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Jennifer O'Neill, la nueva estrella de BlackRock tras el acuerdo de deuda Argentina

Tiene 39 años y ha pasado poco tiempo en América Latina y su español, según su propia descripción, solo es “más o menos”.

Jennifer O'Neil (Blackrock) y Martín Guzmán 20200908
El ministro Martín Guzmán en diálogo con la abogada de Blackrock Jennifer O'Neil. | Captura de pantalla

En una sola semana Jennifer O’Neil, de 39 años, ayudó a sellar la reestructuración de las deudas de Argentina y Ecuador, lo que la impulsó al protagonismo en BlackRock Inc. y en el pequeño mundo de las negociaciones de bonos soberanos, dominado por hombres.

Su papel fue particularmente notable en Argentina, que había caído en default por US$65.000 millones en manos de docenas de firmas de inversión, incluida BlackRock, donde es directora general. Fue el noveno default del país y, en medio de la pandemia, el Gobierno de tendencia peronista no estaba enviando señales de flexibilidad.

Martín Guzmán, su ministro de Economía de 37 años, irritaba a muchas de sus contrapartes con sus detalladas explicaciones académicas —él es el protegido de Joseph Stiglitz, premio Nobel y defensor del mundo en desarrollo— lo que llevó a horas de duras negociaciones intercaladas con períodos de silencio.

Guzmán irritaba a muchos por sus detalladas explicaciones académicas

Gerardo Rodríguez, anteriormente un funcionario de finanzas mexicano, estaba liderando las conversaciones para el grupo de BlackRock y se le había colmado la paciencia. La historia de default de Argentina estaba pesando mucho. En un momento, las voces comenzaron a elevarse.

En julio, O’Neil, que era miembro del equipo, asumió el papel principal. A pesar de ser menos conocida en ese mundo, o tal vez debido a eso, se convirtió en la cara visible de su lado y no terminó hasta que hubo un acuerdo. La resolución otorgó a los acreedores alrededor de 55 centavos por dólar, más de US$13.000 millones sobre lo que el país había dicho originalmente que era factible. Una docena de personas en todos los extremos de las negociaciones le dan crédito a su trabajo tanto dentro del grupo de bonistas, como con los argentinos.

O´Neill se convirtió en la cara visible del acuerdo 

No es, dice O’Neil, que las teorías académicas de Guzmán no la hayan frustrado. Lo hicieron. Y no es que no estuviera al tanto de la trágica historia de defaults de Argentina. Lo estaba.

Simplemente eligió no dejarse llevar por esas cosas y, en cambio, decidió afrontar las negociaciones como una maratón, en lugar de un sprint, dijo en una entrevista la semana pasada después de que el Gobierno anunciara que 99% de la deuda externa sería reestructurada. “En lugar de atravesar la pared de ladrillos, tenemos que encontrar cómo hacer una casa con la pared de ladrillos o derribarla ladrillo a ladrillo”, dijo a través de una videoconferencia.

Debido al covid-19, las negociaciones fueron virtuales, lo que significa que las conversaciones triviales y las interacciones humanas que pueden ayudar a generar confianza fueron escasas. Pero O’Neil, que vive en Tribeca en Nueva York, habló con Guzmán sobre sus propios años en Nueva York, donde había sido, hasta hace poco, investigador en la Universidad de Columbia. Ella es deportista, como él, y a veces corre en Central Park, cerca de su antiguo barrio.

“Él y yo pudimos conectar”, recordó. “Es ese tipo de cosas en las que tienes cinco minutos de ese tipo de conversación. Una vez que volvimos a hablar de economía, su tono fue diferente. Las palabras que dijo no fueron solo ‘no’”.

“Él y yo pudimos conectar”, en referencia a Guzmán 

Las personas que participaron en las negociaciones consideran que O’Neil es una persona que presta atención a los detalles y enfocada. Un alto funcionario argentino la describió como “profesional, respetuosa y rigurosa”.

Su perfil en alza refleja en parte la influencia de BlackRock, la administradora de fondos con más de US$7 billones en activos. Su presidente, Laurence Fink, ha hecho hincapié en afirmar que los inversores deben mirar más allá de las ganancias, hacia la responsabilidad social.

Los funcionarios argentinos hicieron los primeros intentos de obtener apoyo de Fink mientras enfrentaban la catástrofe económica de la pandemia. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, también lo llamó después de una solicitud del presidente de Argentina, Alberto Fernández. Pero las tensiones se mantuvieron altas hasta que O’Neil tomó el liderazgo.

Ella replica que es absurdo darle demasiado crédito porque esto fue producto del trabajo en equipo, combinado con suerte. Ciertamente, hubo otros actores importantes como Pablo Federico de Ayres Investment, quien hizo gran parte del análisis, así como Ian Glastein de Monarch Alternative. Aun así, lo logró y se ganó la confianza de los grupos de tenedores de bonos.


Quién es Jennifer O´Neill

Jennifer  O’Neil había planeado ser médica y estudió biología matemática en la Universidad de Washington. Pero en un intercambio estudiantil en Copenhague descubrió la bioética y el derecho y se sintió fascinada por dilemas como la clonación y la investigación con células madre.

Consideró brevemente hacer un doctorado en bioética, pero eligió la facultad de derecho de la Universidad de Boston, conocida por su solidez en derecho de la salud. Una pasantía en la Sociedad Estadounidense del Cáncer centrada en la legislación sanitaria la hizo reconsiderar nuevamente.

Estaba planeando regresar a California ya que la costa este le parecía poco atractiva (“hace mucho frío y el esquí es terrible”), y pensó que se entrevistaría con firmas de la costa este para practicar para las entrevistas en el oeste. Pero quedó menos impresionada con las firmas de California y terminó en Nueva York en Jones Day, donde descubrió el mundo de la reestructuración. Encajaba.

Pasó a BlackRock en 2015. Cubre reestructuraciones soberanas y corporativas de Estados Unidos. Además de Argentina, estuvo involucrada en la reestructuración de US$17.000 millones de Ecuador y en otros acuerdos de deuda corporativa relacionados con la pandemia. Todo esto mientras trabajaba desde casa: O’Neil pasó los últimos meses entre Tribeca y Long Island.

Sus colegas de BlackRock dicen que se ha formado un equipo en torno suyo y que Argentina ha sido una gran oportunidad para ella. Ella devuelve el mérito diciendo que sus decisiones de carrera han sido definidas tanto por sus mentores y colegas, como por temas.

“Dentro de nuestro grupo, dejamos que la gente aprovechara sus puntos fuertes”, dijo. “Se trataba de conseguir tracción y una vez que lo conseguí, pensé, ‘sigamos con esto’”.