Por qué no vamos a la híper del '89 ni al Rodrigazo (y qué intenta éste gobierno)
Por Gastón Utrera, economista y consultor, director del Instituto de Economía Política de la Universidad Siglo 21.
La definición habitual de hiperinflación es tasa de inflación por encima del 50% mensual. Se trata entonces de una definición que no hace referencia a las características del proceso inflacionario sino a su magnitud. Y puede llegarse a esa magnitud por un proceso monetario o por un proceso de ajuste de precios relativos.
En el proceso monetario hacia la hiperinflación aumenta la oferta de dinero por financiación de un déficit fiscal excesivo y, al mismo tiempo, cae la demanda de dinero mientras los agentes económicos tratan de evitar el 'impuesto inflacionario'. Ambos efectos se potencian, y la inflación crece entonces exponencialmente. Es, por ejemplo, lo ocurrido en 1989. Hiperinflación de libro de texto.
En una hiperinflación por ajuste de precios relativos, bruscas subas de tipo de cambio, tarifas de servicios públicos y otros precios previamente regulados generan un brusco salto del promedio de precios que, dependiendo de su magnitud, puede llegar a calificar como hiperinflación. Si el proceso está acompañado de déficit fiscal excesivo financiado con emisión monetaria y de un gobierno en disolución, la inflación iniciada por el ajuste de precios relativos puede transformarse en un proceso de inestabilidad al estilo de una hiperinflación clásica. Es, por ejemplo lo ocurrido en ocasión del 'Rodrigazo' de 1975.
La situación actual es, desde el punto de vista numérico, cercana a una hiperinflación. Pero es muy diferente al proceso de 1989 ya que, hasta el momento, existe demanda de activos en pesos a tasas de interés decrecientes como consecuencia de cierta estabilidad cambiaria, y es también diferente al proceso de 1975 ya que hoy no hay un gobierno en disolución y está en marcha un fuerte ajuste fiscal y monetario.
En este contexto puede interpretarse que el Gobierno intenta que (a) todo el ajuste de precios relativos se produzca junto, por eso la desregulación se plantea de manera simultánea a la liberalización del dólar y otros precios regulados, (b) todo ocurra rápido, antes de perder apoyo popular, (c) el déficit fiscal y la emisión monetaria se reduzcan lo más rápido posible, para que el golpe inflacionario no tome vida propia.
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