Cruce entre Alemania y EE.UU. por el partido de ultraderecha AfD
Un insólito cruce político y diplomático se produjo entre Alemania y el gobierno republicano de Estados Unidos, cuyos integrantes salieron en defensa del partido alemán de ultraderecha AfD (Alternativa por Alemania), acusado de “extremista”.
Ayer, los servicios alemanes de inteligencia interior clasificaron al AfD, que quedó segundo en las últimas elecciones legislativas, como un movimiento “extremista de derecha demostrado”. Esto implica que las autoridades podrían someter al partido a una estricta vigilancia por temor a hechos violentos.
El anuncio también podría reimpulsar el debate sobre una eventual ilegalización de la formación. Los servicios de inteligencia alemanes ya habían clasificado como “extremista” a las juventudes de AfD y a varias ramas regionales del partido, radicadas en territorios de la otrora Alemania del Este.
La Oficina de Protección de la Constitución, la entidad de inteligencia encargada de este tipo de seguimientos, destacó en su informe la “actitud globalmente hostil hacia los migrantes y los musulmanes” por parte del partido ultraderechista. “La agitación continua contra los refugiados o los migrantes favorece la propagación y la profundización de los prejuicios, del resentimiento y del miedo hacia ese grupo de personas”, señaló.
Los líderes de la formación AfD, Alice Weidel y Tino Chrupalla, denunciaron en un comunicado que la medida implica un “golpe duro para la democracia alemana”.
Pero la principal defensa del partido provino de la administración de derecha de EE.UU. El vicepresidente JD Vance, que en febrero se reunió en Múnich con Weidel, acusó a Alemania de levantar un nuevo Muro de Berlín.
Los países de “Occidente derribamos el Muro de Berlín juntos. Y ha sido reconstruido, no por los soviéticos ni los rusos, sino por el establishment alemán”, declaró Vance, un fuerte defensor de los partidos de ultraderecha en Europa.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, también fue muy duro con su socio europeo. Sostuvo que “Alemania acaba de dar a su agencia de espionaje nuevos poderes para vigilar a la oposición”, opinó Rubio en la red social X. “Eso no es democracia: es tiranía disfrazada”, agregó.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania salió a contestarles en la red social X. “Es la democracia”, respondió directamente en inglés. Y agregó: “Nuestra historia nos enseñó que hay que detener el extremismo de derecha”.
El multimillonario Elon Musk, otro integrante del Gabinete de Donald Trump, se sumó a las críticas. Dijo que prohibir a AfD “sería un ataque extremo a la democracia”.
Las autoridades alemanas no precisaron qué consecuencias concretas tendrá esta calificación, pero la medida otorga a las fuerzas de seguridad importantes medios de vigilancia y de control, incluso de las comunicaciones privadas.
En las elecciones legislativas del 23 de febrero, AfD registró un avance histórico y duplicó su anterior resultado, al recabar más del 20% de los votos. Desde entonces, el partido, fundado en 2013, incluso superó en algunos sondeos a los democristianos de la CDU, la formación conservadora de Friedrich Merz, que será investido canciller el próximo martes.
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