Control de las redes sociales

Intenciones tóxicas

La desorganización y falta de rumbo que se advierte en las declaraciones presidenciales, se complementó con los devaneos filosóficos sobre la supuesta toxicidad de las redes sociales para la democracia.

Gustavo Béliz. Foto: NA

El anuncio del Secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz dejó perpleja a la audiencia que asistió a la conferencia de prensa del Consejo Económico Social creyendo que escucharía propuestas de consenso para el futuro de económico y productivo de la Argentina.

Esa misma perplejidad se advirtió en el rostro de los funcionarios que acompañaron la iniciativa. La desorganización y la falta de rumbo que se advierte en las últimas declaraciones presidenciales, se complementó con estos devaneos filosóficos sobre la supuesta toxicidad de las redes sociales para la democracia y el evidente divorcio entre la agenda del gobierno y las reales urgencias de los ciudadanos.

El Gobierno quiere profundizar los lineamientos sobre las redes sociales

Las batallas simbólicas y conceptuales que propone la administración de Alberto Fernández se libran en torno al relato. La necesidad de agradar a sectores radicalizados del Frente de Todos y a la vicepresidenta expone la contradicción permanente entre hechos y palabras. Por ello no es difícil imaginar que el anuncio de Béliz, en relación al programa innovador para regular redes sociales, va en línea con anteriores debates que seguramente se han mantenido desde el primer día de gobierno en distintos despachos oficiales.

Regular internet es un objetivo importante de la administración Fernández/Kirchner. Así quedó demostrado cuando por DNU 690/20 se le dio a la prestación de internet el carácter de Servicio Público. Inmediatamente otros ámbitos oficiales se hicieron eco de esa concepción estatista y autoritaria para la regulación de internet y propusieron avanzar sobre los contenidos. Varios proyectos de senadores y diputados kirchneristas proponen la intervención sobre contenidos de portales y redes sociales. También Sabrina Frederic en 2020 desnudó su intención de monitorear opiniones para conocer el humor social haciendo ciberpatrullaje, y Miriam Lewin yendo aún más allá, propuso perseguir las supuestas campañas de desinformación para conocer su origen y sancionarlas.

Adepa cuestionó el proyecto del Gobierno sobre las redes sociales

El sueño por el control de la opinión pública y la imposición del relato fue el motor que impulsó todas las administraciones kirchneristas, como la ley de medios, el intento de algunos sectores políticos, sociales e incluso académicos se da en esta década revestido de innovación, pero es absolutamente antiguo y conservador. Así como Putin a través de la agencia regulatoria de medios rusa, el Roskomnadzor, censura, bloquea internet u ordena a Wikipedia eliminar cualquier mención a la invasión de Ucrania, varios funcionarios y legisladores kirchneristas proponen la creación de oficinas gubernamentales para intervenir sobre el discurso de odio o las fake-news imponiendo un arbitraje estatal sobre la verdad o la supuesta falsedad de las noticias.

Estos audaces anuncios, tanto el de Frederic, como el de Lewin y ahora el de Béliz, solo quedarán en la memoria como frases infelices que trasuntaron “intenciones tóxicas” de control, ya que en todos los casos debieron los funcionarios disculparse y retractarse de implementarlos. Aún así la sociedad toda debe mirar con atención el conjunto del panorama autoritario y censor que impera por estos días entre la más alta dirigencia del Frente gobernante. Por citar un caso, invito a todos a revisar los contenidos periodísticos de la agencia Télam, la agencia gubernamental de noticias, podrán comprobar que, en línea con el Roskomnadzor, la guerra en Ucrania no se refleja con la gravedad que tiene y la palabra invasión fue eliminada de sus crónicas digitales.

 

* Silvana Giudici ex presidenta Enacom Presidenta Fundación LED Libertad de Expresión + Democracia.