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ELECCIONES EN BRASIL

Bolsonaro se acerca a la presidencia tras primera vuelta electoral

Jair Bolsonaro, el ex capitán de extrema derecha del Ejército de Brasil, logró una enorme ventaja en la primera ronda de las elecciones presidenciales el domingo ya que unos votantes indignados tras años de recesión, escándalos de corrupción y una tasa de criminalidad en auge apostaron por la contundencia de su mensaje. Galería de fotos

Brazilians Vote In The First Round Of Presidential Elections
Brazilians Vote In The First Round Of Presidential Elections | Bloomberg

Jair Bolsonaro, el ex capitán de extrema derecha del Ejército de Brasil, logró una enorme ventaja en la primera ronda de las elecciones presidenciales el domingo ya que unos votantes indignados tras años de recesión, escándalos de corrupción y una tasa de criminalidad en auge apostaron por la contundencia de su mensaje. El resultado encauza al siete veces congresista hacia la victoria en la decisiva votación de segunda vuelta el 28 de octubre, cuando se enfrentará a su rival más cercano, el candidato del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad.

El dominio de Bolsonaro el domingo fue tan abrumador que brevemente pareció que iba a captar suficientes votos para no tener que ir a una segunda vuelta, algo que no ha sucedido en 20 años. Al final, terminó con el 46,2 por ciento, apenas por debajo de la mayoría necesaria para ganar, frente al 29,1 por ciento de Haddad, dijeron los cargos electorales. En una retransmisión en directo en Facebook tras conocerse los resultados, Bolsonaro pareció cuestionar la legitimidad de las cifras, pero indicó que se estaba preparando para la segunda ronda. El candidato dijo que los brasileños ahora tenían que elegir entre los valores que él representa, "familia, Dios y justicia", o convertirse en Venezuela.

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Las próximas tres semanas prometen ser intensas. Mientras que la ventaja de Bolsonaro parece casi insuperable, los millones de brasileños que se oponen vehementemente a su candidatura populista, y sus matices de misoginia, homofobia y negación de la dictadura, harán un último esfuerzo por frenar su avance hacia la presidencia. Pero se enfrentarán a fuerzas poderosas que no son muy diferentes a las que ayudaron a poner a Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos y Andrés Manuel López Obrador en México y que dieron al Reino Unido su veredicto sobre el brexit.

"Serán tres semanas de un escenario peligroso y altamente polarizado", dijo Mauricio Santoro, científico político de la Universidad Estatal de Río de Janeiro. "El nivel de conflicto será muy alto", dijo, y agregó que ambos tienen que superar tasas de rechazo muy altas para ganar. Los mercados financieros fluctuadon, siguiendo los altibajos de los dos candidatos. Los inversores apoyan a Bolsonaro, no tanto porque confían en que podrá adoptar unas mejores políticas económicas, sino porque es el candidato más viable para prevenir el retorno del Partido de los Trabajadores de Haddad y sus políticas económicas intervencionistas.

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Quien asuma el mando de la economía de US$2 billones se enfrenta a la abrumadora responsabilidad de encontrar trabajo para los 13 millones de desempleados del país, rebajar los asombrosos niveles de criminalidad de Brasil y cubrir un déficit fiscal equivalente al 7 por ciento del PIB. Para ello, el presidente necesitará la cooperación de un Congreso altamente fragmentado y de una sociedad cada vez más dividida desde la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

Esa división estuvo de manifiesto por todo el país el domingo. Los partidarios de Bolsonaro celebraban mientras esperaban los resultados el domingo por la noche. "La gente está rebelada y cansada de promesas", dijo Isabel Macedo, de 63 años. "Merecemos algo mejor".

En el hotel de São Paulo, donde se reunía el Partido de los Trabajadores tras el cierre de las urnas, el ambiente fue más negativo, aunque hubo un alivio palpable cuando quedó claro que Haddad competiría en una segunda ronda. Para Haddad, la pregunta clave es si puede salir de la sombra del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que se encuentra en la cárcel por corrupción y blanqueo de dinero.

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El meteórico ascenso del ex ministro de Educación en las urnas antes de la votación del domingo se debió casi en su totalidad a que el Partido de los Trabajadores basó su campaña en el eslogan "Haddad es Lula". Pero mientras Lula sigue inspirando a seguidores devotos, otros lo critican como jefe de un partido que creó un escándalo de corrupción masiva y gobernó la peor recesión del país.

Ciro Gomes, el tercer candidato con un 12,5 por ciento de los votos, ya indicó que apoyará a Haddad en la segunda ronda, pero sus votos juntos aún son muy inferiores al total de Bolsonaro. "Haddad intentará traer un mensaje conciliatorio para ganarse a los indecisos", dijo Thiago de Aragao, socio de Arko Advice, una consultora de riesgo político con sede en Brasilia.

Bolsonaro, quien pasó gran parte de las últimas semanas recuperándose de un apuñalamiento sufrido durante la campaña, comenzó a atenuar algo de su retórica incendiaria con la esperanza de llegar a los votantes más moderados. "La forma más eficiente de ganar sería ser lo más discreto posible", dijo Aragao. "No sé si lo hará, pero cada vez que entra en un debate oral se arriesga a darle munición a Haddad". "Siento paz interna", dijo Luciano Cerqueira, de 43 años, un marine. "Brasil va a ser liberado. Volverá a tener respeto en el extranjero con la victoria de Bolsonaro".