Uno de los tripulantes del avión retenido en Ezeiza denunció penalmente al director de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), José Glinski. Se trata de Víctor Pérez Gómez, es venezolano y viajaba en el Boeing 747 allanado en Ezeiza.
Pérez Gómez, como los restantes 19 tripulantes, se encuentra en el Plaza Central Canning a la espera de una resolución judicial para su situación. Sin embargo, ahora decidió realizar una denuncia contra lo que consideró un “allanamiento ilegal”.
Pérez Gómez es el gerente general de operaciones de Emtrasur, parte del Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos S.A. (Conviasa), sancionada en Estados Unidos desde febrero de 2020. El tripulante se presentó como querellante con un escrito en el que denuncia que hubo un allanamiento ilegal.
Por su parte, el juez federal Federico Villena continúa la investigación analizando las computadoras y los teléfonos de estos tripulantes para descartar o confirmar algún vínculo con el terrorismo islámico.
Desde la PSA aseguran que la denuncia del tripulante no se sostiene ya que es su obligación revisar los vuelos no regulares.
La denuncia del tripulante
El relato de Pérez Gómez comienza detallando cómo, cuando estaban por aterrizar en Ezeiza, recibieron indicaciones desde el aeropuerto para movilizar la nave a una posición remota, “es decir lejana de la rampa”.
Una vez allí los esperaban aproximadamente 60 efectivos de la PSA. “Allí, un funcionario líder de la operación perteneciente a la PSA con los perros antidrogas y antiexplosivos nos avisa que iban a entrar a la aeronave, instrucción que fue acatada, estando en conocimiento de su irregularidad, a fin de poner a disposición de las autoridades argentinas cualquier aspecto que sirva para aclarar el asunto que hoy nos motiva a querellar”, detalla el escrito.
“Los agentes no estaban identificados por lo cual no pudimos saber sus nombres; tampoco requirieron nuestro consentimiento para realizar tal inspección”, continúa. “Compulsivamente suben a la aeronave, entrando por la puerta delantera izquierda y comienzan a desplegar una exhaustiva requisa con gran nivel de detalle sobre todos los espacios disponibles de la nave e incluso los efectos personales de la tripulación que habían quedado allí.
Se quitaron paneles, se chequearon galley, trolley, hornos, etc, sin dar ningún tipo de fundamento ni exhibir documentación alguna. Al cabo de una hora y media culminó la inspección sin ningún tipo de novedad”, concluye Pérez Gómez
RB / MCP