Jair Bolsonaro salió de la primera ronda de las elecciones presidenciales de Brasil con un discurso inusualmente moderado, publicitando buenas noticias económicas en una señal de que ha comenzado a escuchar a sus asesores y evitar temas controvertidos en un intento por persuadir a votantes moderados.
El usualmente pendenciero líder, que quedó en segundo lugar en las elecciones del 2 de octubre, pero con un resultado mucho más sólido de lo que habían anticipado los principales encuestadores, se ha abstenido de alegar fraude electoral como muchos temían, e incluso ha reconocido que la pérdida de poder adquisitivo durante la pandemia probablemente aumentó el apoyo a su rival de izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva.
Datafolha lame sus heridas y vuelve a la carga midiendo el ballottage: 49% a 44% para Lula
Ambos hombres se preparan para una segunda vuelta electoral el 30 de octubre, y las mesuradas palabras de Bolsonaro son parte de una estrategia diseñada por directores de campaña que durante meses han intentado convencerlo de que poner en duda los votos electrónicos del país le han costado valiosos puntos porcentuales de respaldo, según tres asesores políticos que pidieron no ser identificados debido a que se trata de planes internos.
Si bien no hay garantía de que no volverá a ser el mismo de antes, Bolsonaro tenía otra razón de peso para bajar el tono de su discurso, dijeron los asesores: el sistema electrónico no solo le dio más votos de los previstos, sino que también eligió a un gran número de aliados, incluido su propio hijo, 14 senadores y al menos 188 representantes de la Cámara Baja.
Lula cambió su postura sobre el aborto pero advirtió que es un tema que debe tratar el Congreso
Agenda Positiva
Al menos por ahora, el presidente ha tratado de enfocarse en una agenda más positiva, jactándose de una caída en los precios del combustible que fue posible gracias a recortes de impuestos, y prometiendo más gasto social si es reelegido. Sus asesores quieren que se mantenga en ese rumbo, delegando los temas más controvertidos a sus aliados.
Aún habrá que ver si las buenas noticias económicas serán suficientes para influir en los votos de los brasileños de bajos recursos, que todavía lidian con un aumento en los precios de los alimentos de más de 13% anual.
La estrategia de Bolsonaro es también mostrar que tiene una gran coalición detrás de él. La publicidad televisiva que se mostrará el viernes transmitirá ese mensaje, donde un presentador dirá: “Si quiere un gobierno de paz y armonía para Brasil, necesitamos un presidente que trabaje con los representantes que usted ha elegido”.