Los activos chilenos caían el lunes temprano después de que el candidato de izquierda Gabriel Boric ganara la segunda vuelta de las elecciones presidenciales por un margen mucho más amplio de lo esperado, lo que le otorgó un fuerte mandato para seguir adelante con sus reformas estructurales.
El peso se debilitaba 3% a 871.46 temprano en Santiago, y el rendimiento de los bonos en dólares subía. En el período previo a las elecciones, el peso chileno fue una de las divisas con peor desempeño del mundo, con una baja del 16% en 2021, una caída solo superada por la de la lira turca y el peso argentino. El ETF iShares MSCI Chile caía un 7,7% en las operaciones previas a la apertura del mercado en Nueva York.
“Los activos no tenían incorporado este nivel de diferencia en votos de Boric y Kast, ni que tuviera una participación tan alta la elección”, dijo el domingo Hugo Osorio, subdirector de estrategia de inversión de Falcom Asset Management.
Boric logró la victoria con el 56% de los votos, frente al 44% de Kast. Algunas encuestas no oficiales previas a la elección indicaban que los candidatos tendrían una diferencia mucho menor.
Kast obtuvo el primer lugar en la primera ronda realizada el 21 de noviembre, con un 28% de los votos, seguido de Boric, con un 26%. Los chilenos acudieron en masa a votar el domingo, con más de 8,3 millones de votos emitidos, la mayor participación desde el regreso de la democracia en 1990.
Boric, exlíder estudiantil y actualmente diputado de la Cámara Baja, se postuló como candidato de la coalición Apruebo Dignidad, que incluía una variedad de partidos de izquierda, incluidos el Partido Comunista. Tras la primera vuelta, Boric y su rival Kast moderaron su mensaje para atraer a los votantes del centro.
El domingo en su discurso, reiteró que mantendrá la responsabilidad fiscal y que tendrá que negociar con el Congreso para avanzar en sus reformas, que incluyen subir los impuestos, proteger el medio ambiente, mejorar los servicios sociales y desmantelar el sistema privado de pensiones del país.
Los fondos de pensiones privados, creados en los años 80 durante la dictadura de Augusto Pinochet, se han convertido en un baluarte de los mercados de capitales locales. Sin embargo, sus opositores dicen que no han proporcionado pensiones decentes.
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