El gobierno entrante de Brasil no firmará el pacto mundial de migración de las Naciones Unidas, siguiendo los pasos de EE.UU. y Chile en la aplicación de medidas enérgicas sobre la apertura de fronteras.
Ernesto Araújo, quien será ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno del presidente electo, Jair Bolsonaro, dijo en Twitter que el Pacto Mundial de las Naciones Unidas para la Migración es "un instrumento inadecuado para enfrentar el problema" y que la migración debe ser tratada por los países en forma individual. Brasil buscará un marco regulatorio compatible con su propia realidad, señaló.
Bolsonaro, quien asumirá el cargo el 1 de enero, ha señalado que adoptará un enfoque más estricto sobre la migración hacia la economía más grande de América Latina, con énfasis en el flujo de venezolanos que huyen de la crisis económica de su país, que afecta a los servicios públicos a lo largo de la frontera norte y causa mayor tensión y animosidad entre los locales. La medida también concuerda con el compromiso de alinear más a Brasil con EE.UU., que criticó a los organismos de gobierno globales y prometió construir un muro a lo largo de la frontera con México.
El mes pasado, Bolsonaro propuso la creación de campos para miles de refugiados venezolanos en el estado fronterizo de Roraima y ha criticado a gobiernos izquierdistas anteriores por apoyar al gobierno socialista de Venezuela.
En referencia a la crisis con su vecino del norte, Araújo dijo que "lo fundamental es trabajar por la restauración de la democracia en Venezuela".
El tratado de migración de la ONU cuenta con el respaldo de más de 150 países; sin embargo, algunos gobiernos, como los de Estados Unidos, Hungría, Polonia y Chile, lo rechazan. El mandatario chileno, Sebastian Piñera, quien ya revisó las leyes de inmigración de la nación desde que asumió el cargo a principios de este año, dijo que su gobierno necesita autonomía para lidiar con las oleadas de migrantes provenientes principalmente de Venezuela, Haití y Colombia.