Reverso con Carla Peterson: una trama original que requiere de grandes interpretaciones

Todo está dado para que Reverso, ¿qué es real y qué no? sea el primer éxito de la temporada teatral porteña. Con un elenco compuesto por nombres relevantes de la actividad, no podía ser de otra manera. Los nombres de Carla Peterson, Marco Antonio Caponi, Nicolás García Hume y Diego Cremonesi son un atractivo en sí mismos que, al combinarlos sobre un escenario, se potencian. A ellos se suman dos grandes intérpretes como Emilia Claudeville y el extraordinario Juan Isola, quien se gana los aplausos más efusivos.

De texto de Matías Feldman poco voy a decir porque es el espectador quien tiene que ir atando cabos a medida que se desarrolla la obra que también dirige. Parte de un reencuentro de gente que trabajaba junta, en un ambiente familiar en el que se va develando un hecho. Sólo voy a indicar que esta propuesta requiere de un gran esfuerzo por parte de los intérpretes para llevar adelante las situaciones que se suceden en la Sala Pablo Picasso del Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660, CABA). Esfuerzo mental y físico, lo que sin dudas representa un gran desafío para ellos, del cual salen airosos. Quizás quien más sorprende es Cremonesi, convertido en un marido sumiso y desabrido; en su acertada composición hasta se lo ve más pequeño y distinto a otros roles que compuso. Y quien encanta es Isola, pues es capaz de convertirse y reconvertirse en diferentes cosas en segundos, siempre respondiendo al personaje vívido que le tocó hacer.

Pero en este elenco de grandes intérpretes, el personaje de Peterson va adquiriendo el comportamiento más extraño (ahí radica su gran actuación), mientras la pareja compuesta por Caponi y García Hume va de la ternura al enojo en segundos, marcando el aspecto más colorido de las interpretaciones. Ellos son los que tienen la llave de lo que pasa en la obra. Y la aparición de Claudeville termina de complicar y de redondear toda la trama. 

Esta conjunción hace que el anuncio de "No hay más localidades" aparezca en la cartelera del Paseo y que la sala se vea colmada de gente que ríe, aplaude y se queda muy callada en el final, casi sobrecogida. Quizás pensando que los actos impulsivos pueden tener una consecuencia indeseada. Después de que se apagan las luces y vuelven a encender con la aparición  de los actores, rota ya la magia del teatro, todo es aplauso para esas seis personas que dieron todo para entretenernos. 

Esta obra experimental tiene funciones viernes a las 21,30, sábados a las 19.30 y domingos a las 21. Encontrá acá más info sobre las entradas.