¿Viajarías en un vuelo de 20 horas sin escalas?
Este fin de semana podrían emerger nuevos datos del impacto físico y emocional de los viajes de larga distancia: Qantas pone a prueba sus aviones.
Durante decenios, los viajeros han soportado estoicamente el “jet lag” o desajuste horario como una consecuencia inevitable de los viajes largos. Ahora, a medida que las aerolíneas se centran en unos vuelos largos y sin escala sin precedentes, los esfuerzos para contrarrestar estos síntomas debilitantes del desajuste se están convirtiendo en una industria de mil millones de dólares.
Este fin de semana podrían emerger nuevos datos del impacto físico y emocional de los viajes de larga distancia cuando Qantas Airways Ltd. vuele directamente desde Nueva York a Sídney. Ninguna aerolínea ha completado esa ruta sin escala. Está previsto que el vuelo, de casi 20 horas, sea el más largo del mundo. Partirá de Estados Unidos el viernes y aterrizará en Australia el domingo por la mañana.
Esto es todo un ejercicio de resistencia. Científicos e investigadores médicos en la cabina convertirán el nuevo Dreamliner de Boeing Co., volado por Qantas, en un laboratorio de gran altitud. Examinarán los cerebros de los pilotos para medir el nivel de alerta, y estudiarán las comidas, el sueño y la actividad de pocas decenas de pasajeros. El objetivo es ver cómo los humanos aguantan la prueba.
La proliferación de vuelos súper largos (Singapore Airlines Ltd. reanudó los servicios sin escalas a Nueva York el año pasado) están impulsados en parte por el desarrollo de aviones más ligeros y más aerodinámicos que pueden volar más lejos.
Pero la carga física para los pasajeros centra de nuevo la atención en el trastorno del desajuste horario y propicia la proliferación de productos y creaciones caseras para mitigar el sufrimiento. En esa cesta de productos se incluyen: tabletas de melatonina, el medicamento contra la ansiedad de Pfizer Inc., Xanax, y las gafas emisoras de luz Propeaq, que aseguran devolver el cuerpo a la normalidad. Y sí, también hay una aplicación para eso y muchos otros posibles remedios.
El mercado de posibles clientes es asombroso. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo estima que unos 4.600 millones de personas tomarán un vuelo en 2019, un total que aumentará a 8.200 millones para 2037.
La demanda de terapias de jet-lag está creciendo a aproximadamente un 6% anualmente y la industria habrá alcanzado un valor de US$732 millones para 2023, de acuerdo con BIS Healthcare. El mercado más amplio para los trastornos del sueño, dominado por las píldoras, tiene un valor de US$1.500 millones y aumentará a US$1.700 millones para 2023, dice GlobalData, y agrega que más de 80 medicamentos para el trastorno del sueño están en desarrollo clínico.
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