta y otros destrozos, pero solo hubo que lamentar cinco heridos leves.
Debido a este movimiento telúrico que se registró a una profundidad de 10 kilómetros, se produjo a las 23:46 del lunes, y tuvo su epicentro en la localidad de Villa Media Agua, en el departamento de Sarmiento, el presidente Alberto Fernández modificó su agenda y viajó a San Juan para interiorizarse de la situación, recorrer zonas afectadas y anunciar el envío de fondos para la construcción de viviendas.
El sismo provocó derrumbes, cortes de luz, calles y rutas que se abrieron, además de causar pánico entre la población de distintas zonas. En tanto, el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, informó en una conferencia de prensa que hubo 5 heridos leves, 19 familias evacuadas y contados daños en casas particulares para los que se destinarán 100 millones de pesos para la reconstrucción.
Por otra parte, el geofísico del Inpres, Gerardo Sánchez, confirmó a la agencia Télam que "las réplicas percibidas fueron al menos 12 y no percibidas llevamos más de 50 pero hasta el momento no podemos precisar el número exacto porque estamos procesando y actualizando la información a medida que vamos recibiendo".
En la misma línea, el especialista indicó que basándose en sismos como el ocurrido en Salta en el 2010, que fue de una magnitud de 6.1 grados, o el de Jujuy del 2011, que fue de 5.9 grados, "esto podría tener réplicas de acá a seis meses, que van a disminuir a medida que pasa el tiempo".
Los temblores se percibieron también en otras provincias como Mendoza, Buenos Aires y Córdoba, e incluso en Chile. En varias localidades sanjuaninas, el movimiento telúrico, el mayor en la provincia desde el que causó grandes daños en la misma provincia en 1977, provocó escenas de pánico, que se prolongaron durante la madrugada.
El testimonio de cuatro sanjuaninos tras el fuerte temblor
María José, de 20 años, volvió a San Juan desde la provincia de Buenos Aires a visitar a su familia. El temblor de 6.4 grados la sorprendió cuando estaba con una prima en la puerta de un bar en la esquina de Avenida Libertador y Urquiza, en el centro de la ciudad. “Fue mi primer temblor, nunca había vivido algo tan fuerte. Justo cuando empezó estaba hablando con mi mamá por teléfono, viví el temblor junto con ella y eso fue muy fuerte”, dijo.
“Al principio arrancó despacio y empecé a ver que la gente se asustaba y se levantaba de las mesas. En la mitad del temblor se cortó la luz y quedó todo a oscuras. El bar tenía chapa, y me acuerdo de sentir ese ruido que era impresionante. Los autos frenaban en el medio de la calle sin saber que hacer, y lo que más me asustó fue ver lo mucho que se movía la calle, que parecía que se iba a abrir”, describió.
“De todos los sismos que viví en San Juan nunca sentí uno igual. Fue fuerte y se sintió eterno. Lo peor de los temblores es que nunca sabes cuánto va a durar, qué tan grave puede ser”, contó Anabella Gonzalez, periodista de este medio.
San Juan: Grietas de hasta 3 metros de profundidad en la Ruta 40 a raíz del sismo
“En mi barrio, en el departamento Capital, se cortó la luz en la mitad del temblor, lo que hizo que el susto fuera mucho mayor. Una vez que pasó salieron todos los vecinos con linternas a la vereda para ver si alguien necesitaba algo. La escena de la gente en la puerta de sus casas se repitió en muchos departamentos, en gran parte por temor a las réplicas durante la noche”, sostuvo.
En la provincia, dijo, “siempre está el recuerdo latente de los terremotos del ‘44 y del ‘77”. “Muchos crecimos con ese relato de las pérdidas y el dolor de nuestros padres y abuelos. Cada vez que tiembla hay temor de que pueda pasar algo así otra vez”, detalló.
América Abaca (80) y José Rodríguez (81), un matrimonio del departamento Santa Lucía, contó a este medio cómo vivieron en su casa la madrugada del martes 19 de enero.
José, que aún tiene en su memoria la vivencia del terremoto del ‘44, cuando tenía apenas 5 años, contó: “El ventilador estaba apagado pero parecía que se iba a caer, la casa se movía entera. Miraba las esquinas de la pared para ver si se abrían, por suerte no hubo grietas ni daños, pero se movía toda la pieza”.
Ella, por su parte, aseguró que no pudo conciliar el sueño en toda la noche, y dejó encendidos una lámpara y el televisor por temor a un movimiento sísmico peor. “Sentí que se perdía el mundo. Lo sentí desde el principio y fue larguísimo. Hace mucho que no había algo similar. La habitación se movía mucho, el ventilador, el ropero, el televisor. Tenía la idea de que se iba a hundir todo”, relató la mujer.
EuDr CP