El regreso de Hay algo ahí, humor en varias dimensiones
Conducido por Tomás Rebord, alterna entre el humor político y el de varieté: la cultura y la sorna sobre las esferas más altas del poder. La primera mesa del año apuntó al espectáculo, con Roberto Peña y Nito Artaza, en un concurso abierto de imitación de políticos. Rebord se posiciona como una voz firme en una industria avanzada.
Hace ya un tiempo que el srtreaming se impuso en Argentina como una incipiente industria de entretenimiento. Con diversas improntas, los canales nacionales le fueron dando forma a un registro heterogéneo que parece presentar dos cualidades: por un lado, la producción minimalista, en la cual la retórica y el carisma de sus protagonistas mantiene un estándar de calidad que afirma y paulatinamente consolida una comunidad; y por le otro la superproducción, de dimensiones faraónicas. La primera se constata en casi todo el mundo. La segunda parece ser un fenómeno local, si bien el caso de Ibai, en España, es una suerte de excepción megalómana, con la Velada como corolario.
En Blender, Hay Algo Ahí, ciclo conducido por Tomás Rebord y coconducido por Juan Ruffo, es un caso aparte. La apuesta es por el humor, en varias dimensiones: a veces político, a veces de varieté, alterna entre un contacto con mercancías culturales preciadas y la sorna hacia las esferas más altas del poder. A su vez, la apuesta es por el espectáculo: alcanza con mencionar la mesa del primer jueves del año (que, dado que este año no harán el ciclo los viernes, tuvieron que imponer el conocido acrónimo “juernes” ). Con la participación de Roberto Peña y Nito Artaza, la temática fue la imitación de políticos y el formato un concurso. Así, en una épica final a tres voces, imitadores de Patricia Bullrich, Manuel Adorni y Guillermo Moreno se trenzaron en un debate que por momentos parecía imitar a la realidad de manera alarmante. Lo curioso es la cohesión interna de la primera semana, ya que el viernes el escritor Juan Ruocco había acercado el tópico de la hiperstición que, en resumidas cuentas, refiere a una ficción que crea el futuro que predice. Complejizado por el autor Nick Land en una dimensión que excedería el tópico de esta nota, con esa sucinta aproximación basta para ilustrar una casualidad que quizás no fue premeditada, pero que deja un balance auspicioso. El elenco del programa, versátil y único en su especie, parece preparado para generar un análisis de la realidad a la altura de las circunstancias, en el que lo caótico e impredecible no pierda de vista la coherencia de un producto cuidado. Tan dispuesto al debate de ideas como a la confrontación, Rebord se posiciona como una de las voces ineludibles de una industria ya afianzada, en donde la cultura, la política, el humor y por momentos la filosofía, comparten el escenario y montan una fracción de la comedia humana.
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