La preocupación pasó a desesperación. La sequía que atraviesa Mendoza provocó que el mismo gobierno provincial declare la emergencia agropecuaria. Los efectos caóticos producto de la falta de precipitaciones impactaron de lleno en la producción ganadera local, principalmente en lo vinculado con el ganado bovino, caprino, equino, ovino y apícola. Las escasas lluvias se suman al daño que fue sometido el sector durante las nevadas invernales que dejaron como saldo graves pérdidas económicas en la industria agrícola.
El director de Ganadería provincial, Damián Carbó, argumentó que Mendoza no escapa a lo que está sucediendo en el centro de Argentina. Y detalló que la región cuyana no es ajena a la situación climática que atraviesa gran parte del país con el tercer ciclo del fenómeno de la Niña.
La situación bordea la desesperación.
Carbó confirmó que algunos productores están atravesando una situación crítica, mientras que otros reconocen una merma significativa en los rindes de producción. Las consecuencias de un ganado sin una buena alimentación afectan no sólo a la producción de este año, sino que conlleva drásticas consecuencias para el próximo.
Eso se debe a que una vaca mal alimentada, no produce leche. En consecuencia, no se preña y, de esa manera, las posibilidades de continuar con la expansión ganadera se hacen imposible.
Mientras que los criadores buscan hacer lugar en los campos para que las vacas dispongan del escaso forraje disponible y tengan más probabilidades de quedar preñadas; en el sector agrícola no saben cómo hacer para salir adelante ante la carencia de lluvias. De un lado y del otro, la situación bordea la desesperación.
La sequía y las diferentes alteraciones climáticas afectan actualmente a los productores del sector, próximamente se trasladarán a los precios exhibidos en las góndolas. El desastre agropecuario es el punto de partida para un año complicado en materia de alimentación e inflación.