Tiempo libre

El placer de leer, siempre (décimo novena entrega)

La compañía de un libro es enriquecedora, a nivel intelectual y emocional. Hoy hablaremos de Manuel Puig.

Lectura Foto: Pexels / Pixabay

Manuel Puig nació en la localidad de General Villegas, provincia de Buenos Aires, el 28 de diciembre de 1932, y murió en la  ciudad de Cuernavaca, México, el 22 de julio de 1990.

Autor de las siguientes novelas: “La traición de Rita Hayworth” (1968); “Boquitas Pintadas” (1969); “El beso de la Mujer Araña” (1976); “The Buenos Aires Affair” (1977); “Pubis Angelical” (1979); “Maldición eterna” (1980); “Sangre de amor correspondido” (1982); “Cae la noche tropical” (1988).

Puig como cinéfilo

La novela que hoy tengo el placer de difundir, cuyo título está tomado de la letra del tema musical de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera "Rubias de New York", se divide en dos partes de ocho capítulos cada una: “Pintadas de rojo carmesí” y “Boquitas azules, violáceas, negras”, encabezadas por un epígrafe -extraído de un tango o de un bolero- emparentado con el contenido del capítulo.

La historia se desarrolla en una localidad imaginaria de la provincia de Buenos Aires, en la ciudad del  mismo nombre y en las sierras de Córdoba durante las décadas de 1930 y 1940. Gira alrededor del protagonista, Juan Carlos Jacinto Eusebio Etchepare, al que conocemos a través de sus conversaciones en diferentes capítulos, y de la opinión sobre todo de sus familiares y amigos.

El placer de leer, siempre

Está contada en forma novedosa, con un vocabulario de época, a través de diálogos, cartas personales, diarios íntimos, álbumes fotográficos, expedientes, narraciones radiales, canciones, noticias de periódicos, partes policiales, médicos y ministeriales. No existe un narrador que nos explique, por ello a veces le corresponde al propio lector reconstruir los hechos.

 

Manuel Puig, escritor.

 

En ella se exponen el valor de los vínculos afectivos y los establecidos por el deseo sexual, la ambigüedad moral, el egoísmo del alma humana, la importancia de la religión católica, lo difícil de las uniones amorosas, el aburrimiento que generan las labores domésticas, el machismo,  lo emocional como el  núcleo de la vida, la sociabilidad de un pueblo periférico.

Publicada en 1969, “Boquitas pintadas” fue llevada al cine por Leopoldo Torre Nilsson en 1974, siendo los actores principales Cipe Lincovsky, Alfredo Alcón, Luisina Brando, Leonor Manso​ y Marta González; en 1997 Oscar Aráiz y Renata Schusseim  realizaron una interpretación teatral uniendo la actuación y el baile en el teatro San Martín y la repusieron en el 2003 en el teatro Alvear, en la Ciudad de Buenos Aires.

Tres cartas de Manuel Puig

A continuación, transcribo párrafos de una carta –con los errores ortográficos que figuran en el original del libro-, que le envía Juan Carlos, ese joven empleado de la Intendencia, atraído por los juegos de azar y el alcohol, mujeriego codiciado por las mujeres, tres en particular, una de las cuales es “Nené”, perdidamente enamorada de él:

 

Cosquín, sábado 3 de julio de 1937

Querida mía:

Como ves cumplo con mi promesa, claro que un poco más y se me vence el plazo, ya mañana termina la semana. ¿Y vos cómo andás? seguro que ya ni te acordás del que suscribe, viste tanto que paresía que ibas a necesitar una sábana para secarte las lágrimas y los moquitos de la despedida, y esta noche si me descuido ya te me vas a la milonga. Al final tanto no yoraste, apenas unas lagrimitas de cocodrilo, que a una mujer al fin y al cavo mucho no le cuesta.

“Ricurita ¿qué estás haciendo a esta hora hoy sábado? Me gustaría saber ¿estás durmiendo la siesta? ¿bien tapadita? Quien fuera almoada para estar más cerca. Bolsa de agua caliente no me gustaría ser porque por ahí resultás pata sucia y sueno. Sí, mejor no andar buscando cosas raras, mejor ser almoada, y por ahí y quién sabe de que me entero, una jitana vieja me dijo que desconfiara de las rubias ¿Qué le vas a consultar a la almoada? Si le preguntás quien te quiere te va contestar que yo, cómo macanean las almoadas…Bueno, piba, te dejo un rato porque están sonando la campana para ir a tomar el té, me viene bien así descanso un poco porque he estado escribiendo cartas desde que terminé de almorzar.

Bueno, aquí estoy de vuelta, tenés que ver que bien me tratan, tomé dos tazas de te con tres tortas diferentes, vos que sos golosa acá estarías en tu elemento. ¿Mañana domingo vas a ir al cine? ¿Quién te va a comprar los chocolatines?

Rubia, ahora cumplo lo prometido de contarte como es el lugar. Mirá, te lo regalo si lo querés. Todo muy lindo pero me aburro como perro. El Hostal es todo blanco con techo de tejas coloradas, como casi todas las casas de Cosquín. El pueblo es chico, y a la noche si alguno de estos flacos tose se oye a dos kilómetros del silencio que hay

(…)

¿Y qué más? Dicen que la semana que viene al empezar las vacaciones de julio vienen muchos turistas, pero parese que acá en el pueblo no se queda a dormir ninguno, por miedo al contajio, y más podridos que ellos no hay nadie, perdonando la expresión.

(…)

Y vos  rubia mejor es que te cuides bien porque yo allá dejé mis bigías bien apostados, nada de malas pasadas porque me voy  a henterar ¿vos creés que no? Si la llegás a a hacer un paquete con muchos firuletes a algún desgrasiado de allá lo voy a saber más pronto que ligero. No, de veras, yo no sé perdonar una jugada sucia, de eso no te olvides nunca.

Muñeca, se me termina el papel, no te cuento más de la vida acá porque ya te la podés imaginar: descansar y comer.

En cuanto a las enfermeras, son todas a prueba de bala, la más joven fue a la escuela con Sarmiento.

Te besa hasta que le digas basta, Juan Carlos