Las acciones estadounidenses cambiaron poco en las escasas transacciones de la tarde del último día de 2018, el cual se perfila como el peor año desde la crisis financiera. Los bonos del Tesoro subieron y el petróleo borró sus ganancias.
El S&P 500 se elevó ante el optimismo de que el presidente Donald Trump avanzará hacia un acuerdo comercial con China, afectando las pérdidas que lo llevan camino hacia la mayor derrota de diciembre desde 1931. Los mercados de tesorería cerraron temprano para la víspera de año nuevo, con la tasa a 10 años en sus mínimos hace 10 meses. El índice de referencia de las acciones está sumido en su peor mes desde febrero de 2009 y en el peor año desde 2008.
Las acciones en todo el mundo cojean hasta el final de un año deprimente cuyos mercados de valores han sido bajistas desde Japón hasta Alemania. El principal indicador de Europa tuvo una caída de 13 por ciento en el año, la mayor desde 2008. Los futuros del gas natural cayeron por debajo de US$3 por primera vez desde septiembre, ubicándolo como el peor diciembre desde 1991.
El crudo borró las ganancias que lo llevaron a más de US$46 por barril. Es su primera caída anual desde 2015. El dólar bajó a medida que continúa el cierre de gobierno en EE.UU. El euro se mantuvo estable frente al dólar después de que el gobierno populista de Italia obtuvo la aprobación parlamentaria final para su presupuesto de 2019.
Las acciones globales están en su peor año desde la crisis financiera dado que el petróleo está sumido en su mayor caída trimestral desde 2014. En los próximos 12 meses se avecinan muchos riesgos, desde la salida del Reino Unido de la Unión Europea, hasta las conversaciones comerciales entre EE.UU. y China, pasando por el continuo enfrentamiento presupuestario entre el presidente Trump y el Congreso. El panorama político estadounidense también está inquietando a los inversionistas tras la partida de altos funcionarios y las reiteradas críticas de Trump sobre el presidente de la Fed, Jerome Powell.
En otros lugares, las acciones de los mercados emergentes subieron y sus monedas se mantuvieron estables, aun en medio de la contracción de los datos de las fábricas en China.
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